¿Qué habría pasado si Superman hubiese nacido en la antigua Unión Soviética y fuese comunista? Posiblemente, de tal idea nace uno de los What if… más inverosímiles que nos podamos imaginar, pero no solo es real, sino que es muy bueno. Y no me lo esperaba, la verdad. Al comienzo de esta reseña sobre Superman: Hijo Rojo, me imaginé que estaríamos ante una suerte de enfrentamiento bélico a gran escala entre los Estados Unidos de América y Superman.
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No estaba del todo desencaminado, puesto que DC —a su manera— no tardó en convertir a la Unión Soviética en el gran enemigo de la humanidad. Al menos en cierto modo, puesto que mantienen a Superman como ese gran símbolo de esperanza, pero emponzoñando ligeramente sus ideales a través de la política soviética. De una manera u otra, América siempre gana, y ellos son los buenos. Por suerte, en este cómic hay algo más, y en realidad no hay prácticamente nada de acción.
Es un tebeo en donde el diálogo, las intrigas políticas, la interacción social, el entendimiento de la cultura, la introspección personal y el choque de ideologías tienen todo el peso. Eso sí, no, no esperéis un relato en el que podemos ver la otra cara de la moneda, porque no es así. A su manera, Superman sigue siendo un panfleto pro-capitalista que siempre acaba atacando de una manera u otra al gran enemigo de las barras y las estrellas: el comunismo. De buenas a primeras, no lo parece, y es que junto a Superman, la antigua URSS parece un lugar mejor desde la perspectiva estadounidense. Es un espejismo.
Reseña de Superman: Hijo rojo (Grandes Novelas Gráficas de DC) | Portada, sinopsis y edición
La Unión Soviética ha desvelado su arma secreta: Superman. El anuncio supone un cambio en la Guerra Fría que el país libra contra Estados Unidos. Pero la CIA no piensa quedarse de brazos cruzados, y ya ha reclutado al único hombre capaz de detener al poderoso alienígena. Se trata, por supuesto, de Lex Luthor.
Mark Millar, uno de los guionistas de cómics más influyentes del siglo XX, nos presenta Superman: Hijo rojo, un volumen dibujado por autores como Dave Johnson o Andrew Robinson por el que desfilan viejos conocidos como Jimmy Olsen o la mismísima Wonder Woman. Las “historias imaginarias” han sido una constante en las publicaciones de DC Comics desde hace más de medio siglo. Hijo rojo parte de una premisa sencilla para narrar una historia compleja cuyos protagonistas llevan una vida muy distinta de la habitual aunque mantengan la esencia que los ha convertido en iconos de la cultura popular.
| Título | Superman: Red son Deluxe Edition USA |
| Guion | Mark Millar |
| Dibujo | Dave Johnson |
| Género | Acción, superhéroes, social |
| Tamaño y páginas | 160 páginas. A color. Cartoné |
| Maquetación | Gustavo Martínez |
| Traducción | Bárbara Azagra Rueda |
| Fecha de lanzamiento | 08/05/2024 |
| Precio | 23 € |
| Reseñas | Otros cómics de Superman |
En general, hablamos de un cómic bastante sobrio y con una buena edición. Los materiales son de calidad, la maquetación es buena y la traducción está a la altura de las expectativas. Es un tebeo que responde a los estándares habituales de ECC Ediciones, e incluye algunos materiales complementarios tales como bocetos preliminares. En general, te deja con un buen sabor de boca. Cumple con lo esperado.
Un Superman distinto al que conocemos
La historia comienza con la Unión Soviética lanzando una amenaza no demasiado velada al mundo: tienen algo mejor que cualquier arma nuclear. Tienen a Superman, un hombre capaz de verlo todo, escucharlo todo y destruirlo todo. No obstante, no es un arma, y ayuda a todo el mundo. No le importa la nacionalidad de nadie. Para Superman solo existen las personas que necesitan ayuda. De esta manera comienza su leyenda, pero desde una granja ucraniana.
En el otro lado de la moneda tenemos a Lex Luthor, quien siendo un megalómano desmedido con un ego simplemente gigantesco. Es a él a quien le encargan la tarea de vencer a Superman, pero es incapaz de cumplir con sus objetivos. Ni la creación de un falso Superman usando la tecnología más avanzada del mundo es capaz de hacer algo. Es por esto mismo que comienza a trazar un plan muy a largo plazo que nos acaba dejando con un trasfondo mucho más interesante de lo que parece.
