
Mientras me prepara para escribir mis primeras impresiones sobre Folklands, me pregunté a mí mismo qué era lo que me había trasmitido. Tras darle varias vueltas, me encontré con una extraña mezcla de nostalgia (al más puro estilo The Settlers o Anno en sus primeros años)… y algo más.
Disponible desde el pasado 24 de marzo en Steam como acceso anticipado, mezcla el calmado ritmo de los constructores de antes con la calma propia de los cozy games. La premisa como tal no es especialmente original, pues no es la primera vez que veo esta combinación.
No obstante, el equipo creativo ha sabido encontrar su sitio. Apostando por una estética algo más retro que se aleja de los ya habituales pixel-art, ha sabido darnos una experiencia de corte clásico que también sabe cómo responder a las peculiaridades del siglo XXI.
Hasta cierto punto, considero que lo ha logrado gracias a que sabe bien qué es lo que pretende. No busca revolucionar el género, sino rendir homenaje a los grandes clásicos. En el proceso ha eliminado la a veces excesiva microgestión de los mismos.
Al hacerlo, nos ofrece una experiencia mucho más intuitiva, relajada y sencilla en la que la evolución tanto de nuestro asentamiento como la toma de decisiones son —ante todo— muy orgánicas. Todo sea dicho, el juego todavía se encuentra en acceso anticipado.

No está terminado, y se nota. Según sus creadores, necesitarán unos 18 meses para terminarlo —más o menos— y es algo que se ve desde el primer momento. Técnicamente, presenta deficiencias, el gameplay no está terminado y hay cosas en las que trabajar.
Primeras impresiones de Folklands: un comienzo humilde con vistas al futuro
Por ejemplo, el rendimiento a veces palidece, pues he tenido algunos tirones y no he llegado a los 60 FPS en casi ningún momento. La variedad de edificios tampoco es amplia, las líneas de dibujo no están del todo definidas y el gameplay no es todo lo profundo que podría.
No obstante, es algo normal. Más que una crítica, es una explicación del estado actual del juego. En otras palabras: el equipo no ha lanzado un producto a medio hacer, sino que siguen trabajando en él. De hecho, ya han explicado que el juego mejorará poco a poco.
Durante el próximo año y medio irán agregando más edificios y recursos, mejorarán el apartado gráfico, ampliarán la variedad en casi todos los aspectos, agregarán nuevas herramientas para mejorar la calidad de vida, potenciarán el multijugador, etc.

Lo bueno es que, sin ser una obra terminada, ya hemos podido ver parte de su potencial. La base es buena y el equipo tiene ideas interesantes. Es un juego que no revoluciona ningún apartado, pero con unos cimientos sólidos, un apartado gráfico bonito —en su estado actual— un estilo definido.
No diré que es puntero técnicamente hablando, pues no es así, mas tiene otras virtudes. Sin duda, la más destacada de todas ellas es el su ritmo. Es un juego que no quiere ponerte en tensión y que busca que disfrutes de la experiencia a tu ritmo. No hay presión y el mundo no es tan hóstil como en otros juegos.
Construye tu propio asentamiento… a tu ritmo
Sí, tienes que saber gestionar tu asentamiento para evitar que todo acabe siendo un desastre, pero te lleva muy de la mano para que simplemente te sientes con un café entre tus manos y disfrutes. Empezarás cada partida con prácticamente nada y una misión muy clara: recolectar recursos para empezar a ampliar tu asentamiento.

