Reseña de El Bestiario de la bruja n.º 4 | Las semillas de la incertidumbre

Ahora que nos encontramos en el ecuador de la serie, podemos hablar con más propiedad que nunca del único trabajo de Hachi publicado —hoy día— en España. En efecto, con nuestra reseña de El bestiario de la bruja n.º 4 hemos consumido la mitad del manga, ya que la totalidad de este se compone de ocho volúmenes. Ciertamente, nos apena ser tan conscientes de que el final está ‘tan cerca’, pero al mismo tiempo nos alegra. Durante los últimos meses, hemos podido disfrutar de un buen ritmo de publicación.

Del mismo modo, nos hemos congratulado de la narrativa, la construcción y el diseño general del tebeo. Posiblemente, nada de esto sería posible de haber sido una obra un tanto más extensa. Es más, muchas de las subtramas y líneas argumentales que maneja serían menos interesantes en ese caso. Una de las grandes virtudes de este El bestiario de la bruja está siendo, precisamente, que no descansa. Va al grano y es muy directo.

Sin duda, esta es una de sus mejores facetas, siendo este uno de los motivos por los que, aunque nos apena afrontar el final, también estamos alegres de que así sea. Asimismo, siempre tiene su punto coleccionar series no tan largas. A fin de cuentas, si el mundo solo funcionase mediante catálogos exacerbadamente extensos, sería muy complicado seguir tantas series de manera simultánea. Sea como fuere, ese es otro tema, así que vamos a lo que verdaderamente nos interesa: ¿Qué nos ha parecido esta cuarta entrega?

Reseña de El bestiario de la bruja n.º 4 | Portada, sinopsis y edición

Lice y Loki han forjado un fuerte vínculo después de que la niña salvara a Loki de una difícil situación. Para poder resolver el misterio alrededor de la muñeca que se ha convertido en una niña, los dos héroes, acompañados de Touen, se dirigen a Namito en busca de un hombre llamado Snow López. Durante el viaje, comprueban que la ciudad está bajo el control del Sagrado Mecenazgo, y allí conocen a Rubel, un niño ciego pero alegre que les ofrece quedarse con él y su abuela. Sin embargo, un gran secreto se oculta tras la apacible vida de Rubel y su abuela…

En primer lugar, y como viene siendo habitual, queremos hablaros de la edición. En este caso nos va a tocar repetir lo mismo de siempre: Distrito Manga ha hecho un gran trabajo. Por suerte, nos encanta ser reiterativos con este tipo de cuestiones, pues significa que se está llevando a cabo una buena labor. En ese sentido, podemos destacar la calidad tanto de la traducción como de la impresión en líneas generales. Sin más, tanto esta cuarta entrega como la serie en general están respondiendo a nuestras exigencias y estándares de calidad.

La trama se complica

Dicho esto, podemos seguir con el contenido del manga como tal. Con esto en mente, podemos afirmar —sin miedo a equivocarnos— que Hachi ha sembrado las primeras semillas de lo que podría ser el cierre de la serie. Durante los tres primeros tomos, aunque presentó varias ideas muy interesantes, la mayoría de ellas parecían tener dos objetivos muy concretos: construir el mundo y diseñar la relación de Lice y Loki.

Ahora que nuestro protagonista ha comenzado a expresar algunos sentimientos, se siente más humano que nunca… en todos los sentidos. Sin previo aviso, el pelirrojo comienza a perder parte de sus sobrehumanas capacidades. O lo que es lo mismo, está más débil que nunca, y parece que la ‘culpable’ es la propia Lice. El contacto entre ambos está teniendo efectos secundarios en el cazador de obras malditas, pero no sabemos cómo o por qué está ocurriendo.

Este, sin duda, es un evento complejo, y nos permite empezar a teorizar con cuál podría ser su final. Por supuesto, esto va en cada uno, pero da pie a ese tiempo de procedimientos. Entretanto, el autor ha querido potenciar la trama de algunos de los trasfondos de sus secundarios más recurrentes. Hablamos, por supuesto, de Touen, ese ladrón teóricamente reformado que perdió a uno de sus hermanos al intentar escapar de su funesto lugar de origen.

No diremos qué ocurre, por supuesto, pero sí que os podéis esperar una revelación bastante inesperada. Porque, en efecto, este suceso se confirma en boca de otro personaje. Hachi, en lugar de jugar al clásico y prototípico misterio del shonen, deja las cosas muy claras desde el primer momento. No quiere ser redundante ni andarse por las ramas, así que va al grano.

Será corta, pero está funcionando muy bien

Posiblemente, en una serie más extensa podríamos haber disfrutado de una segunda subtrama muy interesante. Sin embargo, lo más probable es que resuelva más pronto que tarde, lo que no nos permitirá extender esa curiosidad de manera demasiado extensa. Tanto para lo bueno como para lo malo, El bestiario de la bruja es un manga muy directo. Por un lado, nos deja disfrutar de un trabajo tan entretenido como ligero.

Por el otro, nos perdemos lo que podrían ser grandes secuencias y narrativas alternativas. O lo que es lo mismo, pierde algo de profundidad. En cierto modo, podemos decir que nos da una de cal y otra de arena, aunque lo cierto es que el resultado final es mayormente positivo. En general, el trabajo de Hachi está bien construido y, pese a que tiene que sacrificar algunas cosas en el proceso, logra un resultado final bastante notable.

Ya no es un tebeo con potencial, sino que ha alcanzado el estado de lectura interesante con todas las de la ley. Ahora solo nos queda esperar al final mientras nuevos secundarios pseudo recurrentes e invitados muy temporales van apareciendo para completar la historia de nuestros dos protagonistas. Todo ello mientras el miedo, la emoción, la tensión, la acción y el drama se funden en un abrazo del que no sabemos qué acabará saliendo.

• La historia es interesante y el concepto es atractivo.
• El dibujo destaca y encaja a la perfección con el resto de elementos.
• Narrativamente hablando tiene mucho ritmo, por lo que es muy entretenido.
• Tiene potencial para ser una gran serie corta (son 8 volúmenes).

• Se nota que el autor todavía tiene que ganar experiencia tanto en la escritura como en el dibujo, pero apunta maneras.