Y todo ello pese a que DC disimula su exacerbado patriotismo cuando Superman decide crear una sociedad «perfecta» partiendo desde la Unión Soviética. Cuando se convierte en el presidente del lugar, adopta poco a poco el papel de gobernador del mundo, y parece que todo va bien. América está en decadencia y el comunismo funciona como jamás se ha visto. Es un espejismo. DC siempre se las ingenia para darle la vuelta.
Choque de ideales
Pese a ello, pese a que el propagandismo es evidente, esta historia esconde algo más profundo y divertido: ¿Qué ocurriría si Superman decidiese mejorar el mundo usando algo más que sus poderes? En algo así como un super Gran Hermano ligeramente opresivo, pero con el bienestar del prójimo como principal objetivo, nace una sociedad casi idílica en la que, por supuesto, hay disidentes tales como Batman.
De esta manera, asistimos al nacimiento de una sociedad controlada por un Superman mucho más autoritario de lo normal, pero que mantiene intactas sus principales virtudes. Consumido por la responsabilidad, se siente obligado a hacer esto para ayudar a los demás, pero no quiere recurrir a la violencia. Por ejemplo, se niega a someter a Estados Unidos realizando un ataque que le llevaría poco menos de unas cuantas horas. Pese a ello, acompañado de un Brainiac al que él mismo sometió, si se da el lujo de lavarle el cerebro a sus opositores para que se reintegren a la sociedad.
De esta manera, nos encontramos con un Superman un tanto ambivalente que se mueve en un mundo de claroscuros, siendo incapaces de odiarle, pero tampoco de aceptar del todo sus métodos. Lo mejor de todo es que su mayor rival sigue siendo Luthor, quien se erige como una suerte de héroe americano. Al menos de cara al público, ya que en realidad a él solo le mueve el ego. Quiere derrotar a Superman de cualquiera manera posible, por lo que cuando ayuda a sus compatriotas, no lo hace porque busque hacer el bien o ayudar al prójimo, sino porque es el mejor camino para obtener su vendetta.
Reseña de Superman: Hijo Rojo: conclusiones
¿Y qué venganza es esa? Pues una tan ridícula como la de un marciano que ha derrotado a su mejor creación y otra incluso más ridícula como la de sentirse inferior al clon que él mismo creó. Luthor es un personaje que se mueve por puro ego, pero sigue siendo el hombre más inteligente del mundo. Es una existencia triste y a la que resulta muy fácil rechazar, pero tiene su mérito. Es así como se engendra un particular duelo de ideologías, siendo este el principal motor de la historia en todo momento.
Como resultado, nos encontramos con el enfrentamiento entre una dictadura amable y un capitalismo libertario egocéntrico y un tanto salvaje que hace que posicionarse sea incluso más complicado de lo que cabría esperar. Todo sea dicho, si tengo que destacar algo, en realidad es la habilidad que tiene Mark Miller para presentar un mundo completamente inédito que se opone a todo lo que sabemos y que, aun así, se sienta orgánico, realista (dentro de la ficción heroica) e interesante.
Pese a que lo cambia todo, es muy fácil entender que está ocurriendo, por lo que la lectura se lleva muy bien. A veces, eso sí, da algunos saltos un tanto inexactos, y sustenta ciertas decisiones de Superman en eventos no tan destacados o longevos. Es decir, acelera demasiado ciertos segmentos, aunque tampoco podemos decir que la narrativa sea mala, porque no lo es. Sin más, es un buen tebeo. Uno que os recomiendo si os apetece ver algo diferente al héroe americano que lucha por defender los ideales americanos a capa y espada.
- Ver a Superman fuera de su zona de confort.
- Lo bien planteado que está ese universo hipotético.
- El enfrentamiento de ideales entre Luthor y Superman con América y la URSS de fondo.
- La introspección psicológica de fondo del ya mencionado Superman.
- El estilo de dibujo y la narrativa en general.
- A veces da unos saltos narrativos un poco inestables.
- Aunque no tanto como en la película, América siempre acaba representando al bien… de una manera u otra.
