Análisis de God of War Ragnarök

Llega el fin del mundo y, junto con él, nuestro análisis de God of War Ragnarök, uno de los mejores videojuegos de 2022... y mucho más.

0

Todavía recuerdo cómo fue mi primera experiencia con God of War. Fue en verano de 2005 y mis padres habían alquilado una casa en la playa. Un día vino mi primo con un juego de PS2 que no me sonaba de nada. «Está guapísimo», me dijo. Le creí, aunque tampoco es que pudiese hacer mucho más. Así pues, encendimos la consola —que, por supuesto, me había llevado— y empezamos a jugar. Bueno, empecé, porque cuando di mi primer guantazo, ya no pude parar.

De eso han pasado 17 años y lo cierto es que nunca pensé que diría algo así, pero se han superado. Santa Monica Studio ha evolucionado año tras año, pero lo que han logrado con God of War Ragnarök es… Siendo sincero, y aunque soy un verdadero nostálgico, creo que estamos ante el mejor juego de la historia de la franquicia. Este es su nuevo tope y lo cierto es que les va a costar superarlo.

Es posible que, ante semejante afirmación, más de uno se pregunte si se trata de una revolución del género. Pues lo cierto es que no. God of War Ragnarök es lo mismo que vimos en God of War, pero subiéndolo casi todo de nivel. Así pues, en lugar de cambiar la dinámica o el enfoque, se han centrado en mejorar todo aquello que vimos por primera vez en 2018.

No obstante, no es necesario que un juego revolucione la industria para ser justo lo que necesitamos. Ragnarök lo sabe. Es por eso mismo que recorre la misma senda de hace cuatro años, pero con algunas mecánicas y colaboraciones inéditas, con una narrativa espectacular y un desarrollo sobresaliente.

Análisis de God of War Ragnarök | El fin del mundo como nunca lo habíamos vivido

Análisis de God of War Ragnarök | El juego empieza muy fuerte, y emula al primero, pero es algo más comedido.
Análisis de God of War Ragnarök | El juego empieza muy fuerte, y emula al primero, pero es algo más comedido.

Arranca, como no podía ser de otra forma, con un cameo al primer título de la mitología nórdica. En una suerte de viaje al pasado, un visitante destroza el tejado de nuestra casa con una dosis de pura violencia. Sin embargo, nosotros no somos los mismos. En lugar de recurrir al odio, la rabia y la ira, intentamos reflexionar. Kratos, quien ha progresado—y no deja de hacerlo durante todo el juego— comprende que la destrucción no es siempre la respuesta.

Esto ya lo vimos en God of War, pero el estudio ha ido un paso más allá con el que podría ser el mejor Kratos jamás visto en la franquicia. Y no lo decimos porque su estilo de combate sea increíble, porque la actuación de Rafael Azcárraga (actor de doblaje) sea maravillosa o tenga tanto o más carisma que siempre, sino porque no deja de evolucionar.

A lo largo de todo el juego, Santa Monica nos regala una historia increíble con un crecimiento pocas veces visto en el mundo de los videojuegos. Vale, sí, estoy exagerando, no es el primero que lo hace, pero es igual de cierto que God of War Ragnarök lo hace muy bien. Sobre todo si tenemos en cuenta que el primer juego viene de 2005 y que la imagen que teníamos del antiguo dios de la guerra era muy concreta.

Sucede algo parecido con Atreus y otros muchos personajes de los que no haremos mención alguna para evitaros cualquier tipo de spoiler. Nos limitaremos a decir que Rahnarök se esfuerza mucho en mostrarnos cómo han crecido sus personajes. El hijo de El Fantasma de Esparta no iba a ser menos. Así pues, en este nuevo lanzamiento, Atreus demuestra que ya no es un niño indefenso. Ha madurado y, aunque todavía le queda, es alguien mucho más digno de nuestra confianza.

Una narrativa con muchísima fuerza y un gran elenco

Análisis de God of War Ragnarök | La relación entre Kratos  y Atreus es uno  de los puntos más importantes de la historia.  Se ayudan a crecer, pero también discuten. Es muy real y muy orgánica.
Análisis de God of War Ragnarök | La relación entre Kratos y Atreus es uno de los puntos más importantes de la historia. Se ayudan a crecer, pero también discuten. Es muy real y muy orgánica.

