
Si te hablo o te traigo un análisis como el de The Wardrobe: Even Better Edition, puede que no te suene de primeras, pero si menciono Monkey Island, Day of the Tentacle o Sam & Max, seguro que algo se te enciende en la cabeza. Este juego, desarrollado por los italianos de CINIC Games y lanzado originalmente en 2017, con ports posteriores a consolas como Xbox, Switch y PlayStation, es un homenaje clarísimo a las aventuras gráficas point and click de los 90.
Pero ojo, no es solo un viaje nostálgico para quienes crecieron con Guybrush Threepwood; también intenta meterle un toque fresco con humor negro, referencias pop hasta en las esquinas y un esqueleto sarcástico como protagonista. ¿Funciona? Vamos a desgranarlo. La historia empieza con un pique tragicómico: Skinny y Ronald, dos amigos, están de pícnic.
Análisis de The Wardrobe: Even Better Edition, un simpático point and click
Ronald saca un par de ciruelas diminutas, Skinny se la come sin pensarlo y, ¡zas!, resulta que es alérgico y la palma por un choque anafiláctico. Ronald, cagado de miedo, sale corriendo. Cuando Skinny despierta, ya no es el chaval de antes: es un esqueleto condenado a vivir en el armario de Ronald.
Su misión no es vengarse, que sería lo típico, sino salvar el alma de su amigo, quien, si no confiesa su “crimen” accidental, quedará maldito eternamente. La premisa es sencilla, pero tiene un punto original que engancha: no es una venganza, es una redención.
El juego se mueve en la línea de las aventuras gráficas clásicas. Controlas a Skinny con un cursor (o un stick, si juegas en consola), exploras escenarios, hablas con personajes raritos y resuelves puzles combinando objetos que guardas en su cavidad torácica —un inventario literal dentro del esqueleto, detalle que mola—.
Los escenarios, más de 40, están dibujados a mano y tienen un colorido que entra por los ojos, con un estilo cartoon que no pretende ser realista pero sí muy expresivo. Cada rincón está cargado de guiños a la cultura pop: desde Los Simpson hasta Portal, pasando por Crash Bandicoot o Toy Story. Si eres de los que pillan referencias al vuelo, te vas a pasar media partida sonriendo.
Una buena ración de humor

El humor es el alma de The Wardrobe. Skinny es un protagonista con lengua afilada, siempre soltando comentarios cínicos y rompiendo la cuarta pared como si fuera Deadpool (más family friendly) en versión huesuda. Los diálogos están llenos de pullitas y chistes, algunos más oscuros de lo que uno espera en un juego tan colorido. Por ejemplo, no se corta con temas políticamente incorrectos, algo que lo diferencia de propuestas más suaves.
Además, hay un narrador que discute con Skinny, añadiendo una capa extra de locura que funciona bien para sacarte una carcajada. Los personajes secundarios, como ositos parlanchines o cocodrilos con dolor de muelas, refuerzan ese tono absurdo que recuerda a los clásicos de LucasArts.
Ahora, no todo es perfecto. Los puzles, que deberían ser el corazón de una aventura gráfica, son un arma de doble filo. Algunos son ingeniosos y te hacen sentir listo cuando los resuelves, pero otros son tan rebuscados que rozan lo frustrante. La lógica a veces se va por el tejado, y si no estás en la onda de los 90, donde los point and click podían ser crípticos a propósito, igual te desesperas. En consola, además, el control con mando no es tan fluido como con ratón.
Mover el cursor con el stick puede volverse tedioso, sobre todo en escenarios recargados donde tienes que pinchar mil veces para dar con el objeto clave. Técnicamente, el juego cumple sin alardes. Los gráficos 2D son resultones, la banda sonora (más de 30 temas) acompaña sin destacar demasiado y el doblaje —en italiano o inglés, según la versión— está bien llevado. En la Even Better Edition metieron mejoras como voces remasterizadas y más easter eggs, pero no esperes una revolución respecto a la versión original. Es más un pulido que un salto cualitativo.
¿Merece la pena?

Si creciste con las aventuras gráficas de los 90 o te flipa la cultura geek, The Wardrobe te va a encantar. Es un juego hecho con cariño, que no se toma demasiado en serio y que destila pasión por el género. Pero si buscas algo más pulido en mecánicas o una historia profunda, igual se te queda corto.
La narrativa, aunque tiene un objetivo claro, a veces se pierde en el cachondeo y el final puede saber a poco. En resumen, The Wardrobe: Even Better Edition es como ese amigo que te cuenta chistes malos pero te cae genial. No inventa la rueda, pero tampoco lo pretende.
Es un homenaje divertido, desenfadado y lleno de personalidad que, pese a sus tropiezos, tiene encanto de sobra para pasar unas horas entretenidas. Si te mola el rollo retro con un twist moderno, dale una chance. Eso sí, ten paciencia con los puzles y, si puedes, juégalo con ratón. ¡Ah, y cuidado con las ciruelas!


- Humor negro y referencias pop: Los diálogos de Skinny y los easter eggs a juegos, pelis y series son un festival para los fans de la cultura geek.
- Estilo visual: Los escenarios dibujados a mano tienen un encanto cartoon que entra por los ojos y está lleno de detalles.
- Protagonista carismático: Skinny, con su sarcasmo y su tendencia a romper la cuarta pared, es un esqueleto con personalidad propia.
- Tono desenfadado: La mezcla de narrador y personajes absurdos crea una atmósfera ligera y divertida que no se toma en serio.
- Nostalgia bien llevada: Captura la esencia de los point and click de los 90 sin sentirse anticuado del todo.

- Puzles rebuscados: Algunos rompecabezas son tan crípticos que pueden sacarte de quicio si no pillas la lógica retorcida.
- Controles en consola: Mover el cursor con el mando es incómodo y resta fluidez a la experiencia.
- Historia floja al final: Aunque la premisa mola, la narrativa se diluye un poco y el desenlace no termina de cerrar con fuerza.