Reseña de After School Dice Club n.º 4

Poquito a poco, con cada nueva reseña de After School Dice Club (como la de este volumen n.º 4) nos hemos ido dando cuenta de algo: todo empezó como una historia en la que se presentaban distintos juegos de mesa, pero ha ido evolucionando mientras intentaba ser algo más. Al comienzo, todos y cada uno de los episodios se construían única y exclusivamente alrededor de estos juegos. Ahora, y especialmente en esta última entrega, siguen siendo el nexo de unión de sus distintas historias, pero ha ido a más.

Tanto es así que hemos podido explorar algunos nuevos temas. Por ejemplo, ¿qué quieren hacer las chicas en un futuro? ¿Qué pasará cuando tengan que ir a clases separadas al optar por distintas especialidades? De manera desenfadada, el autor aborda algunos de los problemas y preocupaciones propias de la gente de su edad. Algo que se explora todavía más al agregar a los nuevos alumnos de primer año.

Con este cuarto tomo se abordan esas cuestiones de las que os hablé a través de nuestras ya habituales cuatro protagonistas, pero —aproximadamente— solo durante la primera mitad. La segunda se centra en dos nuevas chicas. Una de ellas parece que tiene problemas en casa, pues siempre está sola y se nos muestra una breve escena en la que parece que su madre ha vuelto muy tarde o bien de trabajar, o bien de fiesta, siendo esta segunda la más probable.

Aparte, la gente tiende a juzgarla, por lo que es incapaz de hacer amigos. No es la única, pues otra chica bastante «friki» padece algo parecido, siendo incapaz de conectar con sus nuevos compañeros de instituto. Así pues, se abre una nueva línea narrativa que se une a la original justo al final del tomo cuando todas se acaban encontrando.

Reseña de After School Dice Club n.º 4 | Portada, sinopsis y edición

Un día después de unas vacaciones de invierno repletas de diversión, George invita a Midori a participar en una competición de juegos de mesa en Estados Unidos. El sueño de Midori de convertirse en diseñadora de juegos de repente empieza a hacerse realidad…

¿Cuál será el resultado del concurso? Además, Mihime y las otras cuatro se convierten en alumnas de segundo curso y forman el llamado Club de Dados Extraescolar. ¡Y el instituto Kamogawa Kita tiene una nueva alumna!

En general, como viene siendo habitual cuando hablamos de Distrito Manga, no podemos ponerle pega alguna al contenido y producción del manga. En materia de impresión, maquetación y traducción cumple con todos nuestros estándares de calidad. De esta manera, la editorial nos ha vuelto a recordar que es una de las más en forma del mercado español en estos momentos.

Un nuevo grupo

Esto nos da a entender que las chicas de segundo y las de primero harán amistad de una manera u otra, ampliando el grupo incluso más. No sabemos hasta qué punto se hará de esta manera, pero parece que será así. Algo especialmente interesante si tenemos en cuenta que en solo cuatro tomos ha pasado un curso entero, por lo que tal vez podamos esperar que el término de la propia serie sea la graduación de nuestras cuatro primeras protagonistas.

Abre una veda interesante, puesto que el paso del tiempo es muy real, por lo que surgen toda clase de eventualidades. Gracias a estas seguimos explorando el día a día y la personalidad de sus diferentes personajes más allá de los juegos de mesa. Poco a poco, pues, se va convirtiendo en un relato de realidad con dejes de ficción y algunos temas un poco exagerados que busca explorar tanto la pasión del autor por los juegos de mesa como el día a día de sus personajes.

Y si bien es cierto que hay alguna que otra línea peligrosa, parece que todo irá por el buen camino, así que las sensaciones siguen siendo bastante buenas en líneas generales. Especialmente porque ahora es más entretenido que antes. En su origen, aunque se podía disfrutar, tal vez se centraba demasiado en los juegos de mesa. Ahora que ha cambiado la manera en que narra determinados eventos, la lectura se siente simplemente mejor.

Un nuevo paso al frente

Con todo esto no quiero decir que los juegos de mesa hayan perdido protagonismo, pues no es así. Siguen teniendo una importancia capital y cada poco tiempo se nos habla de uno completamente nuevo. El manga sigue haciendo las veces de expositor, por lo que ese elemento no se ha perdido. Ni mucho menos. Consecuentemente, si no te interesan demasiado, se mantiene el mismo consejo de siempre: tal vez sea mejor que busques otra cosa.

En caso contrario, After School Dice Club es una lectura interesante que crece poco a poco. Al agregar nuevas variables, se crece con el paso del tiempo, ofreciéndonos una narrativa más estable y con mejor ritmo. Este cuarto tomo, por ejemplo, se disfruta bastante más que el primero, pues es capaz de generar interés más allá de los juegos de mesa que presenta a medida que se suceden los capítulos. Así que sí, puedo decir que el manga progresa adecuadamente.

• La premisa es bastante original. No hay muchos mangas que hablen sobre juegos de mesa.
• Las tres protagonistas tienen una construcción más interesante de la que parece de buenas a primeras.
• El arte es muy bonito. Es agradable a la vista.
• La lectura es dinámica y sencilla. Es fácil seguirle el ritmo.
• La narrativa funciona bien.

• Al centrarse tanto en los juegos de mesa, si no te llaman la atención, no tiene tanto gancho.
• El dibujo es bastante simple.