
Tras una muy larga espera, no sin antes haber disfrutado de su cuarta entrega en PC, podemos ofreceros —por fin— un análisis de Rune Factory 5. Por si no os suena, os pongo un poco en contexto. La serie nació en agosto de 2006 como un spin-off de Harvest Moon. Durante muchos años se desarrolló como una saga secundaria, pero el paso del tiempo le otorgó una mayor relevancia gracias a la decaída de su hermana mayor.
Así pues, Rune Factory fue ganando cada vez más autonomía hasta adquirir su propia independencia. Tanto es así que, tras una muy buena puesta en escena, se convirtió en uno de los simuladores de granja más destacados del mercado. Es más, la distribuidora norteamericana Xseed Games llegó a declarar que había sido una de sus franquicias con mejor desempeño en 2020.
Hoy día, Rune Factory no solo le hace sombra a Harvest Moon, sino que hay quienes dicen que es mejor. De hecho, esta quinta entrega era largamente esperada por un buen número de jugadores y adeptos. Sin duda, algo muy lógico si tenemos en cuenta que llevábamos más de 10 años sin disfrutar de un RF inédito. Por desgracia, su lanzamiento no ha estado acompañado de uno de los elementos más solicitados por el público español: traducción.
Si os interesa, sabed que Meridiem Games ha publicado su edición física.
Un juego con un año de feedback japonés

Sin lugar a dudas, nos ha dolido mucho que ni la distribuidora ni el estudio hayan decidido apostar por el público hispanohablante. Más aún si tenemos en cuenta el potencial de la comunidad y la buena recepción de la anterior entrega en PC. Y duele todavía más si tenemos en cuenta que otras sagas y franquicias distribuidas por Marvelous Games sí que han llegado en castellano. No muchas, pero sí unas cuantas.
Por suerte, no todo son malas noticias. Hakama, la desarrolladora de Rune Factory 5, publicó el videojuego en Japón en mayo de 2021. Desde ese día, tal y como hemos podido comprobar tras revisar sus diversas redes de comunicación, han seguido trabajando en la experiencia. Consecuentemente, la versión que nos ha llegado a los europeos viene con parches y mejoras basadas en el feedback de la comunidad nipona.
El apartado gráfico nos da una de cal y otra de arena

Me gustaría empezar hablando del acabado gráfico y el rendimiento de Rune Factory 5. Por un lado, y esto es algo que no debemos obviar en ningún momento, el estudio no ha sabido establecer el límite potencial de Nintendo Switch. Esto lo vemos casi desde el principio a través de pequeñas bajadas de FPS muy localizadas en momentos determinados. Durante nuestras primeras horas de juego, sufrimos un poquito. Por suerte, podríamos hablar de errores puntuales que, si bien es cierto que enturbian ligeramente la experiencia, no desmerecen las cualidades de un buen videojuego.
Con toda probabilidad, estas carencias tienen un responsable único: el apartado gráfico. Hakama, en un esfuerzo titánico, ha creado un videojuego bonito, con una paleta de colores excelsa y un mundo muy vivo durante las primeras horas de juego, aunque luego se desdibuja. El entorno y los personajes se definen como «tipo anime», pero desdibujando algunas de sus particulares en favor del diseño en 3D. Es decir, que es un juego con una línea visual muy japonesa, pero con menos manerismos y tópicos.
Una mezcla de estilos singular

La influencia la podemos ver en los diseños de los personajes y los monstruos. Algunos de ellos, inclusive, se basan en el folclore del país del Sol Naciente. De hecho, además de criaturas en forma de zorro místico y razas humanoides con rasgos animales, encontraremos muchos personajes con ojos grandes, monstruos más simpáticos que pavorosos y líneas muy afables. En resumidas cuentas, es «mono».
Todo esto tiene su contrapunto con el diseño de ciertos escenarios y edificios. Aquí hemos creído ver una influencia —al menos algunos casos— más occidental. Sin alejarse de los preceptos del JRPG, apuesta por una serie de visuales menos orientales. Esto no quiere decir que beba de otras grandes sagas europeas o americanas. De hecho, estos detalles no son tan obvios como cabría parecer. Sigue siendo un juego muy japonés, pero con toques interesantes.
Desde una perspectiva mucho más objetiva, valoro el esfuerzo creativo de Hakama. De hecho, puedo deciros que he disfrutado mucho explorando su mundo semiabierto pese a las limitaciones de algunos puntos. He sentido que la exploración, sin ser una mecánica que de tanto de sí como cabría esperar, tiene su razón de ser. El mundo se siente lleno. No es una experiencia vacía con grandes prados sin nada de por medio. Cada zona tiene su punto, aunque cuanto más avanzamos, menos detalles encontramos. El pueblo es uno de los sitios más fríos y vacíos, cosa que nos parece muy triste.
Una mezcla de simulador de vida y RPG bastante lograda

