
Hay sacas y creativos cuya mera mención genera expectativas. Habitualmente, nos encontramos con esta tesitura cuando hablamos de grandes producciones y triple A, pero también los hay de otro tipo. Véase, por ejemplo, el caso de The Hundred Line: Last Defense Academy, el protagonista de nuestro análisis del día.
A fin de cuentas, no todos los días podemos disfrutar de un nuevo trabajo de Too Kyo Games y Media Vision. O lo que es lo mismo, de Kazutaka Kodaka y Kotaro Uchikoshi, las mentes que dieron origen a títulos tan emblemáticos —en ciertos nichos— como Danganronpa y Zero Escape.
Es más, si eres fan de cualquiera de estos juegos, verás enseguida que The Hundred Line está cortado con el mismo cuchillo, pues la estética es una reminiscencia constante de aquellos juegos que nos enamoraron hace años. Lo que sí ha cambiado es la mecánica, pues se aleja un poco de lo que hemos visto anteriormente.
Si bien es cierto mantiene ese toque de visual novel que tanto les caracteriza, han cambiado algunas cosas. Tanto es así que ahora podríamos hablar de una suerte de RPG táctico con toques de tower defense. Por supuesto, el enfoque en la narrativa sigue siendo total.
Acompañado de múltiples finales a los que afectaremos con nuestras decisiones, The Hundred Line: Last Defense Academy nos cuenta la historia de 15 estudiantes con la difícil misión de proteger su escuela de toda clase de monstruos durante 100 días.
Análisis de The Hundred Line: Last Defense Academy

La premisa nos recuerda mucho a los anteriores juegos de estos creativos. Takumi Sumino, un adolescente cualquiera, se ve atrapado en un mundo de carácter apocalíptica tras su encuentro con Sirei. Sirei es una criatura con un diseño bastante polarizado.
Por un lado, se presenta ante nosotros con una apariencia muy mona. Sin embargo, también tiene ese lado perturbador al que ya nos tienen acostumbrados en el estudio. El caso es que Sirei nos otorga el poder para proteger a nuestros aliados, pero…
Su nombre es Hemoanima y se canaliza a través de un cuchillo. Para utilizarlo, lo único que tenemos que hacer es atravesarnos el pecho con él. Sencillo, ¿verdad? Al más puro estilo Persona, The Hundred Line se perfila como uno de esos juegos en donde la psicología tiene un papel vital.
Tras este peculiar encuentro con Sirei, Takumi y otros catorce estudiantes son reclutados en Last Defense Academy para luchar contra estos monstruos durante los ya mencionados 100 días. Como habréis podido comprobar, la premisa recuerda —hasta cierto punto— a Danganronpa.
No obstante, aquí el resto de estudiantes son nuestros aliados desde el primer momento, lo que rebaja un poco el grado de tensión inicial. Tampoco en exceso, no os vayáis a confundir, pues la narrativa sigue siendo muy cercana a este.
La trama está cargada de giros inesperados, dilemas morales, un humor bastante ácido… Recuerda, como ya he dicho, a Danganronpa, pero con un toque más épico. Se acerca más a lo que podríamos esperar de un shonen con toques de seinen que a una novela adulta de corte thriller.
Un RPG táctico con toques de tower defense y una narrativa muy singular

En ese sentido, diría que la posibilidad de disfrutar de 100 finales diferentes es muy atractiva. No obstante, no es oro todo lo que reluce, y es que el juego te lleva demasiado atado durante casi toda la primera mitad del juego.
Aunque luego te suelta y te deja ser tú mismo y tomar más decisiones, al comienzo todo está más guiado, lo que le resta algo de libertad narrativa durante las primeras horas de juego. Esto es algo relativamente habitual en no pocos JRPG, mas nunca terminaré de acostumbrarme.
Tras dedicarle varias horas a The Hundred Line: Last Defense Academy, os puedo decir que es uno esos juegos que saben brillar donde otros no. Tiene momentos realmente interesantes y es mayormente entretenido. Sin embargo, no siempre es así.
Hay momentos en los que no logra equilibrar sus ambiciones con la ejecución, dejándonos con momentos algo flojos y ciertos picos narrativos que te dejan un poco frío. El resultado final es mayormente positivo, pues te deja con buenas sensaciones y alguna que otra dosis de frustración.
Es como si le faltasen un par de piezas para desarrollar todo su potencial. Más allá de eso, lo cierto es que está bastante bien. En cuanto a mecánicas, The Hundred Line es un crisol de géneros. Las batallas tácticas por turnos, que combinan posicionamiento en cuadrícula con elementos de defensa de torres, son el corazón del juego.
Es una mezcla un poco de todo en donde la estrategia lo es todo. Cada estudiante tiene sus propias habilidades, por lo que la manera en la que los combinemos dará resultados muy peculiares. Puedes jugar de manera más agresiva o defensiva según tus elecciones.
Así es The Hundred Line: Last Defense Academy, lo nuevo de los creadores de Danganronpa

