
Cuando os hablé por primera vez del manga de Ayumi Komura os comenté que tenía miedo, pues abordaba temas relativamente complejos (a nivel social, por desgracia) desde una perspectiva que podía dar resultados muy buenos o muy malos. Ahora que nos encontramos en su penúltimo tomo, os puedo decir que mis temores eran infundados. No sin algún error entremedio, con esta reseña de El predilecto del Dios n.º 4 he resuelto casi todos mis conflictos internos.
Sin duda, esto es algo realmente positivo, pues significa que su autora ha sabido abordar diversas cuestiones «críticas» de manera sana y acertada dentro de su complejo desarrollo. Recordemos, pues, que nuestro protagonista le pidió a un dios convertirse en mujer para enamorar a su mejor amigo.
Así pues, además de simplificar la cuestión del cambio de género, recurrió al engaño en favor del amor con una particular mezcla de distintos tipos de atracción física y amor en la que no sabíamos que estaba bien y que estaba mal. De esto, no obstante, os hablaré un poquito más adelante, pues antes de comenzar quiero hablaros de la edición.
Reseña de El predilecto del Dios n.º 4 | Portada, sinopsis y edición

Tras experimentar la realidad paralela en la que Yashiro no se enamora de él, Kenta consigue despertarse de ese largo sueño y entiende la naturaleza de sus sentimientos. Está nervioso, pero también decidido a hacer cualquier cosa para que Yashiro consiga volver a su cuerpo original. Sin embargo, antes de ello decide que tiene que hablar con Rin y arreglar cuanto antes la situación tan tensa que hay entre ellos dos. ¿Cómo reaccionará Rin ante la confesión de Kenta?
Colección | El predilecto del Dios vol. 4 de 5 |
Autoría | Ayumi Komura |
Género | Shôjo, comedia, romance, sobrenatural |
Formato | Tapa blanda con sobrecubierta |
Tamaño y páginas | 13,1 x 18 cm con 168 páginas en b/n |
Precio | 8,95 € |
Maquetación | Matsuka-san (Drac Studio – Daruma) |
Traducción | Laura Asquerino Egoscozábal (Daruma) |
Fecha de lanzamiento | 07/09/2023 |
Reseñas | Volúmenes anteriores |
Como viene siendo habitual, la editorial ha cumplido con buena nota. Más allá de algún margen mal ajustado que provoca que un par de diálogos tengan algunas letras parcialmente cortadas, el resultado es mayormente bueno. La traducción es adecuada y tiene buen nivel, la maquetación cumple con lo esperado y la impresión es de calidad. Así pues, podemos seguir diciendo que es un producto que satisface, mayormente, nuestras demandas como consumidores.
El comienzo de un nuevo amor

Dicho esto, y recuperando el tema del principio, ahora sí que puedo decir que Komamura ha demostrado ser una escritora mucho más sensible de lo que habría cabido esperar de buenas a primeras. De esta forma, no solo ha sido capaz de gestionar muy bien el tema del romance, sino que le ha dado la vuelta de tal punto que hasta nos ha dado una lección. Análogamente, ha abordado bastante bien la cuestión del género y de lo egoísta que fue Yashiro al pedir algo así.
Ahora bien, no podemos decir que sea perfecto. Debido a que hablamos de una historia más bien corta, hay temas que no ha abordado del todo. Véase, por ejemplo, el cambio de género. Aunque ha dado un buen punto de vista en el que un hombre ha sido capaz de entender algunos de sus comportamientos más negativos, no ha ido a más. No ha trascendido en otras cuestiones. No obstante, no debemos olvidarnos de que esta es una obra de entretenimiento.
Es decir, que no está obligada (ni debemos pedirle) que sea un modelo de conducta social o una herramienta de aprendizaje. Cuando funciona como tal, es más que genial, pero no todo se resume en eso. Al final, el objetivo principal de este tipo de escritos es entretener y en ese sentido podemos decir que ha cumplido. Sí, El predilecto del Dios tiene sus más y sus menos, pero es un escrito generalmente disfrutable.
Diferentes formas de amar