Sobre la jugabilidad, quiero destacar la mezcla de géneros y estilos. El estudio, para esta ocasión, ha querido celebrar su vuelta al ruedo con una estupenda combinación de simulador de vida y RPG con combates en tiempo real. Ambos, siendo parco en palabras, combinan muy bien, ya que no le restan protagonismo al otro. El único problema que hemos creído encontrar es que, en ciertas ocasiones, el equilibrio se desmorona, ocasionando que la importancia de uno u otro caía a un segundo plano durante varias porciones de la historia.
Es un tema complicado que, sin embargo, no afecta del todo a la experiencia. Al menos si disfrutas de ambos por igual. Si estás buscando una experiencia que destaque en punto y otro, Rune Factory 5 no es para ti, ya que intenta ofrecer una dinámica mixta. Lejos de lo que cabría esperar, es una faceta muy interesante que le permite distanciarse del resto de competidores. Si bien es cierto que no es el único farming simulator que lo hace, es quien más ganas le pone. Sobre todo al combate. Pocos lanzamientos de tales características tienen un sistema de batalla tan pulido, ágil y dinámico.
Por desgracia, las caídas de FPS son un problema real que nos afectará en algunos de los duelos más… pesados. Y cuando digo pesados me refiero a que la carga de texturas y escenarios es mayor. Cuando hay muchos enemigos o el boss es demasiado grande, Rune Factory 5 y Nintendo Switch sufren las limitaciones de hardware de la consola y la falta de optimizado del título. Es una dura realidad que tendréis que soportar si queréis catar la experiencia.
Cultiva como siempre

En lo que respecta a nuestra granja, no os miento si os digo que es un poco lo mismo de siempre. Salvando ciertos detalles, la práctica no varía demasiado. ¿Qué quiere decir estor? Pues que dispondremos de un terreno que tendremos que rescatar y recuperar, destrozando obstáculos (piedras y troncos), arando, regando, cultivando y protegiendo. El terreno se divide en pequeñas parcelas cuadriculadas en donde podremos plantar toda clase de verduras y hortalizas.
Vamos, que no innova demasiado en ese sentido, aunque tampoco se lo pedimos. Es una fórmula muy clásica que funciona perfectamente porque, más allá de unos detalles u otros, siempre repite las mismas dinámicas. Lo que sí nos ha llamado la atención, para bien, es que no tendremos un solo huerto, sino que podremos desbloquear una segunda parcela de tierras en un sitio muy, muy, muy peculiar. No os diré dónde, pero la sorpresa es mayúscula.
Todo este sistema de cultivo tendrá dos funciones: aumentar no vuestro poder adquisitivo y desbloquear ciertos eventos de la historia. Lo hará a través de un ciclo infinito de días con ciclos solares y cuatro estaciones. Como rutina, nos despertaremos todos los días a las seis de la mañana. Cobraremos a las ocho y a partir de las nueve podremos visitar todas las tiendas de la ciudad. Sobre las 10 de la mañana empezará nuestra aventura diaria.
Cuida monstruos, combate y socializa

Por suerte, la cosa no se queda ahí. Al cuidado de monstruos —sí, podremos criar criaturas— debemos sumarle el sistema de relaciones y socialización con nuestros vecinos. Aquí el estudio tampoco ha querido innovar, así que será lo de siempre: hablar con ellos todos los días mientras les vamos haciendo regalo tras regalo, buscando aumentar nuestra afinidad, desbloqueando eventos concretos en el proceso y alcanzado una relación amorosa y el matrimonio en el proceso si este es nuestro deseo.
Todo esto lo haremos mientras vamos obteniendo cada vez más recursos de nuestras plantaciones y aventuras, mejorando y fabricando armas y armaduras, etc. Lo bueno es que no hay una linealidad preestablecida y tendremos bastante libertad dentro de lo que cabe. A modo de resumen, Rune Factory 5 coge todos los elementos tópicos del género junto con una estética preciosa y bastante potente (comparada a sus rivales del mercado) sumando toda clase de actividades secundarios.
El problema, por desgracia, es el mismo. Aunque Rune Factory 5 destaca si lo comparamos con el resto de rivales del mercado, sigue siendo un juego técnicamente inferior a otras grandes obras. Muchas desarrolladoras parecen haber encontrado en Nintendo Switch una suerte de excusa para rebajar la calidad de las texturas o la optimización de su producto. Aunque el modelado no se ve mal, las animaciones distan de ser perfectos. Además, conforme avanzamos, esos escenarios, muy ricos al principio, pierden fuelle. Nos recuerda, en cierto modo, a Monster Hunter World.
Análisis de Rune Factory 5 | Conclusiones
De hecho, si somos sinceros, el sentimiento acaba siendo algo frío. Cuando has explorado varias veces el pueblo, sientes que la distancia entre las casas es demasiado elevada. Al principio sientes que todo es muy orgánico, pero el paso del tiempo te termina diciendo que es un juego algo distante. El pueblo se siente ausente y nunca llegas a conectar del todo con él. Los festivales tampoco ayudan, pues se sienten demasiado artificiales, con la gente alineada de forma casi perfecta. Es demasiado robótico.
A modo de conclusión, Rune Factory 5 nos da una de cal y una de arena. Nos ha encantado que nos ofrezca tantas opciones de juego diferente, su estética tipo anime y el diseño de las actividades. El gameplay es entretenido y la unión entre combate y simulación es bastante potente. Por desgracia, la ausencia de una traducción al español le hace perder bastante fuelle a su historia. Algo genérica, no termina de renovar la franquicia.
Por su parte, el apartado gráfico tiene sus cosas buenas, pues tiene un estilo bien interesante. Tiene su punto, es cierto, pero palidece cuantas más horas pasamos jugando. Llegados a cierto punto, el mundo es demasiado frío contigo. No te sientes parte de él y carece del carisma de, por ejemplo, Stardew Valley. Hay demasiado espacio entre las cosas y el nivel de detalle decrece a medida que profundizas en su contenido.

Análisis de Rune Factory 5. Clave de prensa para Nintendo Switch cedida por Decibel PR.