Quienes tenemos ya una edad sabemos perfectamente lo divertido que podía ser jugar a las chapas. Sí, aunque os suene raro, eso de juntarse con dos o tres amigos y competir en toda clase de minijuegos golpeando con los dedos la típica chapa de una botella de Coca-Cola era lo que muchos entendíamos por diversión hace ya unos cuantos años.
A mí, de hecho, me pilló muy de refilón, y más por mis primos que otra cosa. Lo que no me esperaba era que un estudio de desarrollo independiente se atreviese a recuperar esa idea para producir un juego que utilizase sus principales cualidades, pero en un mundo de piratas y habilidades especiales.
Diseñado como un roguelike en el que cada derrota significa empezar de nuevo, pero habiendo desbloqueado mejoras permanentes en el proceso, Flick Shot Rogues lo hace. Curiosamente, con mucho acierto, y es que puedo decir sin miedo a equivocarme que es una experiencia original y muy divertida pese a que sufra cuando subimos la dificultad.
Seguramente, ese sea su mayor defecto, y es que la manera en que escala puede resultar realmente frustrante. Por lo demás, debo decir que Flick Shot Rogues hace bastante bien las cosas. ¿Cómo? Os lo cuento a continuación en mi análisis, donde exploraremos qué hace tan especial a este título y por qué, a pesar de sus tropiezos, sigue siendo un viaje que merece la pena.
Análisis de Flick Shot Rogues

Todo empieza cuando un grupo de piratas naufraga y llega a una isla repleta de enemigos que planean conquistar. Más allá de esto, la verdad es que no es un título que ofrezca demasiado en términos narrativos, puesto que la trama es algo completamente secundario. Carece de un verdadero guion, y al final todo se resume en disfrutar de su sistema de niveles, que es donde reside su auténtica magia.
Debo confesar que esta falta de historia no me molestó demasiado, ya que la jugabilidad es tan absorbente que apenas deja espacio para echar en falta una narrativa elaborada. Sin embargo, la ausencia de una trama sólida puede decepcionar a quienes buscan un contexto más rico.
La premisa pirata, con su potencial para historias de traiciones, tesoros ocultos o rivalidades entre facciones, se queda en un simple telón de fondo que no aporta peso emocional ni profundidad al mundo. Esto hace que los personajes, aunque carismáticos en diseño, carezcan de trasfondo, lo que podría haber añadido un incentivo extra para conectar con ellos.

Aun así, como decía, la narrativa no es el foco, y el juego lo compensa con creces en su jugabilidad. Flick Shot Rogues transforma algo tan simple como deslizar disparar una chapa en una experiencia que engancha desde el primer disparo.
La manera más fácil de entenderlo es hablar de un escenario en donde se producen guerras de chapas mediante el enfrentamiento de héroes y monstruos. Cada uno tiene sus propias habilidades y capacidades, las cuales pueden cambiar al agregar mejoras y maldiciones que alteren las reglas del juego. El funcionamiento es sencillo: apuntas, disparas y ocurren cosas.
Una de chapas y piratas
Por ejemplo, tenemos a una Cazadora que dispara a distancia, ideal para ataques precisos, o a un bárbaro alquimista que golpea en área con un hacha mientras deja caer bombas que explotan al contacto. También está el pirata clásico, que reparte daño con cada rebote.




La variedad de personajes hace que cada partida invite a experimentar, ya que puedes cambiar entre ellos antes de cada disparo, adaptándote a los enemigos o al escenario. Y hablando de escenarios, los biomas añaden una capa extra de estrategia. Cada uno tiene características únicas, como suelos resbaladizos en la playa o áreas con pinchos en la jungla que dañan al contacto.
Estas variables obligan a repensar cada tiro, porque un rebote mal calculado puede costarte caro. Pese a ello, aprender a jugar es fácil gracias a las trayectorias predichas, que te muestran el camino del disparo antes de soltarlo.
Sin embargo, masterizar el juego es un desafío, especialmente en los niveles de dificultad más altos, donde la curva se dispara de forma abrupta. Aquí es donde las maldiciones, un elemento típico de los roguelikes, se convierten en un arma de doble filo, y no siempre para bien.


Y en otro orden de cosas, pero sin irnos demasiado lejos, las partidas en Flick Shot Rogues siguen la estructura de un roguelike al estilo de Slay The Spire, con un mapa dividido en rutas donde puedes encontrarte con campamentos para descansar, eventos narrativos que alteran el escenario o mejoras que potencian tus habilidades.
Un roguelite muy de su estilo
Esta estructura es familiar, pero la mecánica de chapas le da una frescura única. Lo que lo diferencia es cómo cada decisión, desde el personaje que eliges hasta el ángulo de tu disparo, puede cambiar el rumbo de la partida.
Sin embargo, las maldiciones son un problema en los modos más difíciles. Estas desventajas, como reducir tu salud o debilitar tus ataques, pueden aparecer desde el primer minuto, haciendo que los dos primeros niveles sean más duros que el resto de la run.