En general, funciona, pues el resultado es divertido. Pese a ello, la dificultad no está tan conseguida, pues hay algunas que son demasiado fáciles, mientras que otras pegan picazos de dificultad un tanto inconsistentes. La curva es algo errática, sobre todo al principio.
Por su parte, la exploración es muy tipo Persona, pudiendo visitar toda la academia mientras profundizamos en la relación con nuestros compañeros. En efecto, podemos potenciar nuestra amistad con los distintos miembros de la academia. Al hacerlo podremos descubrir más sobre sus vidas, y algunos incluso se negarán a luchar a no ser que los convenzamos.
Cuando sumamos la gestión de los compañeros durante nuestro tiempo libre con las expediciones, al más puro estilo juego de mesa, para obtener recursos y mejoras, el combo final es como un buffet libre. Hay un poco de todo, desde platos muy buenos hasta algunos más flojillos.
En lo que respecta al apartado gráfico, es un juego llamativo que recuerda mucho al ya mencionado Danganronpa. Se nota desde el primer momento que es de los mismos creadores, tanto en lo bueno como en lo malo.
El diseño de los personajes, el estilo anime que utilizan, etc. son llamativos. El juego se ve bien, pero las animaciones son un poco toscas. Es algo a lo que nos acostumbraron en sus títulos anteriores y que se repite en este.
Por suerte, la banda sonora es tan buena como siempre, al igual que el doblaje. Por desgracia, el juego no cuenta con textos en español, una barrera que seguimos sin superar en no pocas sagas y que le puede hacer mucho daño en países como el nuestro.
Conclusiones

El inglés que utiliza no es sencillo. Si no dominas la lengua de Shakespeare, te costará pillar muchas referencias, así que es un punto que debes tener muy en cuenta. Más allá de esto, lo cierto es que The Hundred Line: Last Defense Academy es un juego interesante.
No es perfecto, pero las sensaciones son positivas. La trama tiene su interés, especialmente si ya has disfrutado de otros juegos de sus creadores, y es como un anime de los que no se andan con tonterías. La toma de decisiones no siempre es clara y las ambivalencias morales están a la orden del día.
Pero también hay tropiezos. La repetición de escenarios en las batallas y ciertos sistemas simplificados, como la gestión de recursos, hacen que el juego no siempre se sienta tan innovador como nos gustaría. No es tan rompedor como Danganronpa, aunque sí más estable.
En algunos momentos, es un quiero y uno puedo. Aspira a muchísimo, y en algunos ámbitos sí que logra sobresalir gracias a la fusión de géneros, pero en otros se queda corto, como en la gestión de recursos.
Ni es un GOTY ni tampoco un mal juego. Es una experiencia interesante, casi obligada para los fans de los juegos anteriores de Kazutaka Kodaka y Kotaro Uchikoshi, y una alternativa llamativa para quienes no les conozcan.
Yo, personalmente, sigo jugando. Ya llevo unas 50 horas, y tengo curiosidad por seguir sacando más y más finales, lo cual creo que expresa bastante bien cuál es mi sensación final. Pese a ello, no puedo evitar pensar que podría haber sido incluso mejor de lo que nos han traído.


- La estética es pura personalidad. Es un juego con unos creadores con un estilo único.
- Mezcla diferentes géneros de manera bastante peculiar, produciendo un juego bastante particular.
- Ante todo, es bastante entretenido.
- Tiene 100 finales, por lo que de contenido va sobrado.
- Cuando le pillas el punto, tiene más opciones tácticas de lo que parece.

- La curva de dificultad es errática.
- No es tan sorprendente como otros juegos de sus creadores.
- No tiene textos en español.