Un crimen que trasciende la muerte y va más allá por culpa de la inmortalidad y el dinero. Análisis de Nobody Wants to Die

Una aventura narrativa de estética noir en donde investigaremos un crimen que trasciende la muerte. Análisis de Nobody Wants to Die

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Hoy quiero traeros el análisis de Nobody Wants to Die, título que llegó un poco por sorpresa, sin hacer mucho ruido, pero con buenas ideas. A su ritmo, despacio y con buena letra, fue llamando la atención de diversos jugadores. Ahora, en pleno mes de julio, un par de semanas —al momento de escribir estas líneas— podemos hablar de un juego bastante interesante. De hecho, no soy el único que lo piensa. En Steam ya goza de un 86% de críticas positivas tras casi 1.500 reseñas, mientras que en Metacritic acumula una puntuación media de 7’9 por parte de los jugadores. Nos encontramos, pues, con un juego que ha rozado y/o logrado el notable alto en distintos estamentos.

Ahora bien, no soy muy partidario de las notas numéricas, puesto que estas no suelen ser lo suficientemente precisas como para darnos una impresión adecuada de un videojuego. Es por eso que quiero ir un poco más allá y, para hacerlo, lo primero que quiero deciros es qué es exactamente Nobody Wants to Die. A grandes rasgos, podemos hablar de una aventura narrativa de carácter futurista. De estética noir, se localiza en una distopía americana. Se ubica en la ciudad de Nueva York y tiene lugar en el año 2329. Curiosamente, lo hace con la elegancia propia de los años 50, ofreciéndonos una mezcla muy particular en la que la novela policial de mediados del siglo XX se funde con los pormenores de la ciencia ficción tipo cyberpunk.

Análisis de Nobody Wants to Die

Todo empieza por culpa de un crimen que trasciende la muerte tal y como la conocemos. El ser humano ha logrado lo impensable: alcanzar la inmortalidad, pero no está al alcance de todo el mundo. Solo los más ricos pueden acceder a ella, puesto que es muy cara. Para ello se requiere transferir la icorita de un cuerpo viejo a uno nuevo cuando el primero se acerca a su final. Con esto se inicia un ciclo sin fin, pero hay alguien que no está de acuerdo con esta situación. Repentinamente, un hombre de clase alta aparece muerto y con su icorita (sin esta no se puede realizar el proceso) completamente destrozada.

Por culpa de esto no podrá renacer de ninguna manera, por lo que el miedo se difunde entre los estamentos de mayor nivel adquisitivo de la ciudad. Es ahí cuando entramos nosotros. Interpretaremos el papel de James Karra, quien tiene que arriesgarlo todo para alcanzar la verdad… con sus 100 años de experiencia como agente de la ley. Lleva años repartiendo justicia mientras los fantasmas de su pasado le atormentan. A veces, hasta duda de la situación del lugar. Como jugadores, lo vivimos, lo cual nos permitirá nos sumergimos en una diatriba moral de las que a veces no hay respuesta clara.

La inmortalidad es un tema complejo, y muchos de nosotros hemos soñado con ella. Podremos darle forma mientras jugamos, pero de manera parcial, ya que las decisiones que podemos tomar solo afectarán ligeramente a la historia. Posiblemente, este sea uno de sus mayores defectos, ya que por lo demás estamos ante un título bastante notable. Sin embargo, que nuestra presencia tenga tan poco impacto en determinados elementos del argumento es algo que no nos deja tan buen sabor de boca. Agregar una mayor variedad de finales y potenciar nuestro impacto en la narrativa general nos habría dejado un mejor sabor de boca.

Una aventura narrativa retrofuturista

Dicho esto, ¿qué nos podemos encontrar mientras jugamos? A grandes rasgos, no debéis esperar un juego repleto de escenas de acción. Más bien todo lo contrario. Su propia definición de aventura narrativa nos dice que nos enfrentamos a un juego relativamente sencillo en lo que respecta a la ejecución. Sin más, nos limitaremos a explorar distintos escenarios mientras escaneamos la escena del crimen en busca de pistas y respuestas. Bien acompañado de unos diálogos bastante buenos, construye su narrativa de manera tranquila hasta completar su historia en unas 5 o 6 horas.

En el proceso plantea dos finales diferentes con ligeras modificaciones a través de un recorrido bastante lineal. Empero, no debemos entender todo esto como una conjunción de rasgos negativos, puesto que es lo opuesto. Estas son las virtudes de Nobody Wants to Die, un videojuego de carácter relativamente modesto que expresa muy bien sus ideas y sus diatribas morales tanto a través de la trama como de su propio título. Lo consigue a través de un guion sólido. No demasiado sorprendente, pero sí bastante coherente. Es lógico y orgánico. Se maneja bien y no patina. Cumple con lo esperado y te deja con un buen sabor de boca.

Sabe que no tiene que extenderse demasiado para mantener su impacto, tanto por la ya mencionada narrativa como por el apartado artístico. Funde bien sus temas y los adereza de buena manera a través de una estética bastante lograda. No sorprende a nivel gráfico o técnico, pero sí en cuanto a dirección. Sabe hacer bien las cosas y dispone de una OST que cumple con lo esperado. Deja buenas notas y demuestra que en Critical Hit Games saben hacer buenos videojuegos. Es una agradable sorpresa que rompe con la tónica habitual. Como aventura narrativa, es de calidad, por lo que si te gustan este tipo de juegos, seguramente lo disfrutes bastante.

  • Narrativamente está bastante bien construido.
  • La dirección artística es bonita y llamativa.
  • Los diálogos son buenos.
  • Es un juego entretenido que se sale un poco de lo habitual.
  • Plantea diatribas que te dejan pensando.
  • El guion no sorprende demasiado.
  • Nuestras decisiones no influyen demasiado en el final.
  • Podría ser un poco más largo.

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