No es la primera —ni será la última— vez en la que os diga que un manga no siempre necesita un argumento demasiado trabajado o enrevesado para ser esencialmente divertido. Esto es algo que hemos comprobado en trabajos como el de Yoisuke Nakamaru y Kyotaro Azuma, autores del protagonista de nuestra reseña de hoy, el volumen 2 de Tenkaichi, la batalla definitiva. Ahora bien, quiero corregir un detalle respecto a la primera entrega.
Allá en su momento, destaque la labor de Azuma por encima de la de Nakamaru. Os expliqué que el gran atractivo de esta obra era el dibujo, pero con la lectura de esta segunda entrega me he dado cuenta de que no tenía razón. Al menos no del todo. Y si bien es cierto que sigo pensando que el arte es quien sustenta gran parte de su atractivo, no sería nada si el gran diseño de sus personajes. Y es que en apenas dos tomos he sido capaz de enamorarme de sus dos primeros combatientes, Honda Tadakatsu y Miyamoto Musashi, así como de la tercera guerrera en llegar: Fuma Kotaro.
Bajo el nombre de kunoichi, pero con una fisionomía que podría hacerla rivalizar con un gigante, ha demostrado que un buen diseño puede ser más que suficiente como para conquistar al público. En este caso, creo que tiene carisma más que de sobra para hacerlo, aunque frente a ella se posiciona un veterano samurái ciego, Toda Seigen, que también podría dar mucho de lo que hablar. El caso es que ambos, de una manera u otra, han llamado mucho mi atención… Y eso que apenas hemos visto nada de ellos. No han empezado ni a pelear, pues en este volumen apenas vemos su entrada tras el final del primer duelo a muerte del torneo.
Reseña de Tenkaichi, la batalla definitiva n.º 2 | Portada, sinopsis y edición
Han pasado diez años desde que Oda Nobunaga ha unificado Japón, pero cuando el shogun se da cuenta de que se acerca la hora de su muerte, anuncia que entregará el poder del país a quien logre reunir a los guerreros más fuertes. El sueño de los daimios se ha visto frustrado, por lo que lucharán por convertirse en los próximos gobernantes de Japón reclutando a los guerreros más fuertes. De ese modo da comienzo el Tenkaichi, el torneo de artes marciales más grande jamás celebrado en Japón. El primer combate enfrentará al guerrero Honda Tadakatsu y al guerrero Miyamoto Musashi. ¿Quién se alzará con la victoria en esta primera ronda?
Colección | Tenkaichi vol. 2 de 8 (serie abierta) |
Autoría | Yosuke Nakamaru y Kyotaro Azuma |
Género | Acción, artes marciales, aventura |
Formato | Tapa blanda con sobrecubierta |
Tamaño y páginas | 13,1 x 18 cm con 192 páginas en b/n |
Precio | 9,95 € |
Maquetación | Yellowkidworks |
Traducción | J. Oriol Guinovart-Pedescoll (Daruma) |
Fecha de lanzamiento | 04/04/2024 |
Reseñas | Volúmenes anteriores |
Para variar, Distrito Manga ha presentado un producto de nivel con una buena maquetación, traducción e impresión. En general, la editorial ya nos tiene muy bien acostumbrados en ese sentido, por lo que este tercer volumen no iba a ser distinto. Y aun a riesgo de sonar repetitivo, puedo decir que es un producto de calidad que cumple con nuestros estándares en la mayoría de ámbitos, por no decir todos.
Una «Oda» a la destrucción
Chistes malos aparte, el torneo mortal mediante el cual Oda Nobunaga quiere encontrar a su sucesor sigue su curso. Durante la primera entrega asistimos al duelo ante Honda, un lancero descomunal consagrado como un héroe de guerra casi inmortal, y Mushashi, un joven espadachín con un talento sobrenatural y un instinto al alcance de muy pocos. Lo curioso es que, aunque todos sus ataques tienen la intención de matar, entre ellos se formula un extraño sentimiento de respeto.
Como guerreros, valoran la capacidad del otro, y siempre van de frente. No recurren a artimañas o trucos. Se enfrentan en un duelo que enumera a la perfección prácticamente todas las virtudes que los occidentales siempre adscribimos a los samuráis. En este manga, y en este primer combate, toman forma, pero desde una perspectiva realmente violenta. Lo mejor de todo es que, en realidad, lo hace sin darle muchas vueltas al asunto.
