Pese a que cada vez somos más exigentes con la calidad gráfica de los títulos, nunca viene mal echar la vista atrás y encontrarnos títulos como Crow Country, del que os traemos el análisis.
Se trata de un survival horror inspirado en los juegos de los 90 para PSone, encontrando inspiración en Resident Evil, Silent Hill o Alone in the Dark. Este ha resultado toda una ovación, respetando no solo el estilo artístico de la época, sino también la jugabilidad y otros aspectos.
Pero ojo, que no solo se limita a imitar el trabajo de hace casi treinta años, sino que además, añade sus propias mejoras al género. ¿Os imagináis como habrían sido estos juegos de poder girar la cámara?, pues este y otros muchos aspectos han sido renovados para este título, que llega de la mano de SFB Games y que os explicamos por qué nos ha encantado.
Análisis de Crow Country, el caso de la investigadora Mara Forest
1990, la investigadora Mara Forest viaja a un parque de atracciones abandonado para dar con su desaparecido propietario. Sin embargo, lo que encuentra allí dista bastante de ser humano, y Mara tendrá que hacer frente a su peor pesadilla para salir con vida del que antaño fue un lugar de diversión.
La premisa argumental queda algo lejana de estar tan pulida como en las obras de Capcom o Konami, aunque sí cuenta con algunos puntos a su favor. El primero de ellos, es la facilidad con la que nos introduce en su atmósfera, y es que su principal atractivo es su inspiración en los 90, por lo que no necesitamos una trama tan profunda para sentirnos parte de él.
Si bien es cierto, la historia cuenta con algunos giros y cabos que se van resolviendo con el tiempo, por lo que el nivel de suspense está siempre presente. A nosotros, estando muy familiarizados con el género, nos ha llevado 5 horas completarlo, una duración justa pero equiparable a la época.
Además, llega con un precio muy competitivo, 18.99 €, que sumado al reto de la jugabilidad, lo hacen muy atractivo. Además, completar el 100% de los logros o trofeos puede llevar varias pasadas o dominar sus dificultades, por lo que la rejugabilidad está asegurada.
Jugabilidad directa y mejorada respecto a la época
Pese a que su apartado gráfico es muy añorable, su principal atractivo es la jugabilidad de la época. Esta nos mete de lleno en situación, convirtiendo la exploración y acción en sus principales pilares. Y es que explorar bien los escenarios no solo son necesarios para abrirnos camino, también para buscar recursos. Estos estarán muy limitados (aunque al comienzo dan la sensación de abundar) y en su escasez está la gracia, pues tendremos que gestionar bien como los invertimos, y en que caso nos conviene evitar los combates.
Y hablando de los combates, el juego cuenta con una gran mejora y diferencia respecto a la época, y es el apuntado. Este ha pasado de ser absurdamente aleatorio y difícil de controlar a ser más preciso al contar con una mira. Lógicamente, no podremos movernos y apuntar a la vez, pero compensa al dar tanta precisión en el disparo, el cual a veces también usaremos para abrir caminos.
La cámara abandona por completo los puntos ciegos, y nos seguirá por el escenario, además de contar con la posibilidad de poder girarla por completo. Esto rompe en parte con el encanto de la época, como la presión y los sustos que nos llevábamos al girar una esquina y producirse un cambio de cámara, momento en el que nos atacaban y nos ponía el corazón a mil.
En definitiva tiene tantas ventajas como desventajas, pero lo más importante es que le da algo de estilo único. Por último, queremos recordaros que también podemos usar una linterna, esta nos será de gran utilidad a la hora de encontrar materiales, y coleccionables. Estos documentos serán muy útiles, sobre todo a la hora de comprender el lore y el trasfondo de la trama.
Muévete como quieras y en la dificultad que quieras
La jugabilidad también ha respetado a la época, pudiendo elegir entre la movilidad «tanque» de entonces o un enfoque más moderno. Este último rebaja la dificultad del control de Mara, aunque ambas son opciones válidas y disfrutables. Consiste básicamente en mover con el analógico al personaje, sin problemas de giro. En cualquier caso, el juego respira survival horror por los cuatro costados: habitaciones, secretos, puzles, buscar llaves… no falta de nada.
Estos nos han parecido elaborados hasta cierto punto, sin llegar a suponer un verdadero atasco. La variedad de enemigos nos parece casi tan decente como la de escenarios. Cuentan con el detalle, de que al estar más cerca de ellos, les realizamos más daño, lo que le da un toque estratégico, aunque a la hora de la verdad, los combates son casi omisible por lo fácil que resulta esquivarlos.
Además, contamos con hasta tres armas distintas, aunque la escopeta y la mágnum cuesta conseguirlas. Aunque eso sí, como siempre, os recomendamos que tengáis cautela a la hora de gastar munición, pues a medida que avanzamos, aumenta el desafío de los enemigos. Por cierto, cuenta con dos modos de dificultad, el normal y el fácil (donde además los enemigos pasan de atacarnos). A nosotros nos ha sabido a poco, y hubiéramos preferido una dificultad más alta para el post-game.
A nivel gráfico, respeta a la perfección la estética de los 32-bits, aunque en los polígonos de los personajes y enemigos, le da su propio aire. Si bien es cierto, la atmósfera es sobrecogedora e inmersiva, el diseño de personajes no nos ha parecido tan adultos. Más que a un juego de terror de los 90, nos ha recordado al mismísimo Final Fantasy VII, aunque los toques de miedo están muy conseguidos y es muy inmersivo. Sin embargo, hay un factor que también le ha restado seriedad, y es la ausencia de voces. Nos hubiera encantado poder escuchar un doblaje enlatado como en antaño, y de no tenerlo, le resta inmersión.
Análisis de Crow Country, impresiones finales
Eso sí, a nivel de efectos sí está muy logrado y hemos quedado muy satisfechos, al igual que con la traducción al español que cumple con creces. Crow Country ha sido todo lo que esperábamos y algo más al incluir elementos que lo diferencian de otros. Mejoras en la jugabilidad, la cámara y algunas ayudas que no contábamos en la época y que es justo lo que podíamos pedir, ni más ni menos.
Una historia quizás menos memorable y con un peso más bajo, pero igualmente disfrutable en sus 5 horas de duración. Al igual que la inclusión de trofeos, donde es posible que necesitemos varias pasadas para alcanzar el 100%. Escenarios muy completos con una buena relación en dificultad-puzles, donde solo echamos en falta más armas. Al igual que la falta de voces, algo que lo habría convertido en una experiencia mucho más inmersiva.
Además, llega a un precio irresistible para lo que ofrece, 18.99 € aunque solo en formato digital.
- Lo bien que recrea la ambientación de los 90, un digno homenaje al género y la época.
- Las mejoras sobre el género como el giro de cámara, el control de personaje y el apuntado.
- Los rompecabezas son exigentes sin ser desesperantes, buena mezcla de puzles y acción.
- La ausencia de voces, se carga parte de inmersión.
- Falta de más niveles de dificultad.
- Algo más de variedad en las armas.