Tiempo atrás, en marzo de 2024, Fool’s Theory sorprendió a propios y extraños con el que podría ser uno de los mejores RPG del año. Publicado originalmente en Steam, lleva unos cuantos meses haciendo las delicias de miles de jugadores, y ahora por fin ha dado el salto a consolas. Es más, el análisis de The Thaumaturge que hoy os traigo tiene su razón de ser en este detalle, puesto que lo he estado probando en PS5 durante los últimos días para poder contaros qué me ha parecido.
No obstante, como el juego lleva un tiempo entre nosotros, no quiero detenerme tanto (aunque sí que lo haré) en todas y cada una de sus cualidades principales. Prefiero ser algo más breve y deciros, por ejemplo, que en Steam dispone de un 97% de críticas positivas y/o que destaca muchísimo por su excelsa ambientación. Como viene siendo habitual en los juegos de rol, uno de los aspectos más importantes es la historia y el desarrollo, siendo ambos puntos en los que saca muy buena nota.
Ubicado en el siglo XX, The Thaumaturge nos transporta a una oscura versión de Varsovia en la que el ser humano convive —sin saberlo— con unas funestas criaturas llamadas salutors. Solo unas pocas personas son capaces de verlos, los Salutors, siendo esto tanto un don como una maldición. Nuestro protagonista, Wiktor Szulski, es uno de ellos, y más pronto que tarde nos demuestra que estas extrañas criaturas con forma de demonio son mucho más útiles de lo que podrían parecer de buenas a primeras.
Análisis de The Thaumaturge: visitando la vieja Rusia
Viktor ha regresado a su ciudad natal 15 años después para desentrañar el misterio del asesinato de su padre a través de un juego que mezcla rol, combate por turnos y texto, mucho texto. Si tuviésemos que resumir el juego, estos serían los ingredientes principales. Aderezado con una cámara en perspectiva isométrica en un ambiente en donde se entremezclan credos y creencias de lo más variadas.
Esta fórmula funciona muy bien, mas no quiero detenerme mucho más en ella. Me limitaré a deciros que The Thaumaturge es un juego que maneja bastante bien su trama y ofrece una combinación bastante adecuada de campaña principal con misiones secundarias casi de principio a fin. No sin algún que otro altibajo y alguna que otra decisión un tanto cuestionable, deja un buen sabor de boca.
Sucede lo mismo con la jugabilidad, el eje central de este texto. A fin de cuentas, The Thaumaturge se define como un RPG en perspectiva isométrica. O lo que es lo mismo, se beneficia mucho de los controles propios de un PC. ¿Logra también esto al dar el salto a PS5 u otras consolas? Pues este es uno de los temas de los que os quiero hablar, aunque no puedo hacerlo sin explorar con algo más de detenimiento la jugabilidad per se.
Un RPG por turnos con buenas ideas… y algunos fallitos
Dicho esto, ¿qué podemos esperar de su gameplay? The Thaumaturge es, en muchos aspectos, un viaje lleno de altibajos, pero también de ideas interesantes. En cuanto al combate, el sistema por turnos tiene un buen enfoque táctico que se siente satisfactorio cuando empiezas a combinar las habilidades de Wiktor con las de los Salutors, esos espíritus que puedes invocar para ayudarte en las batallas. Cada uno tiene habilidades propias que se pueden aprovechar para debilitar a los enemigos, lo que ofrece una buena dosis de estrategia.
Sin embargo, a pesar de la variedad en las habilidades, las batallas no son especialmente desafiantes. Incluso en el nivel de dificultad más alto, no es hasta las etapas finales del juego cuando realmente sientes que estás enfrentando un reto. Esto puede hacer que algunas peleas se sientan algo repetitivas y sin mucha tensión, lo cual es una lástima, ya que el sistema tiene mucho potencial. Por otro lado, el aspecto de exploración e investigación en The Thaumaturge es donde el juego realmente brilla. Aquí, el jugador se convierte en un detective que debe investigar el entorno y recolectar pistas sobre objetos, tanto mundanos como mágicos.
