En apenas unas cuantas partidas, Sunderfolk no solo me ha demostrado que es un gran juego, sino que además me ha despertado el apetito de más. Llevaba mucho siguiéndole la pista, pues su premisa me resultaba muy original, y gracias a él he descubierto un nuevo género que me encanta. En apenas unas horas, y tras disfrutar de la experiencia junto a otros tres amigos, tiene la culpa de que esta variante de juegos de tablero haya ganado muchos enteros en mi escala de prioridades.
Lo primero, y lo más importante que debéis saber, es que Sunderfolk se disfruta más con amigos. Lo bueno es que, aunque cuesta 49,99 euros, no tendréis que gastaros 200 euros para juntaros en una party de cuatro. Con una sola copia es más que suficiente. Yo, por ejemplo, lo jugué con el Remote Play Together de Steam, pero podría haberlo compartido igualmente sin él.
Sunderfolk, a diferencia de los juegos a los que estaréis acostumbrados, se juega con el móvil. ¿Cómo? A grandes rasgos, abrí el juego, me convertí en el host de la partida, compartí un código QR con tres amigos y se conectaron a través de la app de móvil.
Sin Remote Play Together fue tan sencillo como abrir Discord y compartir mi pantalla. Cuando cambié al RPT, ni eso: cada uno veía el juego en su propio PC, por lo que fue incluso más fácil. En otras palabras: si te juntas con otros tres amigos y lo pagáis entre todos, os saldría a solo 12,50 por cabeza. Y merece la pena. Mucho. Es superdivertido, la dirección artística es una maravilla y el gameplay es realmente bueno.
Análisis de Sunderfolk



Dicho esto, ¿qué es Sunderfolk? En términos generales podríamos hablar de un RPG táctico de fantasía épica en donde debemos controlar a un grupo de hasta cuatro personajes. Tenemos distintas opciones, desde un oso que cumple la función de tanque hasta un cuervo que lanza hechizos, pasando por una comadreja de la clase pícaro, una salamandra ígnea, una cabra con arco o un murciélago con funciones de bardo.
De carácter antropomórfico, todos ellos están muy bien diseñados, y el gameplay de cada uno es realmente diferente. Así pues, si juegas tres campañas diferentes con tres personajes distintos, cada una se sentirá única a su modo —más allá del guion— debido a que se juegan de manera muy diferente. Secret Door —la desarrolladora— lo ha hecho muy bien en ese sentido.
Volviendo al quid de la cuestión, Sunderfolk es un RPG táctico y, al mismo tiempo, una campaña de rol. La historia y las voces de los personajes —perfectamente dobladas al español— las pone la narradora, quien nos va guiando a través de la aventura con un toque encantador.


Y, si bien es cierto que no puedo hablaros de una trama especialmente rompedora, sí que puedo deciros que goza de un buen guion y de una narrativa sobresaliente. Para que os hagáis una idea, tras una sesión de varias horas, la primera pregunta que todos nos hicimos fue: «¿Y cuándo nos echamos la siguiente?». Así de bueno es.
Pese a que tiene una jugabilidad sencilla, funciona muy bien. Siendo prolijos, nos iremos moviendo por un escenario dividido en casillas mientras utilizamos distintas cartas (nuestras habilidades) para derrotar a los distintos enemigos o resolver los diferentes puzles que nos irán apareciendo a medida que juguemos.
Una campaña de rol muy divertida
Cada personaje tiene sus propias virtudes. Por ejemplo, el oso es el que más aguanta —y con diferencia— mientras que la salamandra tiene mucho daño y se puede ir buffando a sí misma pisando las casillas que ella misma incendia, ganando incluso más daño a medida que avanza la partida.