Su presencia se convierte en un motor indispensable de la trama y en uno de los puntos más interesantes del desarrollo del argumento. En general, aquel mocoso que no sabía hacer nada hace unos años se ha convertido —casi— en un hombre que busca respuestas, pero que también es capaz de darlas y encontrarlas. Todo ello mientras se desvive en descubrir quién es de verdad: ¿Es Loki o es Atreus?

Destaca, del mismo modo, la profunda relación de confianza que va trazando con su padre. En lo que podría ser una época rebelde, Atreus demuestra que lo único que necesita es la confianza de su padre. Kratos, por su parte, se niega a dársela, pero va cambiando poco a poco. De esta manera asistimos a la evolución no solo de ambos personajes, sino de su relación entre ellos y con el mundo.

Son cada vez más consecuentes de sus actos y de cómo su forma de proceder afecta al mundo y a las personas que quieren. Con esto, pues lo que obtenemos es una narrativa todavía más profunda en la que las interrelaciones personales de nuestros protagonistas y secundarios (los cuales cumplen un gran papel) se muestran más sólidas que nunca.

El mito visto de una forma inédita

Análisis de God of War Ragnarök | Dispondremos de una suerte de diario en la que Kratos y Atreus escriben lo que piensan de ciertos amigos, enemigos, momentos. etc.
Análisis de God of War Ragnarök | Dispondremos de una suerte de diario en la que Kratos y Atreus escriben lo que piensan de ciertos amigos, enemigos, momentos, etc.

Es gracias a todo esto que podemos disfrutar como debe ser de un Ragnarök diferente e inusual. Santa Monica, lejos de dejarse llevar por el mito original, toca aquello que le interesa y modifica la línea a su gusto, ofreciendo una serie de revelaciones y giros de guion impresionantes. Gracias a esto no solo consiguen crear un argumento interesante, sino que potencian el guion hasta el máximo posible.

Con esto logran despertar nuestra curiosidad y nos hacen temer, de verdad, por la vida de nuestros protagonistas y su destino. Es más, juegan mucho con este segundo concepto a tenor de la profecía de God of War. Esto permite que ambos se crezcan. O lo que es lo mismo, God of War Ragnarök hace que God of War sea todavía mejor que antes.

Y aunque las distancias son insoldables, esta es la sensación que nos deja. Hay cosas en las que no hay más discusión, como los diálogos. Ragnarök demuestra el crecimiento no solo de sus personajes, sino también de los guionistas, quienes aciertan todavía más con los diálogos y las secundarias. Consecuentemente, la historia sube una vez más de nivel gracias al carisma que desarrollan prácticamente todos sus personajes.

Al ofrecernos guiones más sólidos y la misma emoción de siempre, engendran una trama que te captura desde el primer momento y te hace querer más. Le das la mano y te agarra del cuello. No te deja marchar y te mantiene en tensión casi desde el primer momento hasta el final mientras te preguntas cómo se resolverá todo.

Un juego que destaca, sobre todo, por su gran narrativa y su excelso combate

Análisis de God of War Ragnarök | Viajar en barco mientras disfrutamos de las historias de Mimir y compañía sigue siendo una auténtica maravilla.
Análisis de God of War Ragnarök | Viajar en barco mientras disfrutamos de las historias de Mimir y compañía sigue siendo una auténtica maravilla.

En conclusión, podemos decir que God of War Ragnarök es el clímax narrativo de la saga. Dejando a un lado la brutalidad (sigue habiendo grandes escenas de violencia), se centran más en el interior, ofreciendo un juego mucho más profundo que antes. Le ponemos alguna pequeña pega a alguna escena que no está tan bien llevada, pero en general funciona de forma notable.

Sea como fuere, nada de esto serviría si el juego no fuese efectivamente divertido. Para sorpresa de nadie, lo es. Con algún que otro bug entremedio, God of War Ragnarök es tan o más divertido que la anterior entrega. No le resuelvo a nadie el mundo si le digo que, a grandes rasgos, es el mismo juego de siempre, pero con algunas mejoras sustanciales. ¿Cómo cuáles?