Como ya os conté con anterioridad, aquí todo se resume en violencia pura y dura. Es una carta de amor al arte de la guerra. Bien cargada de sangre, se deja llevar por el lado más primitivo del ser humano y nos ofrece grandes dosis de acción casi sin parar. Lo «malo» es que, para poder darnos todo esto, renuncia casi por completo a la trama. De hecho, podemos decir que su argumento se resume en un torneo de poder absoluto en donde hay de todo, desde guerreros honorables, hasta pervertidos consumidos por el hedor de la sangre, pasando por psicópatas en potencia, egocéntricos de manual o adictos a la adrenalina.
La espectacularidad como carta de presentación
Es a través de estos que somos capaces de disfrutar de la historia. Me recuerda mucho a Baki en ese sentido, debido a que casi todo se resume a un grupo de personas mamadísimas hasta el infinito que buscan destrozar a todos sus enemigos. O a Dragon Ball, donde solo buscamos disfrutar de batallas espectaculares. Aquí es más de lo mismo, pero cambiando las explosiones de energía por armas de toda clase y estilos con cierto carácter histórico. Eso sí, aunque no llegan al nivel de Toriyama, poseen rasgos de ciencia ficción.
Honda, por ejemplo, cuando entra en calor, empieza a brillar, siendo este el momento en el que más poderoso es debido a que puede forzar sus músculos hasta el máximo. O Mushashi, que puede seguir combatiendo después de que le arranquen un trozo de carne con huesos incrustados tras recibir un golpe en las costillas. Aquí se lleva a realidad hasta la ficcionalidad, forzando los límites del ser humano hasta un nivel imposible, pero que terminas de aceptar ante la premisa de «bueno, podría pasar». Sabes que no, mas te da igual. Simplemente, lo disfrutas, porque a veces el manga consiste solo en eso. En disfrutar.
No todos los mangas tienen que ser One Piece o Jujutsu Kaisen. No todos los guiones tienen que ser el eje de la historia. A veces nos basta con disfrutar de personas muy, muy, muy fuertes que no dejan de darse madrazos en la boca por algo tan abstracto como el orgullo, el honor o Dios sabe qué. Tenkaichi, la batalla definitiva, se incrusta dentro de ese pequeño grupo de mangas que se dejan llevar por la violencia y, en lugar de buscarle sentido a las cosas, lo llevan todo al máximo para ofrecerlos las batallas más espectaculares posibles. Lo bueno es que no solo lo consigue, sino que, además, lo hace muy bien.
Reseña de Tenkaichi, la batalla definitiva n.º 2 | Conclusiones
La pregunta clave, con todo esto sobre la mesa, es… ¿Te ha gustado? Pues lo cierto es que sí, y mucho. Sobre gustos no hay nada escrito, por lo que siempre es grato que aparezcan series así. Hoy día parece que si no tienes una trama revolucionaria, no puedes triunfar, pero no es así. En caso contrario, que se lo digan a Shūmatsu no Valkyrie, manga cuya premisa se sustenta en traer guerreros y dioses de leyenda para que se partan la cabeza los unos a los otros. Tenkaichi, la batalla definitiva es algo parecido, pero con artistas marciales, espadachines, ninjas, etc. de origen nipón.
En ese sentido, lo cierto es que funciona muy bien. Ofrece justo lo que promete y te deja con ganas de más. O lo que es lo mismo, el diseño de sus personajes y la intensidad de sus batallas es lo suficientemente impactante como para que te genere curiosidad. Quieres saber quién ganará el siguiente combate, cómo lucharán los combatientes de turno y/o qué sucederá al final con el torneo organizado por Oda Nobunaga.
Para terminar, os dejo con la que creo que es la mejor conclusión que os puedo dar: quiero seguir leyendo Tenkaichi, la batalla definitiva, y no creo que eso cambie dentro de poco. Sin más, no espero que el manga cambie demasiado, por lo que, a no ser que los nuevos guerreros que aparezcan no estén a la altura —cosa que duda—, podemos esperar un nivel constante. Será más de lo mismo, puede que mejor, pero eso no es algo malo. Más bien lo contrario. Así que, por favor, Distrito Manga, tráeme más. Y cuanto antes, mejor.
- Es muy sincero con lo que ofrece.
- El dibujo es realmente bueno.
- El ritmo es directo y frenético.
- Aunque simple, es bastante entretenido.
- El diseño de los personajes (psique) que se han presentado tiene buena pinta.
- Es bastante plano.