
Desarrollado por Square Enix, allá en octubre de 2021 llegaba a nuestras plataformas de juego una peculiar propuesta rolera. Llamada Bravely Default, rescataba el enfoque más clásico del RPG japonés a través de las bondades de Nintendo 3DS. Tal fue el éxito del proyecto que, años después, decidieron hacer una secuela directa. También disponible en 3DS, no contentó a los más fervientes admiradores de la —ahora sí— franquicia de Square.
Un año después, marzo de 2017, se estrenaba Nintendo Switch, la actual consola de la gran N. Junto a ella llegaron grandísimos títulos, pero fueron muchos los que preguntaron por los héroes de la luz. Tuvimos que esperar hasta saber de nuevo de ellos, mas tampoco demasiado. Un tráiler promocional y una serie de muestrarios en el tiempo fueron ofreciendo información de cuando en cuando hasta el mismo día de su lanzamiento: 26 de febrero de 2021.
Así pues, hoy nos reunimos para hablar del último trabajo de Square Enix. Sustituyendo al estudio Silicon Studio entra en escena Claytechworks. quien se ha ocupado de casi todo el proceso con pequeñas ayudas de la gigante nipona. Mucho tuvo que ver Bravely Second, juego que se alejaba de las pretensiones y expectativas de los productores. A ese respecto, Tomoya Asano llegó a declarar que el «II» del título era una forma de distanciarse de Second con un nuevo comienzo. Dicho esto, ¿qué podemos esperar de Bravely Default II?
P.D. No hace falta haber superado Bravely Default o Second Slayer para jugar a Bravely Default II. Está completamente traducido al español.
Bravely Default II

Todo comienza con una misteriosa voz que nos habla des de la distancia. En cierto modo, podríamos hablar de la voz de los cristales, una serie de piedras muy importantes para la estabilidad del mundo. Definidos como una suerte de efigies, representan los cuatro elementos básicos: fuego, tierra, agua y viento. La historia gira en torno a su recuperación, pues de lo contrario el mundo llegará a su fin. En caso de no encontrarlos, tendrá lugar un evento llamado Nexus Nocte. O lo que es lo mismo, una calamidad que amenaza con destruirlo todo y a todos.
Sin esforzarse demasiado por establecer una línea narrativa demasiado original, pronto descubrimos que somos un héroe de la luz. Conoceremos, más pronto que tarde, al resto de nuestros compañeros: Seth, Gloria, Elvis y Adelle. Habría cabido esperar que, a lo largo de la historia, la construcción de los susodichos fuese netamente superior a la de sus precuelas. No es así. Es más, la historia es bastante prototípica: cuatro héroes escogidos por el destino deben enfrentarse a un mal superior para devolverle el equilibrio al mundo y salvarlo de su destrucción.
Sea como fuere, hay más de lo que cabría esperar. Las primeras horas de juego son, como poco, desesperanzadoras, pero pronto agarra el toro por los cuernos y nos sorprende con una delicada narrativa. Repleta de momentos bastante oscuros y dramáticos, sorprende a propios y extraños con pequeños giros de guion muy interesantes. El argumento se construye poco a poco y, pese a no desvelar ningún gran misterio en el proceso, define bastante bien los cimientos de una trama —al final— entretenida. En cualquier caso, la historia n oes demasiado rompedora ni redefine el género. Eso sí, lo tiene todo para que nos encariñemos con su mundo y sus personajes gracias a la buena dinámica de grupo.
Bravely Default II, o de cuando el combate es casi perfecto

Dejando a un lado las posibles carencias que hemos revisado con anterioridad, hay un apartado que se merece todos y cada uno de nuestros elogios: el combate. En una visual preciosa repleta de detalles y grafismos muy precisos, Bravely Default bebe de los grandes clásicos del género para traernos una experiencia excelsa y enriquecedora. Haciendo caso del feedback recibido de los jugadores de entregas anteriores, plantea unas mecánicas simples, pero tremendamente eficaces. Para empezar, porque sabe bailar perfectamente entre la pausa y tranquilidad requeridas para brindarnos dosis de estrategia.
Seguidamente, porque —pese a ello— dispone del dinamismo suficiente como para hacernos sentirnos en tensión en todo momento. Para que os hagáis una idea, en Bravely Default II usamos un sistema llamado Bravely Default (válgase la redundancia). A grandes rasgos, funciona por turnos clásicos. Tendremos que gestionar una serie de comandos (Brave y Default) así como de una reserva de puntos denominados PB. Siendo prolijo, cada vez que hagamos una acción Brave podremos ejecutar una acción extra a cambio de PB. Tendremos un máximo de cuatro por personaje.
Por su parte, los Default son poses defensivas que tienen por objeto reducir el daño recibido y adquirir PB adicional. ¿Cómo lo obtenemos si no usamos Default? Esperando. Ganaremos, pasivamente, un PB por cada turno que pasa. Sin llegar a rompernos la cabeza con unas mecánicas demasiado alocadas, se presta a dejarnos diseñar estrategias personalizadas en la que la gestión de turnos, PB y habilidades es vital. Llamativo como poco, reconduce un sistema muy explotado con pequeñas variaciones muy sencillas de aprender, pero bastante complejas de dominar.
Precaución, amigo jugador

