
Voy a ser completamente sincero con vosotros: se me han puesto los pelos de punta mientras preparaba mi reseña de Blue Lock n.º 17. Tanto es así que empiezo a pensar que es uno de los mejores volumenes jamás publicados de la serie. Intenso, emocionante y dramático, ha sacado la verdadera esencia de uno de los jugadores que peor me caía, deconstruyéndolo casi por completo hasta hacer de él una auténtica bestia sedienta de protagonismo.
Y lo que es mejor, ha cambiado mi concepción sobre él casi por completo. Aunque llevaba haciendo méritos un tiempo, ha sido en esta nueva entrega cuando, de verdad, le ha dado la vuelta a la tortilla. Hablo de Rin Otoshi, el niño prodigio cuya arrogancia y desdén le hicieron destacar… En el mal sentido de la palabra. No obstante, el joven futbolista ha logrado arrancar nuestra desaprensión con una única jugada cargada de corazón y garra que nos ha revelado que, en realidad, no es el niño bonito que decía ser.
Carcomido por su pasado, destrozado desde sus adentros por las palabras de su hermano, lleva años dejándose engullir por la situación… Hasta ahora. Habiendo despertado su ego, Rin ha demostrado cuál es su verdadero fútbol y, sencillamente, es espectacular. De hecho, diría que es uno de los jugadores más llamativos en ese sentido, ya que abandona su sempiterna belleza para arrastrarnos a un fútbol mucho más visceral, directo y cruel.
Y no porque sea agresivo, sino porque es capaz de destrozar la confianza de sus rivales con pura fuerza. Es egocéntrico; es ególatra; es ego. Rin renace como la mejor versión de sí mismo de la única forma posible: dejándose llevar por la esencia del jugador egoísta que busca la gloria y la fama a través de la victoria.
Reseña de Blue Lock n.º 16 y n.º 17 | Portada, sinopsis y edición

Sinopsis vol. 16. Sae Itoshi y Ryusei Shidou, sumidos en la corriente, fueron las piezas centrales del feroz ataque de la selección Sub-20, pero el equipo BLUE LOCK va a usar ahora a Shouei Barou como comodín. Este partido va más allá de la estrategia y el cálculo, es una batalla a muerte… ¡Ambos bandos están dando lo mejor de sí mismos, y cada uno de los jugadores buscará entrar en la “corriente”, lo que llevará el campo de batalla a niveles superiores, y al fútbol japonés, a una nueva dimensión!
Sinopsis vol. 17. ¡El egoísmo les abrirá las puertas! ¡En el fascinante partido entre BLUE LOCK y la selección Sub-20, todos los jugadores están superando los límites de su propio rendimiento! ¡Mientras que la relación entre los hermanos Itoshi va profundizándose y se empieza a desarrollar un fútbol multidimensional e impredecible, Nagi, Bachira, Isagi y los demás se centran en “marcar sus propios goles”! ¿¡Podrá el tenaz sueño de Jinpachi Ego destruir el fútbol japonés como se le conoce!? Y el jugador decisivo del partido será…¡El enfrentamiento entre BLUE LOCK y la selección Sub-20 llega a su fin!
Colección | Blue Lock vol. 16 y 17 |
Autoría | Muneyuki Kaneshiro y Yusuke Nomura |
Género | Acción, drama, spokon |
Formato | Rústica sin solapas con s/cub. |
Tamaño y páginas | 11,1 x 17,7 cm con 192 y 200 páginas en b/n |
Precio | 8,50 € |
Maquetación | Planeta Cómic |
Traducción | Andrea Bernal Asensio |
Fecha de lanzamiento | 13/09/2023 y 18/10/2023 |
Reseñas | Reseñas de volúmenes anteriores |
En lo que respecta a la edición, el manga mantiene sus estándares de calidad habituales. El interior no está pegado, sino cosido, por lo que es bastante resistente. Nos sigue fallando, pero esto es algo que ya no pueden cambiar, la ausencia de márgenes interiores, pero gracias al hilo se puede abrir bastante bien para leerlo con propiedad sin miedo a romperlo. En general, la edición es robusta y goza de una gran traducción. La impresión y la maquetación también son de calidad.
El despertar de Rin

