Hoy toca el análisis de Floodland, el último juego de Vile Monarch. La crisis climática lleva a la humanidad al límite, ahí entra nuestro liderazgo para que la nuestra comunidad consiga sobrevivir. Un resultado notable con influencias evidentes de entregas exitosas pasadas. Vemos los detalles.
¡Hola gente! Hoy os traigo el análisis de Foodland. Un juego que me ha gustado bastante porque ha conseguido plasmar mecánicas de otros videojuegos (Frostpunk, Endzone, entre otros) manteniendo una identidad propia. Vile Monarch junto a Ravenscourt son los responsables de esta entrega.
Salió el pasado 15 de noviembre en Steam y nos ubica en una premisa con un mensaje actual. El cambio climático ha sido el catalizador de unos eventos que han llevado a la destrucción del mundo; el aumento del nivel del mar ha inundado las costas. Solo nosotros podremos ayudar a la humanidad a sobrevivir guiando a un puñado de supervivientes perdidos por la senda de la redención. Habrá que buscar recursos, redescubrir tecnología y mantener la paz entre las diferentes facciones para reconstruir la sociedad.
Análisis de Floodland: una historia fantástica
Tras El Evento, una especie de apocalipsis climático, la humanidad cae en desgracia. El nivel del mar ha aumentado tanto que ha dejado a buena parte de las ciudades inundadas. Como consecuencia, tendremos que tomar el liderazgo de uno de los cuatro grupos que se nos presenta y conseguir sobrevivir en el nuevo ambiente hostil. Estos grupos son: Los Buenos Vecinos, Supervivientes de Oakhill, Cuerpo de Bomberos y Berkut-3. Cada uno tiene sus propias características y condicionará las relaciones entre ellos.
No habrá dos historias iguales, ya que las decisiones que tendremos que tomar, los mapas y espacios serán generados de forma aleatoria. No obstante, la premisa principal parece ser la misma independientemente de la facción: llegar a una central eléctrica y ponerla en marcha. Para ello, habrá que gestionar nuestro campamento que irá creciendo poco a poco. Con ello, gente de otros clanes se irán uniendo irremediablemente, iniciando un proceso de convivencia cada vez más complejo.
En las 20 horas de media que dura la historia, tendremos que gestionar los distintos asentamientos con mucha inteligencia. La mano de obra escasea, pero te irán demandando más recursos, así que una buena organización es fundamental para el correcto funcionamiento productivo. Esto se une a un árbol de tecnologías que nos hará progresar, aunque habrá que cuidar muy bien los recursos. Son escasos y el espacio de construcción lo es aún más, por lo que la planificación es muy importante.
Todo es política
Como digo en el encabezado, efectivamente todo es política. Además, es una sensación que se va agudizando a medida que avanzamos en la partida. Van llegando más personas de otros clanes cuya convivencia con tu gente puede llegar a ser muy compleja. Evidentemente, como líderes tendremos que tomar decisiones y aplicar leyes (muy similar al estilo de Frostpunk). Estas decisiones pueden agradar a todos, gustar a unos o disgustar a todos. Conviene mantener siempre un equilibrio, pues si el descontento aumenta demasiado el riesgo a disturbios y huelgas.
Aunque al principio pueda parecer que las decisiones son asumibles, pero pronto tendrán consecuencias importantes. Hay que cuidar la seguridad para evitar robos y delincuencia, sin llegar a ser una dictadura (o llegando), controlar la producción (con derechos o esclavizando), etc. Todo ello con el objetivo de cumplir nuestras metas y garantizar la supervivencia de la población.
Apartado técnico
Técnicamente es un juego cuyo apartado artístico me ha parecido una maravilla. Es realmente bonito y su estilo «dibujado» es algo que siempre he apreciado en los juegos. La paleta la he visto muy cuidada y los diferentes líderes se ven únicos. A ello acompaña una música durante toda la partida que no se hace pesada y complementa muy bien la historia. Cuando cumplimos objetivos o suceden diferentes eventos, a través de ella se nos da una idea de lo que nos viene a continuación.
La peor parte se lo lleva el rendimiento de partida. A medida que se avanza en el juego, cada vez que se activa el guardado automático, los tirones que da son terribles. Siendo uno de los puntos más criticados incluso desde la comunidad de Steam. Personalmente, ninguno me ha roto la partida, pero sí ha estado a nada de ello.
Análisis de Floodland | Conclusiones
En líneas generales es un juego divertido con el que disfrutar bastante. El desarrollo aleatorio de los mapas y eventos invita a la rejugabilidad una vez acabas la historia. Además, las distintas facciones son muy atractivas en sí, por lo que conocerlas en profundidad es un aliciente añadido. Sin embargo, los importantes tirones que da puede influir en el correcto desarrollo de la partida. Confío en que se solucione más pronto que tarde porque puede ser muy molesto.
La importancia de la mano de obra es evidente para que todo funcione bien. Aunque es cierto que muchas veces, sobre todo cuando se nos presenta la ocasión de aceptar o no nueva población, donde se nos fuerza a aceptarlos. Siempre vas a necesitar mano de obra, pero si te niegas siempre habrá malestar general y puede suponerte un problema. Hubiera agradecido algo de manga ancha a la hora de aceptar o no población (casi siempre de otros clanes para forzar la convivencia).
- Apartado artístico precioso.
- La política y los eventos son la mejor parte.
- Fácil de aprender, pero difícil de dominar.
- Tirones graves en los guardados automáticos.
- Te fuerza a tomar ciertas decisiones a veces.
- El malestar sube en ocasiones sin razones justificadas.