Posiblemente, este cuarto volumen ha sido uno de los más interesantes en ese sentido. Ahora que todo está aclarado, Yashiro ha regresado a su cuerpo original para alegría de sus amigos y familiares. Tras esto, él y Kenta empiezan a salir, aunque no están seguros de cómo hacerlo. De hecho, siguen siendo dos hombres heterosexuales. Al menos eso es lo que se infiere. En lo que respecta a atracción física pura y dura, solo han trascendido esa barrera entre ellos.
Con esto en mente, es complicado hablar —en realidad— de su sexualidad. En cierto modo, son bisexuales, pero desde otra perspectiva, el amor y atracción que sienten nace de la personalidad del otro. Por esto mismo se acercan a la sapiosexualidad. Es un tema complejo que la autora no explora, lo cual es un acierto. Al final, lo resume todo a «Kenta y Yashiro se gustan». Es puro sentimiento, siendo este su gran eje.
Pese a ello, hay ciertos problemas como, por ejemplo, el sexo o los besos. Además de que Yashiro tiene miedo de revelar que ahora sale con Kenta, hay una barrera física que les cuesta mucho romper. Seguramente, este tema lo explore más en el último volumen, siendo la única trama que queda inconclusa. Es por esto que digo que, por un lado, lo maneja todo muy bien y que, por el otro, no lo termina de explorar.
Un cierre algo forzado para una de sus protagonistas

Pese a ello, estoy mayormente satisfecho con el desarrollo de los acontecimientos y la evolución de los protagonistas. Bueno, de todos menos de uno: Rin. Recordemos que Rin se enamoró de Kagura, la versión femenina de Yashiro. Cuando este se marcha, ella lo acepta de buen grado, asumiendo que no son la misma persona. No del todo. ¿Y cuál es la respuesta de la autora? Cerrarlo todo con una de sus anteriores citas.
De golpe y porrazo, aparece uno de los chicos con los que quedó tiempo atrás al cual decidió ignorar. Tras una breve charla y un simple paseo, sorpresa, ya no es tan malo. En consecuencia, podemos decir que la autora recurre al método fácil: Rin conoce a otro hombre y se «enamora» en cuestión de unos días para, posteriormente, empezar a salir con él y así olvidar a Kagura.
Y aunque en el manga manifiestan muy claramente que es un amor real y que le atrae, no deja de verse como un recurso rápido para solucionar una subtrama que no ha querido seguir explorando. Siendo sincero, hace que el personaje de Rin pierda fuerza e importancia, pues reduce ese teórico triángulo amoroso a nada en cuestión de instantes. Solo importan Kenta y Yashiro y eso tampoco es.
Reseña de El predilecto del Dios n.º 4 | Conclusiones

Por lo tanto, se carga de golpe y porrazo uno de los hilos. Entiendo que tenía que hacerlo porque la serie estaba a punto de terminar, pero… No sé, tampoco habría pasado nada si hubiese dejado que Rin fuese algo más independiente con respecto al amor. Al querer darle un buen final, estropea parte de su crecimiento como personaje. Sin duda, esa es la nota más negativa de la lectura del cuarto volumen.
Por lo demás, puedo decir que El predilecto del Dios no tiene un mal desarrollo. Entona bien sus últimos compases y nos deja una última incógnita antes de resolverlo todo para que nos mantengamos enganchados hasta el final. Se mantiene como un manga más bien normalito con sus más y sus menos que podrán disfrutar, especialmente, los fans del romance.
Sobre todo para quienes gusten del boys love y busquen algo un poquito diferente con personajes mayormente atractivos y cierto aire de adultez. Y es que aunque no se muestra nada en escena, no debemos olvidar que nuestros protagonistas no son vírgenes. Actúan de manera más directa y no ven los besos, por ejemplo, como un tabú.


- La historia de amor progresa adecuadamente.
- El encuadre sexual está bien planteado y es respetuoso con todos.
- La premisa es atractiva y el ritmo funciona.
- Narrativamente hablando funciona bien.

- El dibujo ignora mucho los escenarios y los planos secundarios.
- El cierre de la trama de Rin no es demasiado satisfactorio.