Reseña del manga Beck n.º 10: «el día en que dejamos de ser niños el mundo abrió sus alas»

Beck ha superado momentos muy duros y sus distintos integrantes han evolucionado a pasos agigantados. Por supuesto, tal y como veréis (sin grandes spoilers, nos os preocupéis) en la reseña de Beck y su volumen n.º 10, esto no significa que todo se haya resuelto. La vida no es tan simpática ni tan amable, y aunque hay etapas y etapas, siempre te acaba golpeando de una manera u otra. Es por esto que es tan importante saber encarar las cosas y seguir caminando. Y si bien es cierto que no siempre es posible, no nos queda otra más que ponernos de pie y seguir.

O al menos eso es lo que deben pensar los miembros del grupo, puesto que de otra forma sería complicado explicar su resiliencia. Especialmente Koyuki, quien sale de una para meterse en otra. En este caso, es por Maho, quien ya le ha dado la noticia: viajará a Inglaterra para seguir con sus estudios. Como es lógico, ninguno de los dos quiere, puesto que están muy bien juntos. Tanto es así que ella misma duda sobre si es lo correcto, y sobre si debería quedarse en Japón.

Es aquí donde nuestro protagonista de muestra que ya no es un niño de catorce años. Desde que la historia empezó han pasado 5 años, y durante todo este tiempo han pasado toda clase de cosas. Es por esto mismo que entiende que debe ser el soporte de la chica a la que ama, al igual que ella lo fue con él en su momento. Se apoyan mutuamente y, aunque duela, saben (o suelen intuirlo) que es lo correcto. De esta manera, se cierra temporalmente un arco, pero ya os lo advierto: aún queda mucho de Maho y Koyuki, quienes ahora comienzan una relación a distancia.

Reseña del manga Beck n.º 10 | Portada, sinopsis y edición

Colección	Beck vol. 10 de 17
Autoría	Harold Sakuishi
Género	Shônen, comedia, drama, romance, slice of life
Formato	Tapa blanda con sobrecubierta
Tamaño y páginas	21 x 15,2 cm con 416 páginas en b/n
Precio	17,95 €
Traducción	Marc Bernabé (Daruma)
Fecha de lanzamiento	05/09/2024
Reseñas	Reseñas de los volúmenes anteriores

Por supuesto, esto no sería posible sin una edición a la altura. Distrito Manga me tiene muy malacostumbrado, aunque lo digo en el buen sentido. Si bien es cierto que a veces tiene algunos fallitos con los bordes físicos y algún que otro diálogo ligeramente cortado por estos mismos, la edición es muy buena. Tanto la traducción como la impresión son de un nivel muy alto. Además, la maquetación cumple mayormente con nuestras expectativas. En resumen, que merece mucho la pena y luce genial en nuestras estanterías.

Maho se va, Ryusuke entra

Gran parte del tomo aborda la despedida de Koyuki y Maho, su forma de relacionarse, y la manera en la que ambos han llegado a ciertos aspectos de la adultez. Su relación se aleja del estereotipo japonés en donde darse un beso es prácticamente un tabú. Son dos personas que se quieren y se atraen físicamente, cuestión que se ve claramente en sus distintas interacciones. Al mismo tiempo, Ryusuke sigue de viaje, aunque esta vez lo tienen más localizado.

El grupo ya no está roto, y aunque siguen teniendo dificultades, van mucho más a una. Han resuelto gran parte de sus problemas, por lo que ahora tienen un camino mucho más marcado. Esto se nota durante el presente volumen, puesto que se muestran más confiados… pese a tener que son conscientes de no están todavía a su mejor nivel. Algo que también genera ciertos contrastes con la escena underground, pues cada vez son más los grupos que aparecen. Hay mucho talento en el país del Sol Naciente, por lo que tendrán que demostrar —una vez más— que merecen estar ahí.

Pese a todo, se nota que estamos en una fase de transición. Tras todo lo que ha ocurrido, es normal que el manga bajase un poco el ritmo, pero esto tampoco es algo negativo. Sus personajes tienen que enfrentarse de nuevo a la realidad y amoldarse a su situación. Es decir, que aunque no ocurran tantas cosas como en otras entregas, le sienta bien. Recordemos que, a fin de cuentas, son unos chavales normales. Con mucho talento para la música, sí, pero normales. O al menos eso dice la teoría.

Un nuevo horizonte

Es más, gran parte del tomo se construye en cómo vive Koyuki ahora que no está Maho y su forma de echarla de menos. Se siente extraño no tenerla día a día en su vida, al menos de manera tan cercana, y siente que se están distanciando, pero lo asume como algo normal teniendo en cuenta que son muchos cambios en poco tiempo. Es más, el autor hasta plantea la duda de si se sentirá atraído por otras mujeres, encontrando la respuesta en este décimo volumen de manera bastante evidente.

Es un punto clave en su relación, puesto que ambos deben afrontar una relación a distancia de varios miles de kilómetros. No están a tiro de piedra, y la única manera de verse sería en un avión. Viven en países distintos, pero los dos están persiguiendo sus sueños. Esto provoca que, aunque siga siendo un tema central en muchos momentos, la cuestión romántica quede relegada a un segundo plano. Al menos durante un tiempo.

Ahora la historia, aunque siempre lo ha hecho, se centrará incluso más en la música, dándole más valor y más importancia que nunca. En cierto modo, los dramas, idas y venidas entre Maho y Koyuki eran la manera de mantener la tensión narrativa durante la primera parte de la historia. Ahora que nos adentramos en la segunda mitad (de hecho, la hemos superado) ya no es tan necesario, y es por eso que se verá algo más de soslayo. Pero no, aunque pasará a un segundo plano, el autor no se olvida de Maho. Nunca. Y eso es algo que, por suerte, ya sé, porque de otra manera el manga no sería lo mismo.

• Empieza muy, muy bien. La premisa, la narrativa y los diálogos son muy buenos.
• Es diferente, pues el manga musical no es algo especialmente abundante.
• Personajes carismáticos realistas con trasfondos interesantes.
• La trama cada vez engancha más y el dibujo transmite muchísimo.

• Hay temas que no explora con demasiada profundidad.