Os traemos nuestro análisis de Hell is Us, un título totalmente centrado en la acción y la exploración que nos ha encantado.
El mes de septiembre comienza cargado de lanzamientos, y uno de los primeros en llegar apunta a convertirse en el gran tapado de 2025: Hell is Us, del que hoy os traemos nuestro análisis. Lo nuevo de Rogue Factor tiene todas las papeletas para consolidarse como su proyecto más ambicioso hasta la fecha, y lo cierto es que nos ha sorprendido como pocas nuevas IP lo han hecho en los últimos años.
Aunque el estudio venía de especializarse en títulos de rol táctico, en esta ocasión ha decidido dar un giro radical y cimentar su propuesta en dos pilares esenciales: acción y exploración. A ellos se suman otros aciertos, como una ambientación profundamente inmersiva y un apartado técnico muy atractivo.
No obstante, sus verdaderas raíces están en los combates, que se enriquecen con elementos de aventura para dar forma a una experiencia que, sin ser completamente innovadora, se siente refrescante y con personalidad propia.
A nosotros nos ha convencido, y creemos que hay motivos de sobra para recomendarlo. Tras dedicarle un buen número de horas, podemos afirmar que septiembre arranca con fuerza, y no únicamente por ese célebre guerrero de lanza con el que Hell is Us comparte ventana de lanzamiento.
Análisis de Hell is Us, un action RPG con mecánicas muy potentes

En un panorama donde los grandes estudios se esfuerzan por dar con la fórmula definitiva de un buen soulslike, aparece Hell is Us para descolocarnos y darle la vuelta a las expectativas. Y es que, aunque comparte ciertos elementos con el género, lo que tenemos delante es, en esencia, un RPG de acción en toda regla.
Si bien es cierto, las mecánicas de bloqueo y sincronización, así como la forma de usar objetos consumibles o la barra de energía para atacar, nos recuerdan mucho a lo ya citado, justo aquí, es donde se separa. Y es que en la variedad está el gusto, y Rogue Factor ha apostado por dejarnos personalizar nuestro estilo de juego. Por ejemplo, podemos decidir si los enemigos reaparecen al morir o si perdemos la experiencia. Así como el daño que estos nos hacen, por lo que la dificultad es personalizable.
En este sentido el estudio ha sido tremendamente inteligente, y para evitar comparaciones con otros títulos, han decidido distanciarse justo cuando empieza a parecernos familiares. Por lo demás, cuenta con muchos otros grandes aciertos que lo hacen un JRPG, como las habilidades de nuestro don, muy personalizables, y que se recargan por enfriamiento.
Además, cuenta con sus propias peculiaridades, como la barra de energía, cuyo límite decrece en función de nuestra salud. De esta forma, perder salud no implica únicamente que podamos morir, sino que, no podamos encadenar ataques.
Lógicamente, también podemos personalizar nuestro equipo, por lo podemos personalizar muchísimos elementos en función a nuestro estilo. Por ejemplo, las armas son un componente muy importante, contando cada una con su propio estilo de lucha. Estas a su vez, pueden ser mejoradas a base de usarlas en batalla, por lo que siempre se incentiva que usemos y a usar otras. Pero también podemos mejorarlas en el herrero y equiparlas accesorios, llegando a crear combinaciones únicas.
Por los demás, los combates invitan a que seamos estratégicos, pues lanzarse con todo no siempre es lo más conveniente. Los enemigos sufren un ligero retroceso al ser golpeados, pero esto no anula que vayan a atacarnos en mitad de nuestro combo. Por eso, tendremos que ser pacientes y esperar el momento oportuno, aunque realizar paradas o esquivar también es una opción.
Por otra parte, cuenta con posibilidades que lo hacen más asequible, como el hecho de que podemos recuperar salud al realizar combos. Durante unos instantes, nos rodeará un círculo con la energía liberada durante el ataque. Si somos avispados y pulsamos R1 (en PlayStation 5) en el momento idóneo, podremos curarnos parcialmente, por lo que en efecto, estamos ante un ejercicio de sincronización que requiere dominio.
Si bien es cierto, no todo nos ha parecido maravilloso. Y es que los combos en sí, son algo repetitivos, y tardamos demasiado en conseguir armas nuevas. Por suerte, cuenta con otros elementos, como la posibilidad de hacer ataques cargados, todo un espectáculo.
Exploración sin ayudas, su gran acierto

Si de la acción solo hemos podido hablar grandezas, esperaros a saber lo que opinamos de la exploración. Y es que este segundo pilar, es posiblemente donde más han decidido arriesgar. En la última década los juegos de mundo semiabierto abusan del conocido handholding, que nos lleva de la mano. En Hell is Us no contamos con mapa, por lo que la única forma de saber donde estamos, es nuestro sentido de la orientación.
Como os decíamos, los escenarios son semiabiertos, pero también laberínticos, con muchas bifurcaciones y secretos. Por esto, tenemos que aprestar muchísima atención mientras que avanzamos, consiguiendo que inconscientemente, nos familiaricemos con la zona.
Sin marcadores para las misiones, sin GPS, tendrás que perderte mientras exploras y con algo tan simple como esto, el juego se siente fresquísimo. Por suerte si contamos con pistas, como textos que encontraremos y la conversaciones con los NCPs. Estos no nos dirán exactamente a donde ir o que es lo que necesitan, pero es que no hace falta más.
Respecto a los escenarios, algunos son muy amplios, pero llenos de secretos, sin dar sensación en absoluto de estar vacíos. Además, son tremendamente variados, pues también los hay cerrados y llenos de recovecos. De esta forma, nunca da la sensación de que estamos explorando constantemente las mismas zonas, sino que se siente muy variado.
A esto vamos a sumarle otro de sus aciertos, la sensación de soledad constante. Nuestra única compañía durante el viaje es nuestro pequeño dron, que será bastante mudo. Sin embargo, los sonidos ambientales y la banda sonora perturbadora si formarán parte de la aventura. De este modo, la sensación de peligro es constante, donde no podremos dar dos pasos tranquilo, al menos no hasta que sintamos que la zona está libre de enemigos. Es totalmente inmersivo.
Un mundo consumido por la guerra civil que te necesita

