
Un arquero capaz de disparar proyectiles fúngicos con el don de engendrar setas gigantes —entre otras muchas cosas— no es lo que llamaría algo atractivo. No de buenas a primeras… Y no podía estar más equivocado. Ya en su primera entrega, Sabikui Bisco me sorprendió gratamente, y ahora, con la reseña del tomo n.º 2 del manga, puedo reafirmar que no es un manga cualquiera.
Al menos hasta cierto punto. Si bien es cierto que vemos en él los tópicos habituales de una demografía malacostumbrada a cierto tipo de personajes, también ha sido capaz de mostrarnos algo más que la típica historia de peleas descontroladas.
En gran medida, esto solo está siendo posible gracias a la definición de su mundo. La construcción general del escenario es realmente buena, pese a que no siempre nos ofrecen todo el contexto que nos gustaría.
Y es una pena, la verdad, porque el mundo de Sabikui Bisco es muy interesante. Más allá de emplear la vieja confiable del mapa postapocalíptico repleto de monstruos y criaturas, ha descrito un ambiente con alma.
Al hacer del óxido del ambiente el mayor enemigo de la humanidad y las setas como esa solución denostada por el gobierno, solo Dios sabe por qué, ha sido capaz de engendrar un marco narrativo realmente atractivo.
De hecho, me encantaría saber más del mundo. Me gustaría que Bisco y Milo exploraran más y nos mostraran las distintas caras del entorno con el que conviven día a día. Por desgracia, la urgencia de su misión impide que sea de esta manera.
Reseña del manga Sabikui Bisco n.º 2 | Portada, sinopsis y edición

En un mundo asediado por un viento oxidante que lo destruye todo, Bisco Akaboshi es un guardián de las setas, tribu odiada por ser la causante del viento. Bisco viaja en busca de una seta elixir, la tragaóxido, junto con el joven y apuesto médico Milo Nekoyanagi.
Juntos abandonan Imihama y llegan a Ukimobara, Milo decidido a encontrar la cura a la enfermedad de su hermana. Con un largo viaje por delante, el médico intenta aprender a montar a Akutagawa, el cangrejo gigante compañero de Bisco.
Un día, en pleno entrenamiento, aparece una misteriosa vendedora ambulante que trata de robárselo. Y volverán a encontrársela en el templo Senchôgû. La joven se comporta de un modo muy extraño…
Colección | Sabikui Bisco vol. 2 de 4 (primera parte, terminada) |
Autoría | Shinji Cobkubo (guion) y Yûsuke Takahashi (arte) |
Género | Acción, aventura, comedia, drama, fantasía |
Formato | Tapa blanda con sobrecubierta |
Tamaño y páginas | 130 x 180 mm con 216 páginas en b/n |
Precio | 9,95 € |
Traducción | Judith Zamora Lablanca |
Fecha de lanzamiento | 3 de abril del 25 |
Reseñas | Volúmenes anteriores |
Ambos protagonistas necesitan avanzar casi sin descanso debido a que el tiempo apremia; la vida del maestro de Bisco pende de un hilo y la enfermedad de la hermana de Milo irá cada vez a peor. Es por esto mismo que no hay descanso en su ruta.
Al menos dentro de su plan original, puesto que Shinji Cobkubo está siendo capaz de crear pequeñas subtramas que justifiquen los parones de sus dos protagonistas. Por ejemplo, en este segundo tomo se detienen durante unas cuantas horas en una fortaleza con forma de robot gigante.
Setas, acción y aventuras

La razón no podría ser más simple: se han quedado sin suministros y tienen mucha hambre. Gracias a esto, somos capaces de entender que frenen su marcha durante un tiempo. Lo mejor de todo es que lo justifica de manera tan básica como coherente.
Son estos pequeños detalles los que te hacen comprender que, más allá de la simpleza aparente de la trama, hay una escritura inteligente detrás. Por supuesto, no se resume todo en esa decisión de parar por comida. Es un ejemplo entre tantos.
El caso es que Sabikui Bisco me está sorprendiendo. Está yendo más allá de mis expectativas iniciales, pues me esperaba un shonen más genérico y menos original. Sin embargo, está siendo prácticamente lo contrario… con permiso de esos manerismos que sí ha adoptado.
Me refiero a la actitud del personaje, que recuerda hasta cierto punto a Naruto o Asta por su forma de interpretar la vida. Eso sí: denota más madurez desde el minuto uno, prueba de que está acostumbrado a un tipo de vida más compleja y con más responsabilidades.
Con todo esto, la narrativa sigue siendo algo plana, pues el autor parece no atreverse a profundizar tanto como podría en las dicotomías morales, el diseño o las peculiaridades de su propio mundo.
De no saber que la primera parte del manga se compone de 4 tomos, diría que podría abordar todo esto más adelante. No obstante, no creo que cambie, por lo que es algo que tendremos que acabar aceptando. Al menos en esta primera fase.
¿Quién me iba a decir a mí que un arquero fúngico iba a ser tan bueno?

No sé si con el tiempo ahondará algo más en estas cuestiones, pero me encantaría. Dicho esto, no quiero que se me malentienda: estos ‘defectos’ (por llamarlo de alguna manera) son cosas que me gustaría ver por lo mucho que me está gustando el manga.
Me gustaría que su autor me diera más durante más tiempo, pero entiendo que no fue posible allá en su momento por diferentes razones: popularidad, planes del autor… Fuera cual fuese el motivo, de momento debo darle la razón.
Tal vez si el manga fuera más lento, me parecería menos interesante, así que de momento tengo que darle la razón al autor por su manera de organizar las cosas. A fin de cuentas, siempre logra dejarme con ganas de más.
Es una de esas lecturas que quieres continuar sin descanso. De poder hacerlo, me leería los cuatro tomos de la primera parte del tirón, pero me tocará esperar a tenor del ritmo de publicación establecido en España.
En resumidas cuentas: Sabikui Bisco me está pareciendo un manga muy, muy interesante con potencial para ir cada vez a más. Entretenido desde el minuto 1, aspira a ser uno de los shonen inéditos en España más destacados de 2025.


- Buen ritmo. La trama es directa y entretenida.
- Aunque extraño, genera curiosidad. Engancha desde el principio.
- Gran diseño de personajes y escenarios. La premisa es atractiva.
- Traducción de gran nivel.
- El dibujo es de mucha calidad.

- La narrativa puede pecar de ser demasiado plana.
- La premisa, aunque original, puede desinflarse rápido. Necesitamos ver cómo progresa.