El pasado 5 de mayo salía el último juego de estrategia del universo futurista de Games Workshop. Por ello, hoy toca el análisis de Warhammer 40.000: Chaos Gate – Daemonhunters.
Análisis de Warhammer 40.000: Chaos Gate – Daemonhunters | Sus rasgos básicos
¡Hola gente! Como os venía comentando, a comienzos de este mes salía para Steam y Epic Games Store el último lanzamiento de Warhammer. En esta ocasión, el equipo desarrollador de Complex Games presentaba Warhammer 40.000: Chaos Gate – Daemonhunters. Título que hemos seguido con atención desde que se anunció.
Un título de estrategia por turnos donde tendremos que llevar a los Caballeros Grises en su cruzada contra el Caos. En esta ocasión, los herejes de la Plaga seguidores de Mortarion son la amenaza. Por ende, tendremos que poner nuestras habilidades a servicio del Emperador para purgar la amenaza antes de regresar a casa. Con esta premisa nos encontramos con uno de los mejores juegos de la franquicia en lo que llevamos de año.
Una historia apabullante
En un prólogo que nos sirve de tutorial, el capitán de los Caballeros Grises, Agravain, vence en una lucha épica al demonio Ere’khul seguidor de Khorne. Sin embargo, tiene que sacrificarse para conseguir vencerle. Como consecuencia, el vacío de poder en la nave Baleful Edict lo ocupas tú. No obstante, pese a que la misión es cumplida, cuando dispones a hacer el viaje de vuelta a Titán, planeta origen de los Caballeros Grises, hay un improviso.
La llegada de la inquisidora Vakir nos presenta el peligro que supone la nueva amenaza del brote de Plaga en el sistema. De esta manera, tendremos que ir viajando por los diferentes planetas sofocando los brotes. Aunque recordad que venimos de una campaña, por lo que nuestra nave necesitará de reparaciones. Así pues, habrá que poner soluciones a medida que avanzamos en una campaña que poco a poco nos adentra más en las tinieblas.
La calidad narrativa es bastante notable. Esto tiene una explicación que seguro que hace las delicias de los seguidores. El principal guionista de Warhammer 40.000: Chaos Gate – Daemonhunters es Aaron Dembski-Bowden. El aclamado escrito de muchas de las novelas que componen la Biblioteca Negra del universo de Warhammer 40.000.
La jugabilidad: estrategia y rol casan genial
La jugabilidad es una gozada. La forma en la que han podido unir la estrategia por turnos al estilo XCOM junto al rol en la gestión de la nave es fantástica. Le da una profundidad notable que hace las 30-40 horas se pasen voladas. De hecho, la combinación hace que el juego se divida en dos partes diferenciadas con ritmos diferentes. Empecemos por la estrategia y el combate.
El combate y la estrategia
Como comentaba antes, la narrativa de la historia nos enfrenta a la Plaga; es decir, a la Guardia de la Muerte (o Death Guard). El objetivo será impedir que el brote se extienda lo suficiente como para infectar el sistema y sumirlo en el caos. Para ello, a medida que vayan apareciendo, tendremos que acudir al planeta que toque y derrotar al enemigo. Evidentemente, esto no es tan sencillo, ya que no podremos llegar a todos los sitios a la vez, por lo que habrá que gestionar y decidir nuestro destino. A medida que vaya avanzado el brote en los planetas, más difíciles serán las batallas porque las tropas enemigas serán más poderosas. Por tanto, la gestión es la primera parte del combate y es crucial saber controlarla.
Una vez se inicien las hostilidades, tendremos que controlar nuestra escuadra de cuatro caballeros. El sistema se basa en turnos y coberturas clásicas al estilo XCOM. No obstante, el entorno es un factor muy a tener en cuenta a la hora planificar los ataques. La destrucción puede venir desde cualquier parte e, incluso, podemos usar a nuestros personajes para tirar abajo columnas que caigan sobre un grupo de enemigos. Más allá de eso, tendremos los puntos de acción clásicos que usaremos para movernos, disparar y habilidades. También tenemos las estratagemas que, al igual que en el juego de mesa, para usarla en los momentos oportunos. Su correcto uso puede darnos una ventaja crucial.