Hell is Us transcurre en Hadea, un país ficticio inspirado en las regiones rurales de Europa del Este, aunque sin anclarse en ninguna de ellas de forma concreta, quizá por conveniencia narrativa. Este territorio se ve inmerso en una devastadora guerra civil, al tiempo que sufre las secuelas de un enigmático fenómeno conocido como la Calamidad.
En ese contexto regresa nuestro protagonista, Rémi, decidido a reencontrarse con sus padres. Sin embargo, pronto descubrirá que no solo debe enfrentarse a los horrores de un conflicto bélico, sino también a una amenaza aún más misteriosa que acecha en las sombras. Nuestro enemigos no será ninguno de los dos bandos que se enfrentan por el país, sino que será algo mucho más peligroso. Mucho más letal.
De este modo, tendremos que empezar nuestro viaje desde las afueras de la ciudad hasta el corazón de la misma. Una variedad de escenarios tan amplia como cautivada, donde en cada uno se sienten los peligros de la guerra. Por supuesto el componente narrativo también es importante, aunque este raramente se fija en el pasado de Rémi, sino más bien en los supervivientes de esta tierra.
Del mismo modo que para avanzar necesitamos reunir pistas, los NPC serán nuestra principal fuente de información. Estos no solo nos podrán en contexto sobre como seguir con la trama, sino que además nos darán muchos detalles sobre el lore de este mundo en guerra.
Además, el juego cuenta con un completo sistema de misiones secundarias, donde cada personaje que encontramos echará en falta un objeto. Buscarlo no será tarea sencilla, pues una vez más, no tendremos guía alguna para encontrarlos. Lo mismo ocurre con los misterios, una suerte de misión secundaria donde no solo tendremos que tener los ojos abiertos, sino que además cuenta con una indecente cantidad de rompecabezas.
Estos también están presentes en la aventura principal, pero es cierto que durante las secundarias adquieren mucho más protagonismo. Además, sirven para desviar la atención de la acción, por lo que la aventura se siente más completa o diversa.
Como podéis suponer, estas misiones son totalmente opcionales, pero muy recomendadas por las recompensas que ofrecen, y también por como expanden la trama. Hay otras tareas más centradas en la acción, como los bucles temporales. Así, la aventura se alargan de buena manera, siendo mucho menos concisa.
Su estética hace maravillas de Unreal Engine 5

Buena parte del atractivo del juego viene dado por su estética tan inmersiva, capaz de combinar elementos de guerra reciente con un toque mucho más futurístico. Los entornos juegan un papel crucial, donde se combina lo lúgubre, lo paranormal y también lo desolado. Y es que el nivel de detalle es altísimo, a veces mucho más de lo que esperaríamos de un mundo semiabierto.
Como hemos mencionado, hay muchas tareas secundarias en el camino, muchos documentos para expandir el lore y muchas recompensas ocultas. Así, aunque nos sentimos solos durante el trascurso, los escenarios se sienten muy vivos y ocupados, aunque esto también es gracia al buen uso que hace de Unreal Engine 5.
Para más confor, también cuenta con mazmorras, cada una diferente y expandiendo el misterio. De este modo, lo que inicialmente es una aventura de 20 horas de duración, puede expandirse hasta más de 40 gracias a todo su contenido secundario, el cual os avisamos que no tiene pérdida.
Por supuesto el juego llega con selector de modo gráfico: rendimiento y calidad. En un título que precisa de reflejos para parar ataques, recomendamos enormemente que juguéis en rendimiento, donde se mantiene a 60 fotogramas de forma casi estable. Y es que a excepción de un par de momentos sin importancia, no hemos notado caídas.
Por lo demás, el juego cuenta con algunas carencias gráficas en cuanto a modelados o animaciones de personajes. Pero no hay que olvidar nunca que, aunque no estamos ante un indie, tampoco es una superproducción. Además es que no le hace ni falta, Rogue Factor ha decidido apoyarse en sus pilares principales, y lo hace fenomenalmente.
Conclusiones finales | Análisis de Hell is Us



Hell is Us se presenta como una sorpresa mayúscula en el panorama de los RPG de acción de 2025. Rogue Factor logra combinar con acierto combates estratégicos, personalización profunda y una exploración desafiante que evita las guías automáticas, ofreciendo una experiencia que se siente fresca y madura a la vez.
Su ambientación en Hadea, un país desgarrado por la guerra y la Calamidad, junto a la narrativa centrada en supervivientes y secretos, le dan al juego un trasfondo muy rico y absorbente. La variedad de escenarios, la atención al detalle y la atmósfera opresiva refuerzan la sensación de inmersión, mientras que el uso de Unreal Engine 5 permite un apartado visual sorprendente, a la altura de la propuesta. Pese a pequeños puntos débiles, como la repetitividad de algunos combos o la falta de trama en el protagonista, el título convence por su ambición y coherencia así como su enfoque único.


- La combinación de guerra con ciencia ficción, su ambientación es única.
- Nos dota de sistema de exploración pese a no contar con ayudas.
- Los combates son divertidos y dinámicos, con muchos elementos de RPG.

- A Rémi no le vendrían más una variedad más grande de movimientos.
- Algunos defectos gráficos como popping o caídas de fps.
- La trama pierde el interés en el protagonista desde casi el principio.