
Imagínate ser tan bueno en lo que haces que hasta Nintendo decidió confiarte una de sus IP más exitosas; allá en 2015, Brace Yourself Games sorprendió al mundo con Crypt of the NecroDancer, un juego de ritmo en donde el silencio es el mayor castigo.
Años después le pidió permiso a Nintendo para usar alguno de sus personajes en un DLC, pero eran tan buenos en su trabajo que les acabaron pidiendo crear un juego del estilo usando la saga de Zelda. Así nació Cadence of Hyrule — Crypt of the NecroDancer Featuring The Legend of Zelda, uno de los títulos más particulares de la franquicia en los últimos años.
Fue un éxito, y a partir de entonces muchos guardaron con cariño el nombre del estudio en su libreta de grandes estudios indies. Es por esto mismo que, cuando salió Rift of the NecroDancer, muchos lo celebraron. Por desgracia, no todo el mundo estaba invitado a la fiesta.
Disponible únicamente en PC, lo nuevo de Brace Yourself Games llegó a PC el pasado 5 de febrero de 2025… Hasta ahora. Durante la conferencia de Nintendo Switch 2, el estudio anunció que lanzarían su juego en la consola de la gran N.
Dicho y hecho: desde el pasado 27 de marzo, el juego está disponible en Nintendo Switch, y hoy os queremos contar qué nos ha parecido aprovechando el momento. No obstante, la versión a la que nosotros hemos jugado es la de PC.
Según he podido comprobar, la mayor diferencia entre ambas es la ausencia del modo importación. En Steam —muy acostumbrada a trabajar con mods y el trabajo de la propia comunidad— podemos diseñar nuestras propias canciones y compartirlas con los demás. En Switch no.
Análisis de Rift of the NecroDancer

Sin duda, es una pérdida, pues es una de las modalidades de juego más interesantes de la ‘versión original’. Sin embargo, tiene cierto sentido —por mucho que nos duela—, ya que esto es algo que suele estar más limitado en consolas que en PC. Ahora bien, ¿en qué consiste?
La manera rápida de definir Rift of the NecroDancer es trazar una comparativa con Guitar Hero, pues se nota que el estudio se inspiró claramente en la obra de —originalmente— Harmonix. En otras palabras: el objetivo es clavar el ritmo.
Si resumimos su esencia en unas pocas palabras, hablamos de un título en el que una serie de monstruos se irán deslizando a través del mástil de una guitarra eléctrica. Al hacerlo, atravesarán una serie de ‘flechas’ de dirección. La idea es darle al botón asignado a esta en el momento perfecto para clavar el ritmo y hacer un buen rift… una y otra vez. Y si bien es cierto que la premisa es bastante simple, da muchísimo de sí. Sencillo, pero adictivo.

Lo curioso es que, a diferencia de Guitar Hero u otras franquicias como Dance Dance, aquí las notas son monstruos y la forma en la que interactuamos con ellas es un poco diferente. Por si fuera poco, cada monstruo tiene diferentes variantes.
Se distinguen por su color y, en función de este, pueden actuar de una manera u otra. Por desgracia, el tutorial de Rift of the Necrodancer es demasiado denso. Te sueltan casi toda la información de golpe y te quedas un poco con cara de pasmao’.
Un rift monstruoso
La curva de aprendizaje y entrada no está bien ejecutada, provocando que las primeras horas de juego sean demasiado caóticas. Por momentos, resulta hasta frustrante. Sin embargo, si tienes paciencia y le dedicas algo de tiempo, la cosa cambia.
A medida que entiendes el funcionamiento de cada monstruo e integras sus rutinas a tu conocimiento, la memoria muscular empieza a actuar sola, engendrando una experiencia de esas que no te dejan soltar el mando durante horas.

Pero es complicado. Al final, el tutorial es poco más que una montaña de información que no se plantea poco a poco con el modo historia. No es un aprendizaje progresivo, sino que va muy a saco. En ese sentido, paciencia. Dicho esto, ¿qué más nos podemos esperar?
Rift of the Necrodancer busca ofrecer un auténtico reto a sus jugadores, y es por eso que va más allá de los monstruos que muchos de vosotros ya conoceréis si jugasteis a Crypt of the Necrodancer. Los limos, zombis y criaturas a los que nos acostumbramos han regresado.
No obstante, además de esas variedades de color que presentan, ahora cuentan con un aliado diferente: el propio mástil de la guitarra puede modificar su comportamiento, haciendo que derrotarlos sea más complicado. El gameplay está repleto de variables que hacen del juego un auténtico reto.
Además, a medida que progresemos, nos encontraremos con diferentes jefes finales y minijuegos que alterarán parcialmente la manera de ejecutar nuestros combos musicales. Por desgracia, estos últimos a veces se sienten demasiado parcos, pues podrían haberlos aprovechado mucho más.
Conclusiones

Y es una pena, porque —aun con estos aspectos— me parece bueno, de haberlo planteado mejor sería un auténtico juegazo. Eso no quiere decir que sea malo, pues no es así. Más bien todo lo contrario. Rift of the Necrodancer es divertido y tiene calidad, pero podría haber sido incluso mejor.
Sea como fuere, lo positivo supera por bastante lo negativo. Algunas decisiones son mejorables, sí, pero el resultado sigue siendo bueno. Va más allá de ser una experiencia resulta cuyo apartado gráfico es llamativo con una gran banda sonora de fondo.
Es más que eso. De hecho, si bien es cierto que esta última es uno de sus puntos fuertes —el juego está repleto de temazos—, Rift of the Necrodancer va más allá. Como juego de ritmo es muy divertido y, aunque a veces puede resultar frustrante, cuando le pillas el punto y/o completas un nivel es justo lo contrario: altamente satisfactorio.


- La música es una delicia.
- El desafío que ofrece.
- Lo entretenido que resulta si te gusta el género.

- Los tutoriales y la curva de entrada/aprendizaje.