
Los amantes de la simulación están de enhorabuena, porque Pathea Games acaba de publicar un nuevo y muy interesante juego de gestión escolar. Hoy, en mi análisis de Let’s School, quiero hablaros brevemente sobre él, puesto que me ha parecido muy, muy interesante. Al menos de buenas a primeras, puesto que hace bastantes cosas bien. De hecho, no soy el único que lo piensa, ya que de las 1.200 reseñas que hay en Steam ahora mismo, el 89% son positivas.
Pero… ¿Y cómo es esto? Pues posiblemente es gracias a que es un proyecto que ha realizado un gran énfasis en incluir tantas opciones como sea posible. Mezclando muy hábilmente el humor absurdo con mecánicas impropias de un gestor en el que los protagonistas son críos, Let’s School nos deja hacer prácticamente de todo. Lo malo es que no dispone de textos en español, lo cual puede provocar que usuarios no muy avezados en la lengua de Shakespeare lo pasen bastante mal.
Aunque no es un título complejo, hay muchísima información, por lo que dominar el inglés —o cualquiera de los otros idiomas disponibles— es indispensable. En caso contrario, lo cierto es que pierde bastante fuelle, pues es complicado seguirle el ritmo. Algo imprescindible si tenemos en cuenta que la curva de aprendizaje es un tanto abrupta y que, por momentos, el juego puede ser algo denso.

Pese a ello, tiene cosas muy interesantes y, en general, funciona muy bien. Una vez eres capaz de cogerle el punto es un título tremendamente satisfactorio que hace muchísimas cosas bien. Dispone de un montón de opciones personalizables y, en general, nos sentiremos como un auténtico Dios capaz de hacer y deshacer a su antojo los tejemanejes de un instituto simplemente enorme.
Análisis de Let’s School
En ese sentido, uno de los puntos más importantes es, por supuesto, la construcción de nuestro recinto educativo. En ese sentido, debo alabar las muy numerosas opciones que ofrece Pathea Games. A fin de cuentas, podemos hacer un montón de aulas muy distintas las unas de las otras con no pocas opciones. Por supuesto, algunas se irán desbloqueando poco a poco mientras progresemos en la campaña, mientras que otras muchas estarán disponibles desde el principio.

Ejecutado sobre un sistema de mapas cuadriculados, tendremos que hacer ‘ingeniería’ para asegurarnos de que todo está en su debido lugar y de que los accesos son efectivos. Es decir, que haremos tanto las veces de arquitecto como de gestor para asegurarnos de que el lugar tenga un diseño tan bonito como inteligente, pues de otra forma no tendría mucho sentido. Por suerte, todo funciona bastante bien, por lo que el proceso es bastante satisfactorio.
Este mismo está relacionado con la forma en la que hagamos las cosas. Además de una suerte de árbol en el que podremos ir desbloqueando cada vez nuevas opciones, tendremos que ir cumpliendo con una serie de misiones e hitos para progresar cada vez más. Bien acompañado de un sistema en el que podremos escoger a nuestros estudiantes y docentes de manera muy, muy personalizada, sentiremos que tenemos el control de todo.

Esto hace que a veces nos sintamos un tanto abrumados, pues es mucha información. Empero, una vez empieza a funcionar, va cada vez más solo y el sobresalto inicial se acaba convirtiendo en una bonita experiencia en donde disfrutar de lo conseguido es el pan de cada día. Bueno, eso, o la de liarla voluntariamente para ver cómo el mundo arde ante nuestros maquiavélicos tejemanejes.
Un juego mayormente entretenido
También es verdad que es posible que todo acabe ‘mal’ si no tienes cuidado, porque hay muchos factores que controlar. Equilibrar el bienestar de los alumnos y los trabajadores con la economía, por ejemplo, no es sencillo. Además, tendremos que disponer de docentes cualificados, puesto que además de enseñar, se ocuparán de velar por la seguridad y el comportamiento de los alumnos.

Esto es algo que me ha gustado mucho, aunque en algunos casos su banda sonora —no muy destacable— hace que no lo vivamos de la mejor manera posible. Del mismo modo, aunque a mí me ha gustado, su apartado gráfico es muy singular. Es llamativo y yo pienso que es bonito, pero también entendería perfectamente que a alguien no le gusta. Tiene un estilo algo extraño y en algunos momentos se ve feo.
Las texturas no son nada del otro mundo y hay algunos errores en determinados textos, lo que hace que a veces encontremos escenas un tanto raras. Por lo demás, debo decir que el juego sí que me ha gustado bastante. En líneas generales, me lo he pasado muy bien explorando sus pasillos, así que se lo recomendaría a la mayoría de amantes del género. Es divertido y entretenido. Tiene mucho contenido y en general, funciona.
Tiene sus errores y se notan las limitaciones indies del título, pero por lo demás, creo que tiene bastante potencial. Dicho esto, aquí termina nuestro análisis de Let’s School. Ahora, si me disculpáis, me vuelvo a dar clase; me toca enseñarle a mis alumnos que las integrales —mentira— sí que sirven en el día a día.


- El sistema es profundo y la jugabilidad está muy bien trabajada.
- Se pueden hacer muchas cosas y ofrece muy diversas opciones a la hora de diseñar.
- Mecánicamente funciona bastante bien y el sistema tiene sentido.

- No tiene textos en español y la curva de aprendizaje es compleja.