
Desde el lanzamiento de NieR: Automata, a Yoko Taro se le tiene en muy alta estima. Los proyectos en los que participa a buenas o a malas siempre han tenido su sello especial, pero pecaban de una jugabilidad algo mala en comparación al resto del conjunto. La ayuda de Plantinum Games fue perfecta, aunque ya con el casi remake de NieR: Replicant no contaban con ellos. Aun así, el equipo encargado supo darle un enfoque muy acertado a la acción bebiendo de lo aprendido en Automata. Ahora con Voice of Cards: The Isle Dragon Roars, y Yoko Taro como director creativo, el estudio Alim ha decidido plantearse un concepto claro: un videojuego hecho al completo por cartas. La propuesta ya sonaba extraña, pero… ¿Habrá cumplido con las expectativas? Os lo contamos en nuestro análisis.
Análisis de Voice of Cards: The Isle Dragon Roars. Una narrativa familiar
En un mundo distante conformado por cartas, un dragón está atacando una tierra indefensa. Frente a la conmoción de sus habitantes, una reina decide ofrecer una recompensa por su cabeza, y varios aventureros acuden a la cita para derrotar al dragón. Uno de ellos es nuestro protagonista, un canalla bastante despreocupado, y su fiel compañero monstruo Zafir. Pronto más personajes se unirán a nuestro grupo, y nuestra misión de derrotar al dragón irá evolucionando de formas insospechadas.

Y es que como no podía ser de otra manera, el rol de Yoko Taro se nota en diversos aspectos, tanto en el planteamiento del mundo como sus personajes. En este apartado el título no decepciona, y nos ofrece historias muy llamativas, distintas y que nos mantendrán pegados a la pantalla en las 9-10 horas de juego. La duración podría ser algo mejor, pero es el tiempo justo para que el avance no se vuelva pesado.
Donde si vemos todo algo más decepcionante es en sus «historias secundarias», por llamarles de algún modo: muchos de los personajes que nos encontramos en pueblos están repetidos en cuanto a diseño visual, y hace muy difícil en numerosas ocasiones que conectes con este universo creado por cartas.
Mazmorras descafeinadas
El apartado jugable se divide en tres: conversaciones, exploración y combates. En lo primero tendremos para todos los diálogos una constante voz de narrador, que personalmente escogí en japonés, ya que la inglesa se me hizo muy pesada rápidamente. Se echa bastante en falta que cada personaje tenga su propia voz, sobre todo en momentos emotivos, donde se pierden matices pese a que los diálogos estén escritos tan bien.

La exploración del mundo es por cartas: iremos avanzando con una pieza por el mapa y en nuestro camino se irán volteando las cartas por la que no hemos pasado, descubriendo bosques, desiertos o caminos de piedra. También encontraremos localizaciones como pueblos o cuevas, y posicionándonos en esta carta en específico se desplegará un mapa aparte con el lugar en cuestión. Por supuesto, los personajes, tiendas de armas, boticas y posadas están representadas por cartas, y el concepto pese a que parece al principio que no funciona, acaba encajando bastante bien.
Finalmente el combate es donde creo que más flaquea el título. Es un clásico sistema JRPG con habilidades por turnos, con el añadido de incluir un componente de gemas atado a habilidades más poderosas. Acaba existiendo cierta estrategia a la hora de qué ataques utilizar, pero al final superar la mayoría de los enfrentamientos es demasiado fácil. No tendremos que pensar especialmente, y además se vuelven bastante repetitivos en poco tiempo: los hay aleatorios por todo el mapa y si no queremos tener un mal avance nos convendrá mucho combatir y no huir.

Y es que pese a que aquí ya tiene grandes defectos, donde la jugabilidad se vuelve bastante insoportable es en las mazmorras. Están muy poco inspiradas, con un avance tedioso y poco entretenido. Resultan ser un mero trámite para seguir avanzando con la historia.
La música sigue siendo excelente
La mano de Keiichi Okabe sigue estando en el apartado sonoro, al igual que en la saga NieR, y se agradece bastante. Las melodías compuestas le dan una gran inmensidad a los acontecimientos, otorgándoles un factor emocional mayor a lo mostrado y acompañando de una forma magnífica. Es una lástima que no haya tantas melodías como en otros juegos, pero cumplen con creces.

En cuanto a lo visual, los diseños de personajes no están nada mal, sin embargo no tienen tanta personalidad en comparación a otros títulos de sus creadores. Aun así son bastante distinguibles y casan con todo el diseño del mundo y las cartas.
Conclusiones

Voice of Cards: The Isle Dragon Roars tiene claramente un enfoque de título menor entre los lanzamiento de Square Enix para la mitad final del año. Pese a tener un precio reducido, tiene grandes carencias y un apartado jugable que podría estar mucho mejor llevado. Al menos, la narrativa está a la altura, y nos esperan sorpresas por parte del grupo protagonista que son dignas de ser vistas. La emotividad está muy bien llevada, y sería una pena dejar pasar este título por sus otros aspectos. Lo tenéis disponible en Steam, Playstation 4 y Nintendo Switch a 29.99€.
Análisis de Voice of Cards: The Isle Dragon Roars. Clave de juego para Steam cedida por Koch Media.