Todo combinado con una barra de tiempo que determina el orden de los turnos de los personajes. La velocidad a la que esta se rellena, como no podía ser de otra forma, depende de diversos factores. De cualquier forma, es muy importante prepararse muy bien… y no volverse loco. Si por un casual decidimos gastar todos nuestros PB es posible que terminemos recibiendo una marabunta de palos durante varios turnos mientras nuestros personajes se quedan ahí, quietos, viéndolas venir. Sí, es muy divertido liberar una retahíla de 16 golpes que cause estragos en nuestros enemigos, pero… Será mejor que no gastes todos tus recursos sin más.
A ese mismo respecto, está claro que Square ha aprovechado toda su experiencia. Sin irnos demasiado lejos, con un sistema que nos ha recordado a Final Fantasy Tactics, los trabajos. Con no menos de quince clases diferentes, podremos especializar a nuestros héroes en unas tareas u otras en función de la ruta que escojamos. De esta forma, las técnicas, hechizos y habilidades pasivas que desbloqueemos pueden ser distintas. Así pues, nuestro rendimiento —y capacidades— en combate vienen determinados por los trabajos. Tened en cuenta, además, que el número de pasivas que nos podemos equipar está limitado.
En referencia a las batallas contra los jefes finales, será mejor que os agarréis a la silla. Siendo una decisión cuestionable —entiendo— para muchos, suponen un salto de dificultad muy importante. En una evolución lógica de los eventos, el nivel de batalla de estos será muy superior al de cualquier enemigo que nos encontremos (no de forma aleatoria, todo sea dicho) por el escenario. Siendo bastante satisfactoria, aprovecha una IA bastante bien construida que no abusa de números, sino de estrategias bien planteadas.
Un mundo repleto de maravillas

Si podemos decir que nos ha encantado la ausencia de combates aleatorios, también podemos decir que no nos ha agradado demasiado la IA y variabilidad de los enemigos que nos podemos encontrar; no da mucho de sí. Sea como fuere, no todo consiste en partirnos la boca con un sin fin de extrañas criaturas muy inspiradas —en muchos casos— en el mundo animal. A grandes rasgos, podemos hablar de un mapamundi divido en ciudades y pueblos además de mazmorras. Con un recorrido interesante, flaquea en algunos escenarios demasiado vacíos.
Las mazmorras, por su parte, son una verdadera maravilla. Dispuestas en una suerte de laberintos repletas de enemigos, secretos y tesoros, ofrecen un contrapunto muy interesante respecto al clásico JRPG. Por otro lado, las misiones secundarias no están tan pulidas. Algunas, que no todas, se sienten como contenido de relleno. Más allá de recompensas y experiencias, no aportan nada nuevo. Por suerte, no sucede en todas, pues varias de ellas —gracias— aportan cinemáticas y secuencias que completan la narrativa de la historia y los personajes.
Lo bueno es que, aunque acumulemos misión tras misión, el sistema de guía es muy preciso a su modo. Además, la interfaz está construida a la perfección y es bastante sencillo entenderse con los menús. Ahora, no tendremos minimapa que nos ayude a guiarnos in game; perderse forma parte de la experiencia. Tenlo en cuenta. Puede resultar complicado de gestionar, pero también es cierto que agradecemos la extensa duración de su campaña y contenido adicional.
La belleza en el minimalismo

Para terminar, hablemos de su apartado audiovisual. Empecemos, por ejemplo, por lo que siempre funciona en Square: la banda sonora. Bravely Default II ha contado con Revo para la composición de su soundtrack y debo decir que, salvando algún que otro tema concreto, es muy buena. Perfectamente acoplada en las distintas secuencias de combate o exploración, sabe cuando debe aumentar el ritmo o cuando quedarse en un segundo plano. En ese sentido, sobresaliente.
Con respecto al apartado gráfico, emplea un diseño que se acerca mucho a los «chibis», pero en una expresión mayor. Podría decirse que es una suerte de diseño en 3D «realista» con personajes miniaturizados. Destaca la falta de expresividad de os avatares, aunque a mí no me desgrada. Tiene a bien de generar grandes contrastes con la seriedad de su trama, cosa que siempre he disfrutado y se ha puesto muy de moda en no pocas series de animación japonesas.
Sea como fuere, las texturas son sorprendentemente buenas. El nivel de detalle es elevado, los escenarios son bonitos y cada zona tiene personalidad propia. Destacan, en realidad, los fondos, ya que están compuestos de preciosas imágenes en estático.
Conclusiones

La conclusión es que, sin dejar a un lado ciertos errores y carencias, Bravely Default II es una grandísima experiencias JRPG de corte clásico. Rutinaria en su narrativa, no sorprende con sus personajes, pero sí con la seriedad y tensión de ciertos pasajes. Con una excelente banda sonora, un espectacular sistema de combate y una gran reserva de momentos intensos, es muy disfrutable.