El RNG aquí es frustrante, porque si no te toca una mejora potente al principio, como un ataque en área, puedes quedarte atascado frente a enemigos que golpean más fuerte de lo que tu habilidad permite soportar.
Aun así, cuando consigues una buena combinación de habilidades, el juego brilla. Desde objetos que duplican el daño tras un rebote hasta efectos que cambian el comportamiento de los enemigos, hay un mundo entre run y run.
Encadenar combos espectaculares es una delicia, especialmente cuando logras eliminar a varios enemigos con un solo disparo bien calculado. La rejugabilidad es alta, ya que las mejoras, maldiciones y rutas varían en cada partida, aunque los mapas tienden a seguir una secuencia similar, lo que puede restar sorpresa tras varias horas.
Un arte interesante, pero una dificultad no tan bien llevada

Es más, el juego es realmente satisfactorio antes de llegar a estos niveles. Divertido, entretenido y desafiante, propone una mecánica de juego básica bastante original dentro de un género que suele desatacar por el paroxismo mecánico. Sabe ofrecer algo diferente sin perder la esencia propia de un roguelike de progresión mediante mapas enrutados.
Al final, en cualquier caso, la sensación es positiva. El regusto final es agridulce, pero el trayecto general es bastante bueno. Sobre todo cuando sumas a la ecuación su apartado artístico, uno de mis elementos favoritos. Con un estilo tipo comic que parece dibujado a mano y tiene cierto toque paródico, derrocha personalidad.
Con biomas bien diferenciados, personajes con carisma y monstruos tan graciosos como resultones, Flick Shot Rogues es un juego que entra mucho por los ojos. Además, los mapas están bastante bien diseñados, siendo más que un elemento de decorado sobre el que jugar.


Los efectos de sonido también están muy logrados, la sensación de control sobre el rebote es buena y los controles están bien diseñados. El juego funciona bastante bien en casi todos los niveles, aunque la banda sonora tampoco es que sea especialmente memorable. Acompaña, y está bastante bien, pero sin más.
Análisis de Flick Shot Rogues: conclusiones finales
Otro aspecto que merece mención es la accesibilidad. Flick Shot Rogues es fácil de entender para los recién llegados, con trayectorias predichas que ayudan a planificar los disparos. Sin embargo, la falta de tutoriales claros puede ser un obstáculo para quienes no están familiarizados con el género.
Aprender a dominar las habilidades de cada personaje o a prever los efectos de las maldiciones requiere prueba y error, lo que puede desanimar a algunos jugadores en las primeras horas. A pesar de esto, la curva de aprendizaje es gratificante una vez que entiendes las mecánicas. La sensación de mejorar tus estrategias con cada partida es uno de los mayores alicientes del juego.


Flick Shot Rogues es un roguelike que brilla por su originalidad y su capacidad para convertir una mecánica simple en una experiencia táctica adictiva. El sistema de disparo es un acierto absoluto, combinando precisión y estrategia de una forma que recuerda a los juegos de chapas, pero con un giro moderno que lo hace único.
El apartado artístico, con su estilo dibujado a mano, es un deleite visual que da vida a cada bioma, y los efectos sonoros refuerzan la satisfacción de cada movimiento. Sin embargo, el RNG en los modos difíciles es un problema notable
Esto es algo epecialmente notable en los primeros niveles de las dificultades más altas, donde las maldiciones excesivas y la dependencia de buenas habilidades iniciales hacen que la suerte pese más que la destreza.
La narrativa, prácticamente inexistente, es un aspecto que debéis valorar. A mí no me importó que no diese importancia a la trama, pro eso ya es cosa de cada uno. Pese a esto, es un título que engancha por su frescura y su estilo visual, ideal para quienes buscan un roguelike accesible pero con profundidad táctica.


- La mecánica de disparo táctil, precisa y profundamente satisfactoria.
- El arte dibujado a mano, colorido y lleno de personalidad.
- La variedad de personajes y sus habilidades únicas.
- Los combos explosivos que premian la planificación estratégica.
- Los biomas que alteran la física y añaden frescura.
- Los efectos sonoros que hacen cada rebote inmensamente gratificante.

- El RNG excesivo en los primeros niveles de máxima dificultad
- Las maldiciones iniciales que castigan demasiado y dependen de la suerte.
- La narrativa pirata desaprovechada, que no aporta al mundo del juego.