Finalmente, destacar la adaptación que han conseguido del tablero de mesa al juego. Es muy gratificante saber que las características y habilidades de los personajes están basadas en las originales del juego de mesa. Lo que proporciona una especie de simulación de ciertas partes de las reglas originales.
El estilo RPG de Warhammer 40.000: Chaos Gate – Daemonhunters
Cuando estuve probando Warhammer 40.000: Chaos Gate – Daemonhunters supe que la parte de rol iba a ser lo mejor del análisis. A medida que vayamos avanzando en la campaña, se nos plantearan dilemas a los que, como capitanes de la nave, deberemos tomar decisiones. Estas influyen en cómo plantearemos los combates y el propio devenir de la historia. Si aparece una tormenta de la disformidad, tendremos que decidir si ponemos a salvo los barracones o los motores. En función de nuestra elección, habrá penalizadores o bonificadores. En este caso, si protegemos los barracones tendremos el motor dañado, ergo iremos más despacio y no podremos llegar a los planetas a tiempo. Esto favorecerá el desarrollo del brote y a la larga, combates mucho más duros (esto es un ejemplo).
Además, tendremos que mantener el equilibrio en nuestras relaciones con Vikir, Lunete y Ectar, los tres personajes principales de la nave. Cada uno mostrará más preocupación por sus campos (investigación, reparaciones mecánicas y barracones respectivamente). Por ello, es crucial saber qué queremos hacer en cada momento para hacernos con las ventajas apropiadas en los momentos justos. De lo contrario se nos puede hacer muy larga la batalla.
En cuanto a los personajes, cada uno es único. La personalización total de ellos también ayuda a crear ese vínculo con cada uno de tus soldados. No obstante, el punto más flojo que he visto ha sido el lento desarrollo de sus habilidades. Las primeras horas de juego son divertidas, pero excesivamente lentas. Además, las habilidades son tan básicas que obliga a tomar un estilo de juego muy conservador para no perder a tus tropas (si mueren más de 3 veces a lo largo del juego es unidad perdida permanentemente). Luego, una vez van avanzando y ganando niveles, la velocidad se acelera y puedes tomar un estilo de juego más agresivo. En consonancia a la verdadera naturaleza de los Caballeros Grises.
El apartado gráfico
Sin duda, el apartado gráfico es muy bueno y es uno de los motivos por lo que me ha gustado tanto este Chaos Gate. La estética gótica, oscura y brutal del universo del 41 milenio te mete de lleno en el fragor de las batallas. De hecho, el clásico combate gore es una constante en las dinámicas y conseguidas animaciones de las tropas. Además, la variedad de enemigos (cada uno con sus atributos) tienen animaciones personalizadas. Lo que favorece esa originalidad al descubrir a un nuevo seguidor del caos y cómo nuestros soldados actúan frente a ellos.
Particularmente me ha gustado mucho, dentro del apartado artístico, la gran influencia que han tenido con las miniaturas. El comportamiento de cada enemigo es igual al del tablero de mesa y los colores, diseños y características de cada uno es como si los hubieran digitalizado. Ese mimo y detalle que han mostrado con ello, añadido a lo bien que luce gráficamente, me ha encantado. Sobre todo porque dota a la narrativa un tono épico muy típico de las novelas de la Biblioteca Negra. Es una experiencia inmersiva en la esencia del 41 milenio.
Análisis de Warhammer 40.000: Chaos Gate – Daemonhunters | Conclusiones
Sin duda uno de los mejores juegos de estrategia de esta primera mitad de año. Y, desde luego, de las apuestas más fuertes de Games Workshop en su apuesta de cara a este 2022. Un juego muy completo, largo (cerca de 30 horas mínimo) y que nos desafía continuamente. Aprender a jugar es sencillo, pero siempre queda la sensación de no poder dominarlo. Esto, lejos de ser un inconveniente, potencia esa dificultad añadida.
No hay enemigo sencillo cuando te enfrentas a la Plaga y a sus marines de la Guardia de la Muerte. Sin duda, el reinicio de esta saga iniciada en 1998 se salda con una notaza:
- Animaciones dinámicas y épicas de combate.
- La mezcla entre estrategia y rol está muy conseguida.
- La alta calidad narrativa de la historia.
- Lento desarrollo en sus inicios. Se hace algo pesado.
- Poca variedad de personalización en algunos campos concretos.
- Un poco más largo de lo que esperaba. Aunque asumible.