El murciélago, por su parte, cada vez que intercambia de posición con un aliado o usa algunos de sus hechizos, genera consumibles automáticos que pueden potenciar nuestro ataque y nuestra defensa, o recuperar nuestros puntos de vida. Todos tienen su aquel y son muy originales.
El caso es que tendremos que ir organizándonos en un sistema de combate por turnos mediante el cual iremos intercambiando ataques con los monstruos controlados por la IA. Estos son relativamente simples, pues tienen su prioridad de ataque muy definida según la dificultad, pero incluso así te pueden poner en un aprieto si no mides bien tus movimientos.
La curva de dificultad y aprendizaje está muy bien planteada. Sucede lo mismo con la progresión. Y no es lo único. Tanto el tutorial como la banda sonora, la dirección artística (aunque técnicamente se le saltan un poco las costuras cuando se acerca la cámara y los gráficos no son tan punteros) o el propio sistema de juego son de mucha calidad.

Sunderfolk ha sido una de las más gratas sorpresas que me he llevado este año y, de verdad, me fui con la sensación de que lo «desapercibido» que ha pasado este año es una injusticia; se merecía, como poco, haber estado entre los candidatos a indie del año.
Más juegos así, por favor
Si tuviese que ponerle alguna pega es que el argumento no es algo que no hayamos visto con anterioridad y que en solitario pierde bastante. Solo es capaz de extraer todo su potencial cuando nos juntamos con nuestros amigos (o familiares) y disfrutamos de la experiencia en modo cooperativo.
Es ahí donde brilla. Con unos controles sobresalientes —me ha sorprendido lo bien que funciona en móvil, lo intuitivo que es y lo cómodo que resulta— debatir con tus compañeros cuál es la mejor estrategia posible es una auténtica delicia. Además, el hecho de que cada cierto tiempo tengamos que ponerle nombre a algo y discutir sobre ello es una maravilla.

Además, entre misión y misión solo podremos hablar con tres NPC de lo que podríamos llamar nuestra base de operaciones (donde podemos equiparnos, comprar ítems, etc.), por lo que incluso en esos momentos tendremos que pararnos a debatir sobre la mejor ruta posible.
Eso sí: echando un vistazo a otros compañeros del medio y comentándolo con ellos, he visto que Sunderfolk tampoco presenta nada que no hayamos visto con anterioridad en el género. Personalmente, no me ha importado. Tampoco a los dos jugadores que ya habían tenido experiencias similares.
Es igualmente divertido pese a ello. Intuitivo y orgánico, hace muy bien lo que se propone, por lo que la experiencia es muy satisfactoria en prácticamente todos los sentidos. Pero cuidado, porque toda esa sencillez se puede diluir ligeramente si se juega en solitario, pues tendremos que hacer por nuestra propia cuenta lo que habría hecho un grupo entero.
Análisis de Sunderfolk: conclusiones

A modo de conclusión, os diré que Sunderfolk es muy bueno en lo que hace y es una de las opciones más divertidas que he visto en mucho tiempo a la hora de disfrutar de un juego cooperativo que tenga ese toque chill que tanto nos gusta sin perder en ningún momento el concepto de dificultad. Si la pones al máximo, es un desafío que te hará sudar.
Es muy bueno planteando debates y discusiones entre los miembros del grupo, destacando como una experiencia social con la que pasar un muy buen rato con nuestros amigos. Técnica o mecánicamente no podemos decir que sea demasiado complejo, pero tampoco importa. El estudio sabe muy bien cuáles son sus virtudes y las explota al máximo.
Así pues, y a modo de cierre, diré que Sunderfolk ha sido una de las sorpresas más agradables que me ha dado 2025. Me ha parecido muy, muy bueno. Tanto que la única «gran pega» que podría ponerle es que quiero más. Y eso que no es corto. La campaña tiene más de 30 misiones y luego tenemos partidas independientes, por lo que ofrece muchas horas de contenido. Pero quiero más. Me ha gustado tanto que ahora sueño con un DLC y una segunda campaña.


- Es un cooperativo genial para disfrutar con amigos. Es muy divertido.
- La dirección artística es realmente notable.
- La jugabilidad que presenta es orgánica, intuitiva y fácil de entender.
- Los controles en teléfono móvil funciona realmente bien.
- El trabajo de doblaje le da mucha vida.
- Con una sola copia pueden jugar cuatro personas.

- La trama no presenta nada que no hayamos visto antes.
- En modo single player pierde bastante. Está hecho para jugarse en grupo.