Madera, roca y alimentos son lo más básico. Poco a poco irás procesando estos recursos, ampliando el potencial y alcance de tu aldea al tiempo en que satisfaces las necesidades básicas de tus habitantes para que estén mínimamente contentos.
Vaya, que es uno de esos juegos para sentarte delante de tu ordenador cuando busques crear un pueblo lo más bonito y eficiente posible sin el mundo intentando acabar contigo cada cinco minutos. Así pues, la jugabilidad se resume en recolectar recursos y construir. Así pues, las cadenas de producción son el corazón de un juego que aún está un poco verde, pero que puede aspirar a más.
Si has jugado a Pharaoh o Caesar, te vas a sentir como en casa, pero con menos estrés y un aire más desenfadado. El diseño es simple pero efectivo. Los gráficos 2D tienen ese encanto clásico que no necesita florituras para funcionar.
La paleta de colores es suave, casi relajante, y los detallitos en las animaciones de los aldeanos —como verlos cargar sacos o talar árboles— le dan vida al asentamiento. Eso sí, la banda sonora es un tema aparte: está bien para ambientar, pero después de un rato se siente como un loop que pide más variedad.
Primeras impresiones de Folklands: un reino de la nada

Lo bueno es que la gestión de recursos y el mantenimiento de tus ciudadanos tiene ese puntito adictivo que tan bien le sienta al género. Y pese a que el sistema de felicidad que obliga a equilibrar comida, trabajo y seguridad no es tan profundo como en otros títulos, funciona bien para lo que el juego quiere ser: un constructor ligero pero con sustancia.
Además, tienes opciones como comercio y diplomacia en el horizonte. Todavía están bastante verdes en este aspecto, pero esperamos que vayan a más con el tiempo. En general, la base es buena, aunque se nota muchísimo que es un acceso anticipado.
La mayoría de mecánicas necesitan varias capas de pintura y complejidad para ofrecer una experiencia realmente compacta. Es algo normal, pues de otra manera no sería un early access, mas considero que debéis tenerlo en cuenta.
El multijugador no lo he llegado a catar en exceso, pues no es algo que me suela atraer demasiado en estos juegos. No obstante, en su perfil de Steam figuran las etiquetas de JcJ tanto en línea como en LAN, por lo que es un detalle que podéis valorar.

Hablando de bugs, no nos engañemos: esto es un acceso anticipado, y se nota. Los pocos reportes negativos que hay del juego provienen de gente que ha tenido algún bug, algunos bastante problemáticos. Sin embargo, parece que los desarrolladores están bastante atentos a este feedback.
Actualmente, es un problema, mas considero que dejará de serlo a medida que el desarrollo avance. Actualmente, Folklands es como un recién nacido que ha empezado a caminar. Le queda mucho camino por delante. Lo bueno es que ya han publicado su roadmap para estos primeros meses y tiene buena pinta.
Sí, tiene potencial, pero… ¿Merece la pena ahora mismo?
Cuando nos preguntamos si el jeugo merece o no la pena, hay más aspectos que debemos tener en cuenta. Por ejemplo, los menús son funcionales, pero un poco incómodos en ciertos momentos. A veces te pierdes en ellos buscando cierta información debido a que no están bien organizados.
El tutorial no está del todo bien organizado y el apartado técnico necesita más pulido. Tampoco nos sorprende, pues es lo esperable de un acceso anticipado tan tempranero. Os lo cuento solo para que lo tengáis en cuenta, pero no os quiero que olvidéis de que al final lo importante de estos casos es que tenga o no potencial… Y sí lo tiene.

Si te gustan los constructores de ciudades y buscas algo para desconectar sin liarte demasiado, Folklands es una apuesta sólida, aunque tal vez sea un poquito caro (14,79 €) teniendo en cuenta su estado actual. No es un juego redondo aún —esto es más bien un lienzo a medio pintar—, pero lo que hay ya engancha y deja buen sabor de boca.
Para los fans de lo retro o los que disfrutan viendo cómo un título evoluciona con el tiempo, es un sí. Si prefieres experiencias más completas, igual te toca esperar a que el acceso anticipado avance un poco más. Tiene alma, tiene ideas y, sobre todo, tiene ganas de crecer.
Primeras impresiones de Folklands: clave de juego gratuita recibida vía Game Press.