Reseña de Wind Breaker n.º 9: el Barrio Rojo abre sus puertas

En algún momento, Satoru Nii tenía que quedarse sin pandillas juveniles e institutos con más violencia que estudiantes. O al menos eso era lo que muchos pensamos durante los primeros compases del manga. Por suerte, el mangaka ya tenía esto en cuenta, y es por esto mismo que ha abierto las puertas de su obra más pronto que tarde a otros estamentos. Y es que —aunque ninguno de los involucrados para tener más de 18 años—, el nuevo arco del manga nos ha llevado a uno de los Barrios Rojos más famosos de la ciudad. O lo que es lo mismo, en esta reseña de Wind Breaker n.º 9 dejamos el instituto para adentrarnos en el mundo de la noche.

Por supuesto, esto no significa que la temática del manga sea mucho más adulta. La idea sigue siendo la misma. Empero, Sakura y sus compañeros ahora no se enfrentarán a un compendio de adolescentes para proteger su barrio de un peligro inesperado. No. Por azares del destino, mientras van de camino a un restaurante al que Tsubaki les ha invitado, se encuentran con una joven que está siendo perseguida por un montón de matones. Como ya esperábamos, Sakura no sabe estarse quieto, y acaba resolviendo el conflicto con la fuerza de sus puños.

Por culpa de esto se acaban involucrando en una trama que parece ser mucho más complicada de lo que cabría esperar, pues la joven a la que acaban salvando no solo es la protegida de una banda del Barrio Rojo llamada Roppo Ichiza, sino que es el objetivo de una de las pandillas mercenarias más conocidas, temidas y peligrosas de la ciudad: Gravel. Con esto sobre la mesa, inicia un nuevo arco bien cargado de adrenalina.

Reseña manga Wind Breaker n.º 9 | Portada, sinopsis y edición

El solitario Haruka Sakura llega al Fûrin, un instituto célebre por albergar a los pandilleros más fuertes de la ciudad, con el fin de abrirse camino hasta la cima. Sin embargo, a medida que se relaciona con sus nuevos compañeros, encuentra un lugar donde poder sentirse a gusto y en paz por primera vez en su vida. Ahora, él y sus amigos han acudido al barrio de ocio de la ciudad invitados por Tsubakino, uno de los Cuatro Reyes Celestiales de la Wind Breaker. En sus calles de resplandecientes neones se encuentran a otra banda que, al igual que la suya, se dedica a proteger el vecindario. Sin embargo, no tardan en surgir nuevos problemas…

La edición, como viene siendo habitual en Distrito Manga, ha vuelto a destacar por su buena presentación. Más allá de algún corte en determinados bordes físicos, la impresión es de un nivel muy alto. Del mismo modo, está bien maquetada, dispone de una adaptación idiomática muy acertada y, en general, funciona muy bien como producto. El resultado final nos vuelve a dejar con buenas sensaciones, al igual que la historia.

Vida más allá del instituto

Habiendo resuelto el tema de la confianza, y dejando muy claro que Sakura ha decidido abrirse a sus nuevos compañeros de clase —muy a su manera, y con actitud bastante tsundere—, el manga puede avanzar una vez más. Narrativamente, Satoru Nii ha llevado muy bien este proceso. Antes de seguir avanzando, muy a su ritmo, ha sabido plantar las semillas de su obra. Nuestro protagonista está aprendiendo (y esta vez de verdad) a confiar en los demás, demostrando una progresión como personaje.

Lo bueno es que no se ha sentido precipitado, pues el autor se ha tomado su tiempo. En los nueve volúmenes que llevamos solo ha dado sus primeros pasos, y se está tomando las cosas con calma. Sin embargo, es algo lógico que sea de esta manera, pues hablamos de un joven que ha vivido casi toda su infancia condenado al ostracismo por culpa de los prejuicios sociales. Ahora que se ha librado de ellos, por fin puede mostrar quién es de verdad.

Esto es algo que vemos muy claramente en este noveno volumen, puesto que aprende a ‘darle la espalda’ a un ‘problema’ confiando en que sus aliados podrán solucionarlo mientras él sigue hacia adelante. Este voto de confianza, que no llega sin dudas, demuestra su tremenda evolución como personaje. Es más, este es uno de los aspectos más positivos de un manga que, pese a todo, no deja de ser ‘plano’. Y no lo digo como algo netamente negativo. Es típico si tenemos en cuenta que estamos ante un manga de acción de peleas entre bandas callejeras.

El lado oscuro del submundo

No podemos pedirle la profundidad narrativa ni argumental de un Sigue Adelante ni un Blue Giant. Es un shonen que se desarrolla de manera más simple. Por suerte, el autor sabe perfectamente dónde están los límites de su obra. Gracias a eso que es capaz de crear situaciones entretenidas y relativamente realistas dentro de una ficción que tiene que forzar toda clase de encuentros y peleas fortuitas para poder presentar una nueva trama.

Siendo realistas, sería muy raro que alguien se involucrase en tantos combates de manera tan seguida por mero azar, pero lo aceptamos. Ese es el tipo de manga que es y es divertido precisamente por eso. Lo bueno es que durante todo este proceso estamos pudiendo descubrir cada vez más de sus muy diferentes personajes al tiempo en que disfrutamos de no pocas secuencias de acción muy bien coreografiadas.

Dentro de los límites que ofrecen las peleas callejeras. Wind Breaker destaca de buena manera por la virulencia y la agresividad de sus combates. Sin llegar nunca al exceso, sabe medir muy bien la tensión y el drama propios de una pelea a puñetazos al tiempo en que nos sorprende con toda clase de movimientos que no van más allá de la realidad. Dentro de la ficcionalidad, marca muy bien los límites, logrando convencer de manera sistemática a casi cualquier lector que guste de este tipo de historias.

O lo que es lo mismo, Wind Breaker está manteniendo el nivel. Del mismo modo, este nuevo arco ha introducido a nuevos personajes, y lo cierto es que tiene bastante buena pinta. Al agregar un componente ligeramente más adulto, la tensión se siente algo mejor. Además, nos permite desconectar un poco de las sagas anteriores y sentir que es capaz de innovar dentro de sus propios límites. Va por buen camino y esperamos que siga así.

• Entretenido, divertido y dinámico.
• Las peleas son muy visuales y el planteamiento inicial es llamativo.
• Desarrolla bien los eventos iniciales y la narrativa está bien planteada.
• El dibujo tiene potencial y los diseños, salvo alguno concreto, son buenos.
• Está progresando en la construcción de personajes y la narrativa.

• El buenismo y el ‘todo saldrá bien’ a veces son un poco cargantes.
• Aún sigue teniendo algunos problemas en la manera de contar la historia.