Es indiscutible que estamos viviendo una revolución en la forma de consumo de productos televisivos. Con la llegada a la cima de las plataformas de visionado directo, otros negocios se han visto afectados. ¿Será el cine uno de ellos?
Estas plataformas nacieron en respuesta a un nuevo mercado que se generó gracias al asentamiento de Internet en nuestros hogares. Con las comodidades que la web ofrecía, mucha gente comenzó a pasarse a la piratería de contenidos audiovisuales. Y la mayoría no por el precio, sino por las condiciones.
Me explico. Tradicionalmente, una serie de televisión se emite un día determinado a la semana, a una hora concreta. Esto supone que si quieres ver dicha serie, no te queda otra que estar en casa en ese momento o programar una grabación. Además, si te pierdes ese capítulo o, sencillamente, te quedas dormido, resulta casi imposible continuar con el hilo argumental.
Para solventar estos problemas, muchos acudieron a Internet como una forma de poder ver lo que querían, cuando querían. A parte, el contenido online te permitía el acceso a series o películas que nunca se estrenaron en tu país.
De esta forma, se creó una necesidad. Las cadenas que ahora se dedican al visionado directo supieron muy bien identificar el negocio y hacerlo legal mediante el pago de unas cuotas muy bajas en comparación a lo que existía con anterioridad. Así, una gran parte de los «piratas» nacidos en cunas como la difunta Series.ly, pasaron a formar parte de familias como la de Netflix.
La fama y reconocimiento que estas cadenas han adquirido es tal, que según un estudio realizado por Price Waterhouse Coopers (PWC) en Reino Unido, plataformas como Amazon o la ya citada Neftlix superarían al cine con 1,81 mil millones de ingresos en 2020.
La demanda de vídeo en Internet no muestra signos de desaceleración.
Así lo confirma Phil Stokes, director de entretenimiento y medios de comunicación de PWC. Está claro que la gente ha encontrado una alternativa muy viable a la piratería en el visionado directo. Contando, además, con las ventajas de un servicio oficial como la alta calidad de la emisión o la garantía de unos buenos subtítulos.
Sin embargo, a pesar de los datos recogidos por esta encuesta, no conviene alarmar a los cinéfilos. El mundo de la gran pantalla no corre peligro, solo deberá compartir protagonismo.
Las cifras no señalan la muerte del cine. Mira el rendimiento de la taquilla de películas como Star Wars: Rogue One o Animales Fantásticos y dónde encontrarlos para ver la cantidad significativa de entusiasmo por las películas de éxito en taquilla.
No obstante, es muy posible que sí tengamos que prepararnos para el adiós de otros medios.
Estoy hablando de los ya casi desechados formatos físicos: el DVD y el Blu-ray. Salvo en el caso de los seguidores más fieles, la mayor parte de la audiencia no cree necesario conservar sus series y películas en físico cuándo pueden optar a ellas vía web o guardarlas almacenadas en su disco duro.
Consecuentemente, el consumo doméstico de estos productos está en una caída libre que no parece terminar en buen puerto. Hablamos de un descenso de casi la mitad de las ganancias en cuatro años, de los 1,55 mil millones a los 679 millones en 2021.
Así pues, podemos decir que la guerra es, más bien, entre lo físico y lo digital ¿De qué lado estáis vosotros?