Volviendo al tema que nos acontece, por supuesto, esta situación se venía macerando desde antes. Ya en la entrega #16 pudimos ver que algo estaba pasando en el equipo. Con un resultado que no les convenía, y la situación en un momento crítico, pero manejable, tanto Rin como otros jugadores empezaron a mostrar sus armas de forma cada vez más evidente. A fin de cuentas, la derrota no era admisible.
Especialmente cuando todos buscan lo mismo: gloria y reconocimiento. De una manera u otra, todos los jugadores del proyecto se han dejado llevar por la situación y, como es lógico, buscan ser profesionales a casi cualquier costa. Es por eso mismo que deben derrotar a la selección sub-20 de Japón. Es el siguiente paso para alcanzar su objetivo, tanto colectivo como individual. Por lo tanto, ciertas asociaciones se producen tanto por el placer de jugar al fútbol como por el deseo de alcanzar sus metas.
De hecho, aunque está claro que Muneyuki lo lleva hasta un punto muy ficcional, representa muy bien el mundo del deporte. Aunque todos colaboramos cuando competimos en equipo, lo cierto es que gran parte de nuestros deseos se manejan mediante el ego propio. Queremos ganar por nuestro bien y, de paso, por el de nuestros compañeros. Por supuesto, esto no es siempre así, pero es cierto que el ser humano es, por naturaleza, egoísta.
El egoísmo tiene muchas formas

Y no lo digo en el mal sentido. El egoísmo —sobre todo en el deporte— tiene su lado bueno. Querer lo mejor para ti mismo, generalmente, significa buscar lo mejor para tus compañeros. Sobre todo cuando eres capaz de mezclar empatía con «ego». Es ahí cuando todo fluye, siendo Isagi (junto con Bachira) el que mejor representa esa dualidad. Nuestro protagonista que ser el mejor. Busca ser el delantero definitivo y convertirse en el ganador del proyecto.
Pese a ello, entiende mejor que nadie que no todo depende de él y que, en muchas ocasiones, la mejor forma de alcanzar ese deseo egoísta es colaborar con los demás. De hecho, siempre ha sido un jugador de equipo, por lo que es el que más dentro lo lleva. Es por esto mismo que, en muchos casos, su desarrollo es algo contrario al de los demás. Mientras jugadores como Rin tienen eso muy asimilado, él tiene que rehacerse a sí mismo.
Es por eso que, aunque no sea el mejor en muchos casos, es quien más logra llamar la atención en no pocos momentos. Gracias a esto, aunque destaque menos en el volumen #17, por ejemplo, logra encontrar su momento, aunque en esta ocasión de manera muy diferente. Isagi siempre ha sido un tipo que se lo deja todo en el campo, pero le faltaba algo: «suerte». Tenía que aprender a perseguirla… Y lo ha hecho.
Reseña de Blue Lock volúmenes 16 y 17: conclusiones

Si quiere ser el mejor, debe tener la capacidad de encontrar la suerte y la habilidad de aprovecharla cuando aparece frente a sus narices. Esto es algo que aprendimos anteriormente y que vuelve con mucha fuerza en este último volumen. Curiosamente, no es él quien la busca de manera tan activa. Permanece, inclusive, en segundo plano, recordándonos que una de sus armas es su capacidad para entender qué está sucediendo en el campo.
Su exacerbada capacidad de análisis, su gran campo de visión y su chut al primer toque son los tres elementos que le han hecho grande. Y no son tan llamativas. No es como Bachira, el alterego de Ronaldinho, y sus regates. No es como Chigiri y su velocidad. Tampoco es como Barou y su prodigio físico. Es un jugador que, de buenas a primeras, es menos espectacular. Y lo seguirá siendo.
Pero es precisamente por eso que logra ser un buen protagonista. En un mundo de monstruos, es el más humano de todos, pero recordad lo que dicen… «No hay peor monstruo que el ser humano». Esa singularidad es la que hace que su teórica normalidad sea un cañón de emociones cada vez que es capaz de desatar sus armas. Con todo esto, puedo decir que los dos últimos volúmenes de Blue Lock me han parecido una auténtica locura.


- Es uno de los spokon más sorprendentes de la actualidad.
- Emplea un escenario tópico y reinventa su historia de manera muy acertada.
- El elenco de personajes es realmente bueno; todos aportan y tienen sus momentos.
- Explora la psicología de sus personajes con mucha habilidad.
- Es extremadamente entretenido y adictivo.

- Algunos bordes de la edición chocan con los límites físicos.
- Se deja llevar demasiado por la ‘fantasía’ en algunos momentos.