Pues, por ejemplo, que ya no solo jugaremos con Kratos, sino que habrá secuencias en las que pasaremos a controlar a Atreus. Será aquí, de hecho, cuando mejor conozcamos al hijo del griego, ya que revelará muchos detalles sobre su personalidad. Asimismo, nos sorprenderá con su estilo de combate, el cual va mucho más allá de usar su arco a distancia. Atreus es muy ágil y tiene una gran capacidad para el combate cuerpo a cuerpo.

Como es lógico, no está al nivel de Kratos, pero se defiende con mucha soltura. Ya está preparado para el mundo. A diferencia de antaño, escala por sí mismo (y es mu bueno), da sugerencias verdaderamente útiles y es capaz de defenderse con sus propias manos. De esta manera nos alejamos de la dependencia del anterior videojuego y nos encontramos ante una revolución dentro de la antigua relación padre-hijo de la que dispusimos.

Análisis de God of War Ragnarök | Vuelve el dios de la guerra

Análisis de God of War Ragnarök | Seguiremos pudiendo realizar diversos tipos de ejecuciones o ataques tipo quick time event en diversas circunstancias.
Análisis de God of War Ragnarök | Seguiremos pudiendo realizar diversos tipos de ejecuciones o ataques tipo quick time event en diversas circunstancias.

Del mismo modo, dispondremos de otros aliados (no os diré quiénes) en combate que agregarán variantes muy, muy, muy interesantes al gameplay. Así pues, tanto Kratos como Atreus solidificarán algunas de sus antiguas amistades para generar duetos de combate diferentes en ciertas secciones del juego. Con esto obtenemos una pequeña mejora que, si bien no altera la esencia, le da un punto extra. Aun con todo, como es lógico, siendo una secuela, no marca un antes y un después.

Simplemente, sube el nivel y nos ofrece un sentido de la progresión muy curioso si valoramos ambos juegos en su conjunto. En lo que respecta al combate, la forja o la exploración, la mayoría de las mecánicas son iguales. Hay alguna que otra sorpresa por ahí que agrega nuevas variantes en la resolución de puzles (todos ellos muy interesantes, por cierto), pero tampoco es un salto especialmente exagerado.

Cualitativamente hablando, el juego es más complejo, más entretenido y más profundo que antes, pero sin alejarse demasiado de lo que ya vimos en 2018. Como ya hemos dicho con anterioridad, es un ejercicio de progresión y evolución, no de revolución, siendo algo que entendemos y agradecemos al comprender que se trata de una secuela directa.

El combate es más compacto y más sólido que antes

Análisis de God of War Ragnarök | Seguiremos disfrutando de grandes secuencias de violencia, ya que Kratos no se contendrá cuando sea el momento de hacer que corra la sangre.

Lo que sí hemos creído detectar es un mayor grado de optimización en las mecánicas. Mediante pequeños cambios, hemos sentido una mejora sustancial en el gameplay general. O lo que es lo mismo, el combate se siente mejor que nunca. Si bien es cierto que la curva de dificultad entre los diferentes niveles no está tan bien ejecutada como nos gustaría, God of War Ragnarök tiene mucho que decir.

Sin embargo, solo se puede apreciar su profundidad al subir a los niveles más altos, ya que en los intermedios casi que nos basta (salvando ciertos momentos o enemigos concretos) con machacar el botón de ataque básico sin parar mientras recogemos piedras de curación. Por tanto, tenemos la sensación de que solo es posible disfrutar del juego al máximo en difícil o muy difícil, siendo estas dos las que nos obligan —de verdad— a utilizar todos los comandos y opciones de los que disponemos.

Sucede tanto con Kratos como con Atreus, aunque este segundo siempre tiene el comodín del ataque a distancia. Más allá de eso, God of War Ragnarök repite su fórmula tanto a la hora de explorar el mundo como de viajar en barco, superar obstáculos, etc. No hay un verdadero cambio, siendo esto algo que debéis tener en cuenta. No consideramos que empañe, ni mucho menos, la experiencia, mas es algo que debemos explicar.

