
De cuando en cuando surge una de esas propuestas que, ya sea por diseño, jugabilidad, historia o banda sonora, nos cala en lo más profundo. Algo así me ha pasado mientras preparaba el análisis de Little Noah: Scion of Paradise. Sin darme cuenta, lo nuevo de Cygames y Grounding me atrapó. Run tras run, me sorprendía a mí mismo con una pequeña sonrisa en el rostro de pura satisfacción.
Y es que a veces, y solo a veces, un estudio al que no estás tan habituado es capaz de sorprenderte por hacer las cosas simples, pero bien hechas. Esto es lo que ha ocurrido con Little Noah: Scion of Paradise, un juego más bien modesto que calcula muy bien los límites y no intenta abarcar de más. Con cariño y tranquilidad, ofrece una propuesta de esas que no marcarán un antes y un después, pero que sirven para echar la tarde entera. Y quien dice una, dice varias, pero ese ya es otro tema… ¿O no?
P.D. El juego está traducido al español y en Steam no se puede jugar con teclado, solo con mando.
Análisis de Little Noah: Scion of Paradise: una historia no demasiado funcional
Antes de comenzar a desgranar las peculiaridades del gameplay o el diseño, quiero dejar clara una cosa: Little Noah: Scion of Paradise no es un juego que despunte por su historia. Así pues, si lo que buscas en un videojuego que te rompa los esquemas con una premisa tremendamente original, será mejor que des media vuelta. Cygames, sabiendo donde están los límites, ha preferido dejar a un lado el guion para montar algo bien distinto.
A grandes rasgos, la historia nos sitúa en un universo de fantasía en donde la alquimia y el maná son dones que no todo el mundo posee. Nuestra protagonista, Noah Little, es una alquimista y, como tal, es capaz de utilizar el maná para invocar a unos seres llamados Campeones. Estos campeones, que junto a ella toman el nombre de astrales, son criaturas de carácter fantástico con diversas capacidades.
Uno de estos campeones es Zipper, un gato amnésico —somos nosotros quienes le ponemos nombre— que habita y protege unas ruinas antiguas. Noah, mientras viaja en su nave voladora, es atrapada por una tormenta dentro de esa isla, y termina varada sobre la misma. Decidida a descubrir qué ha pasado, se lanza a investigar el lugar, descubriendo tanto a Zipper como otros secretos de la isla.
El argumento no es su punto fuerte
Y es que Noah, aunque es muy joven, tiene madera de heroína. Por eso se lanza a la aventura sin duda alguna mientras busca pistas sobre su desaparecido padre. Motivada por nada, decide investigar esta isla, y casualmente allí encuentra algunos indicios sobre su progenitor. También descubre que Zipper podría ser la llave de la destrucción —o la salvación— del mundo, pero eso será mejor que lo descubráis por vosotros mismos.
Lo que verdaderamente nos interesa destacar es que Noah decide ayudar a Zipper porque sí. También se lanza a investigar las ruinas de la isla por amor al arte, ya que en realidad no hay nada que le motive a hacerlo. No al menos de buenas a primeras. Es por eso que no podemos decir que Little Noah: Scion of Paradise sea un juego que trabaje demasiado en su historia, porque no lo hace.
Desde el mismo comienzo se asumen ciertas lagunas argumentales. O lo que es lo mismo, les da igual desarrollar el trasfondo y la personalidad de sus personajes por el bien de la trama. De esta manera, nos toca aceptar que algunas cosas ocurrirán porque sí y que las motivaciones de los personajes no son importantes. Sin duda alguna, esta es la mayor carencia del videojuego, aunque también le hace un favor: simplifica el avance y genera mucho ritmo.
La jugabilidad es entretenida, adictiva y está muy bien construida

