
¡Hola, muy buenas amantes de los videojuegos! En esta ocasión quiero hablaros de Path to Mnemosyne —un juego desarrollado por el estudio español DevilishGames— con motivo de su lanzamiento en Nintendo Switch. Por consiguiente, hoy no solo vamos a comentar aspectos tales como la jugabilidad y/o el apartado gráfico, sino su rendimiento en la consola de la gran N. Dicho esto, ¿qué es Path to Mnemosyne? Pues un juego de puzles con una estética muy singular en el que nos embarcaremos en un viaje por un laberinto de recuerdos junto a una niña de la cual no sabemos nada. Importante: el juego cuenta con audio en inglés pero subtítulos, entre otros, en español; el doblaje es genial.
Lóbrego histrionismo en estado puro
Aunque bien es cierto que el apelativo de histriónico queda referido a un arquetipo de actor teatral, es igual de cierto que sus características resumen perfectamente la personalidad de Path to Mnemosyne: un exagerado —muy bello a su modo— alarde de morbosidad creativa. El aspecto gráfico del juego aquí referido es una de sus principales puntos fuertes; Mnemosyne hace de lo grotesco un arte. Hablamos, en ese sentido, de un viaje de recuerdos tergiversados por una mano invisible. En lo personal debo decir que me ha encantado lo que se ha logrado con el título. Ese aire macabro y desenfrenado es cuasi perfecto. La mezcla de elementos, lejos de actuar cuan vorágine de ideas sin control, encaja a la perfección.
Su principal objeción es que, al igual que puede generar esa insana fascinación por lo burdo o lo carnal, también puede provocar rechazo en gran parte del público. Recordemos que en Path to Mnemosyne somos una niña y que nos rodea un mundo abstracto y horrendo. Al tiempo, es una voz en off quien nos guía por nuestro camino; el objetivo final es incierto. Somos, ante todo, un ratón de laboratorio atrapado en un laberinto de memorias. Alguien está tratando de descubrir y/o conseguir algo con nuestra aventura mientras buscamos nuestros recuerdos… La pregunta es ¿qué quieren de nosotros? Eso, como es lógico, no os lo diré; tendréis que descubrirlo por vosotros mismos. Lo que sí os puedo decir es que la atmósfera y la narrativa hacen del título una propuesta muy interesante. Sobre todo es ese hacer artístico lo que hace que Mnemosyne destaque.
Curiosamente, uno de los aspectos más notables es la escuálida paleta de tonos adoptada por los creativos y desarrolladores. Lejos de un ostentosa y variopinta explosión de colores, hay tranquilidad. Hablamos de un arte y diseño de pigmentos pálidos: blancos, grises y negros bailan al son de una sensibilidad tan cruenta como loable. Y es en ese oscuro barniz de sinsabores donde brillan los trazos y diseños… Nos adentramos en un mundo donde las puertas son ojos, las rutas se desfiguran ante nuestro propio proceder y donde la abstracción de la mente adquiere verdadero significado.
Un laberinto de ideas cruzadas
Si bien el apartado artístico me ha parecido una delicatessen, no ha sido tanto así su ejecución. Me explico. La premisa inicial me llamó mucho la atención. El juego se plantea sobre un escenario plano con forma de tubo o cilindro «infinito». Nuestro objetivo es avanzar por dicho tubo superando, en el proceso, diversos puzles. La idea es arrebatadora y hermosa, pero los puzles que se nos plantean flaquean en ciertos momentos. Lejos de una gran innovación, la propuesta abandona su transgresión visual y adopta las mecánicas de una serie de puzles que ya conocemos.
No me malentendáis. Criticar un proyecto de un estudio independiente a raíz de esto, en realidad, no es plausible. Siendo sincero, creo que el trabajo que han logrado teniendo en cuenta su presupuesto es muy meritorio. Empero, no puedo evitar marcharme con la sensación de que el pensamiento ha sido un tanto plano en los puzles. Al tiempo, aunque eso no es verdadero motivo de crítica, sino un mero dato, el juego es cortito; unas dos horas, tres a lo mucho, de duración. En mi caso, por ejemplo, creo que han logrado crear un juego intenso gracias, en parte, a esa duración. Ahora bien, me he quedado con ganas de más, lo cual es negativo y positivo a partes iguales.
No obstante, es solo hacia el mismo final que los puzles se sienten no solo más interesantes, sino más originales. Son los últimos niveles los que tienen en cuenta más variables: alrededores, ruta escogida, el plano en el que te mueves, que tienes por delante y que has dejado atrás… La existencia de caminos principales y secundarios, en cooperación con los efectos sonoros, es una apuesta atrevida. Por desgracia, esto sucede casi solo al final logrando, eso sí, una sensación de escalado muy curiosa. En lo personal habría preferido que hubiese sido de tal forma casi desde el principio; el atrevimiento en la ejecución y planteamiento de los puzles finales es pasmosa.
Aterrizaje en Nintendo Switch
Path to Mnemosyne no hizo demasiado ruido en su llegada. Curiosamente, fue foco de ciertas críticas que, en lo personal, jamás atisbé a comprender. De hecho, pese a sus defectos, Devilish es un estudio con bagaje en el mercado y que sabe dónde están sus límites. Siendo sincero, me gustaría ver de qué son capaces con un presupuesto más holgado, pues sus trabajos poseen un buen acabado pese a todo. En ese sentido, Switch ha sabido aprovechar muy bien el potencial de Path to Mnemosyne regalándonos una experiencia singular y entretenida. Lejos de los grandes alardes técnicos de otras plataformas, es su estilo lo que hace que en Switch se sienta como una pequeña joya.
En ese mismo sentido, empero, el rendimiento no es el mejor. A lo largo de toda la experiencia de juego la tasa de frames ha sido, sin lugar a dudas, óptima. La velocidad de procesado era más que adecuada y el juego responde muy bien tanto a 720p como a 1080p. ¿Dónde está el pero? En los tirones. Por alguna razón que desconozco, el juego sufre de tirones. Estos se producen al cambiar «de una zona a otra» entendiendo como zona el escenario de un nuevo puzle. No es algo demasiado molesto, mas está presente y debo destacarlo. Por lo demás, recomiendo jugar con unos buenos auriculares. Sí, se puede disfrutar de la experiencia sin ellos, pero ayuda bastante poder recrearte en el apartado sonoro.
Conclusiones
Seré breve: Path to Mnemosyne es un buen juego. Posee ciertas limitaciones, pero es entretenido, que al final es lo importante. Pese a todo, considero que no es adecuado para todo tipo de públicos debido a su peculiar concepción artística; en lo personal me ha encantado, mas soy consciente de que no a todo el mundo le parecerá igual. Lo que sí es innegable es que el acabado gráfico es impecable y que goza de gran personalidad. Los amantes de los puzles encontrarán un juego con ganas de demostrar cosas, sobre todo en los compases finales. Eso sí, la originalidad original de la premisa se ve un tanto diluida al contemplar como varios de los puzles se inspiran en algunos moldes un tanto explotados.