En 100 años de perdón Daniel Calparsoro (Invasión,Ausentes) nos trae esta vez como director un thriller policial tenso, distinto y cocido a fuego lento, que parece basado en hechos reales debido desgraciadamente al día si día también en el que un político es imputado por algún delito de corrupción.
Desde luego la película consigue engancharte y mantenerte pegado a la pantalla, da la impresión de ser una olla a ebullición que no sabes cuando va a reventar, mostrando que todo esta lleno de ladrones, solo que unos llevan máscara,y otros trajes. El peso del liderazgo de la banda cae en El uruguayo o simplemente uru o El gallego, interpretados por Rodrigo de la Serna y Luis Tosar, respectivamente.
Sus papeles sepultan la pantalla con carisma, poderío y personalidad, en una actuación formidable (recordemos que 100 años de perdón quitó el puesto de película mas taquillera a Deadpool en España) que pasa de mostrarnos la frialdad y dureza con la que afrontan en un principio el plan perfecto que han tallado, hasta la desesperación y tristeza cuando por motivos que no desvelaré para evitar spoiler, su plan se trunca y se encuentran atrapados y rodeados en el exterior por los policías.
La película se construye en varios planos, con aquello que sucede dentro del banco y a las afueras con diversos personajes, como por ejemplo Raul Arévalo , como un serio y distante representante del gobierno cercano a la presidencia, que busca ante todo la protección de la misma, o José Coronado como un negociador que trata de que la situación salga lo mejor posible.
A su vez, dentro del banco hay una clara división de arcos argumentales hasta que todos se funden en uno, como la relación de El gallego con la directora del banco (Patricia Vico), el verdadero motivo por el que El uruguayo quiere atracar el banco, o la compasión sentida por El loco (Joaquín Furriel) y una mujer a la que le van a quitar la casa por un impago.
Consigue que sientas empatía con los ladrones sin necesidad de contar por qué necesitan el dinero o las penurias que han pasado, lo que le da un toque fresco y libre de cargas sentimentales en ese aspecto, por lo que sin duda y salvando un pequeño fallo argumental que vi y que no merece la pena comentar (además de que también sería spoiler), se trata de una película muy recomendable y por la que merece la pena ir al cine.