Sabiendo que la trama no es su punto fuerte, entendemos que todo tiene un porqué. Cygames y Grounding deciden ir al grano, simplificando al máximo el argumento en favor del ritmo y la velocidad. Esto es algo que, en realidad, hasta agradecemos, pues le permite destacar todavía más como roguelite. No se me malentienda: siempre he considerado que todo juego necesita una buena trama para ser lo mejor de lo mejor. Por eso os hablaré de un título muy notable y no de un indispensable, pero no quiero desviarme demasiado.
Volviendo al tema que nos acontece, la jugabilidad se resume en la de un roguelite con mazmorras de generación procedural en donde nuestros ataques vienen determinados por los Astrales que nos equipemos. Así pues, mientras exploramos la mazmorra, podremos ir obteniendo nuevos astrales que nos otorguen nuevos y diferentes ataques, pudiendo combinarlos de la manera que queramos hasta un máximo de siete unidades (cinco ataques y dos habilidades especiales).
Este es un concepto muy interesante, pues nos permite personalizar nuestro estilo de juego de la manera que queramos dentro de unos límites. Cada vez que muramos, perderemos todo a excepción del maná. Asimismo, cuando perdemos, todos los accesorios y astrales que hemos conseguido se convierten en maná.
Buena exploración, buen sistema y buen juego
¿Y para qué sirve todo esto? Pues para arreglar nuestra nave y ser más fuertes cada vez que empecemos. En cada una de nuestras runs iremos desbloqueando astrales y accesorios que mejoren nuestro daño elemental, nuestra salud, nuestros ataques especiales, etc. Al morir, lo perdemos, pero al mejorar la nave, somos capaces de ser más fuertes cada vez que empecemos.
De esta manera, en lugar de perderlo todo, lo transformamos en recursos reutilizables que aumenten nuestro potencial. Esto tiene varias utilidades, desde mejorar el rendimiento de los diferentes astrales a través de un sistema de niveles muy simple hasta empezar con más dinero (hay tiendas en la mazmorra) pasando por accesorios iniciales, habilidades adicionales (un dash que hace daño, por ejemplo) más vida o mejores estadísticas.
Combinando todos estos elementos nos encontramos con un sistema muy interesante y con una variedad muy rica que, ofreciendo un alto grado de complejidad y personalización, es muy sencillo de entender. Logran, de esta manera, hacer algo bastante difícil: generar un juego con una profundidad interesante que cueste dominar, pero que sea fácil de disfrutar.
Noah nos sorprende gracias a su puesta en escena

Esto es algo que debo reconocer con gran admiración, ya que no es tan sencillo de hacer. Sobre todo si tenemos en cuenta que el equipo creativo intenta escapar del clásico sistema de ataques básicos que se modifican al adquirir objetos y/o ataques que varían en función de la combinación. Sin alejarse demasiado de los preceptos del género, logran cuajar un sistema bastante original y con mucha personalidad.
Esto solo es posible gracias a que disponen de una hitbox bien establecida y un gameplay dinámico y divertido. En su conjunto, tomando las mejoras de la nave, los más de 40 astrales que podemos equiparnos, los muy numerosos accesorios (estos solo dan ventajas estadísticas, eso sí) que hay y las habilidades extra… Pues la verdad es que funciona muy bien. Sobre estas últimas, no obstante, un apunte: son poquitas.
Análisis de Little Noah: Scion of Paradise | Una experiencia preciosa

Para terminar, no quiero despedirme sin destacar el precioso apartado artístico de Little Noah: Scion of Paradise. Simpático como él solo, respira alegría por todos y cada uno de sus puros. Bien acompañado de un guion igualmente inocente, lo nuevo de Cygames trasmite positividad por todos y cada uno de los poros de su cuerpo. Más allá de algunos enemigos finales con un diseño mucho más agresivo y monstruoso, el juego es pura belleza.
Esto es algo que nos ayuda a lidiar muy bien con la frustración de morir y tener que empezar de nuevo. Aunque caigamos, es tan, tan, tan bonito que podemos disfrutar de nuevo de su recorrido procedural. Lo único que podemos criticar en ese sentido es que, cuando has hecho varias runs, te das cuenta de que el diseño de escenarios es un tanto repetitivo.
Si logras avanzar bastante, no se nota, porque las mazmorras son bastante cortas, pero si te atascas en las primeras zonas, sí que sentirás que es un poco siempre lo mismo. Sea como fuere, es un defecto menor que no empaña la que podría ser una de las experiencias más divertidas e inesperadas con las que me he topado durante este 2022.


- El sistema de combate funciona muy bien. Los Astrales nos dan muchas opciones distintas.
- El apartado gráfico es una maravilla.
- Es dinámico y adictivo. No te pasarás toda la tarde con él, pero una run siempre entra bien.
- Sabe dónde están sus límites y no intenta abarcar de más.
- Funciona muy bien como rogue-lite.

- La historia y los diálogos no despuntan demasiado.
- Si buscas un juego largo… No. Es cortito.