A medida que avanzas, estas «observaciones» te permiten sacar conclusiones sobre las personas involucradas con esos objetos, como si tuvieran una especie de carga emocional latente. Es un sistema que recuerda al «modo detective» de otros juegos, pero la forma en que las pistas se presentan está acompañada de una escritura excelente que realmente te hace querer resolver los misterios. Aunque, en ocasiones, el proceso de investigación puede volverse algo monótono, la narrativa que lo acompaña logra mantener el interés.
¿Cómo se siente con mando en lugar de teclado?
A pesar de sus muy numerosos aciertos, The Thaumaturge no es perfecto. Uno de sus problemas principales son los controles y los desplazamientos. Ya en PC se sienten algo erráticos y en consola no termina de mejorar. Están bien adaptados y ofrecen un resultado satisfactorio teniendo en cuenta las circunstancias, mas pueden ser algo incómodos en determinados momentos. Aunque la ciudad de Varsovia tiene muchos rincones por explorar, los movimientos a veces son torpes y los glitches aparecen con algo de frecuencia, lo que puede romper la inmersión.
Luego está la cuestión del ritmo. Personalmente, adoro los juegos de rol, y me encanta pasarme horas leyendo sus distintos diarios para obtener más información del mundo. Esto es algo que se dará con mucha frecuencia en The Thaumaturge, tanto de manera opcional como durante la campaña. Así pues, debes saber que vas a pasar mucho tiempo leyendo, leyendo y leyendo. Es algo que debes tener en cuenta, pues es muy importante durante casi toda la partida. Esta, por cierto, puede tener unas 25-30 horas de duración con cierta facilidad.
Análisis de The Thaumaturge: conclusiones
The Thaumaturge es un RPG que, a pesar de no ser perfecto, tiene una identidad única que lo hace destacar dentro de un género saturado. La combinación de misticismo y política en el contexto de una Europa de principios del siglo XX crea una atmósfera fascinante que captura la atención, especialmente para los aficionados a los relatos históricos con tintes sobrenaturales. La narrativa, cargada de intriga y conflictos sociales, es uno de los puntos más fuertes del juego.
Las tramas secundarias y los momentos de exploración, en los que te conviertes en detective, realmente enganchan. Esto es gracias, sobre todo, a la calidad de la escritura que acompaña a cada pista y observación. En cuanto a la jugabilidad, The Thaumaturge presenta una experiencia mayormente satisfactoria, pero con áreas que podrían haberse pulido más. El sistema de combate por turnos, aunque interesante y con varias opciones tácticas gracias a los Salutors, se siente menos desafiante de lo que uno esperaría, especialmente en los niveles de dificultad más altos.
Las batallas, aunque variadas en sus opciones, carecen de la tensión necesaria para mantenerlas interesantes durante toda la aventura. La exploración y la investigación, en cambio, son el verdadero motor del juego. A fin de cuentas, disponen de mecánicas que permiten una inmersión profunda en el mundo, aunque el ritmo pausado puede resultar exasperante para algunos jugadores.
Por otro lado, el apartado técnico tiene sus altibajos. Aunque la ambientación visual de Varsovia y sus alrededores es efectiva, los movimientos y controles no siempre son fluidos, lo que puede hacer que la experiencia se vea empañada por los bugs ocasionales. El ritmo de la historia, que a menudo depende de largos segmentos de diálogos e investigaciones, también puede sentirse lento, lo que podría frustrar a quienes prefieren un enfoque más dinámico en sus juegos.
- Gran atmósfera que mezcla misticismo y política.
- Historia intrigante con giros interesantes.
- Sistema de investigación y pistas bien implementado.
- Buen nivel de escritura que enriquece la narrativa.
- Amplias opciones estratégicas en combate con los Salutors.
- Ambientación visual sólida que refleja bien la época.
- Diálogos que ofrecen decisiones significativas.
- Interacciones con personajes profundas y variadas.
- El ritmo de la historia puede resultar lento.
- Controles y movimientos poco pulidos, con algunos bugs.
- El combate carece de desafío en dificultades altas.
- Algunas decisiones de diálogo se sienten poco contextualizadas.