Un juegazo con algunos fallos que no podemos obviar

Análisis de God of War Ragnarök | El menu, el sistema de armas y armaduras, etc. sigue siendo en esencia el mismo

Nosotros lo aceptamos de buen grado, sobre todo teniendo en cuenta lo bien llevada que está la historia y lo sobresaliente en la ejecución de las secundarias. Porque, una vez más, disponemos de un gran abanico de misiones secundarias. Hay algunas que no tienen mucha importancia, pero la mayoría de ellas han logrado trascender hasta el punto de ofrecer una recompensa superior al amuleto o accesorio de turno.

Aunque esto ya lo vimos en God of War, en Ragnarök tienen un peso mucho mayor en la historia al revelar secretos muy importantes, profundizar en el lore de los personajes y el universo o, simplemente, completar algunas piezas del puzle general de la historia. Es más, en algunos casos nos dan alguna pista sobre lo que podría ser un futuro DLC o un nuevo juego de la franquicia.

Lo único malo es que, cuando vamos adquiriendo nuevas piezas, nos damos cuenta de que el sistema de equipo necesita un toque extra de profundidad. Se siente que no está del todo aprovechado, pues es demasiado sencillo por momentos. Aparte, la opción de mapa (la que usamos para guiarnos) no es muy práctica. Es precioso, pero no es demasiado funcional.

Aparte, hay secciones en las que es muy fácil desorientarse. Por poneros un ejemplo, hay un momento en el que llegas a una mina por la que muy complejo guiarse, aunque no es la única. El problema es que es muy fácil perderse y guiarse mediante el mapa no es posible. Inclusive, puede llegar a ser un poco desesperante. Se frena el ritmo en seco, das vueltas en círculos un rato… Y no es que se repita en exceso, pero pasa.

Una auténtica delicia audiovisual basada en la mitología nórdica

Estos últimos puntos son el Talón de Aquiles del que, para nosotros, es uno de los más firmes candidatos al GOTY de 2022, aunque esto es más una opinión personal que otra cosa. Sea como fuere, hemos disfrutado mucho de la experiencia, ya sea a través de su grandísima narrativa, su entretenidísimo sistema de combate o su gran puesta en escena. Porque esa es otra: God of War Ragnarök se ve precioso y se escucha de maravilla.

El trabajo audiovisual del estudio es una locura. Aunque se nota que es un juego transgeneracional que ha visto limitadas sus posibilidades por PlayStation 4, es un juego simplemente espectacular. Se ve increíble gracias a la gran dirección artística del equipo y el gran diseño de los 9 reinos. Porque, en efecto, en esta ocasión los visitaremos prácticamente todos, pudiendo disfrutar de una mayor variedad de biomas.

En su conjunto, Ragnarök entra mucho por los ojos, pero también te conquista por el oído a través de su espectacular banda sonora. Así pues, podemos decir que el conjunto de todos y cada uno de los elementos (incluyendo los efectos de sonido y las interpretaciones de sus actores de doblaje, como Ramón de Arana en el papel de Atreus) hacen de él una obra sobresaliente.

Análisis de God of WAr Ragnarök | Candidato al GOTY de 2022, indudablemente

En conclusión, que God of War Ragnarök es uno de los juegos que más hemos disfrutado a lo largo de nuestra vida. Es una auténtica obra maestra que, si bien no es perfecta —no existe juego que lo sea— lo tiene todo para conquistar a los más fervientes admiradores de Kratos y compañía. De principio a fin, lo tiene todo para convertirse en uno de los títulos más destacados de la historia.

Es más divertido que nunca y, aunque sacrifica parte de su violencia visceral y su sangrienta brutalidad —no os preocupéis, Kratos sigue descuartizando monstruos como si no hubiese mañana— en favor de otros puntos, consideramos que este era un cambio necesario. Junto con todo esto nos encontramos un gran plantel de personajes principales y secundarios, un mundo tremendamente bien construido y un contenido adicional de diez.

Y sí, no ha supuesto una revolución como pudo acontecer con God of War (2018), pero es que tampoco le hacía falta. No siempre es necesario romper el molde y acabar con cualquier modelo preexistente para hacer algo muy grande. Santa Monica lo ha demostrado con el que, para nosotros, es uno de los mejores juegos no solo de 2022, sino de los últimos años.

En resumidas cuentas, hablando desde una perspectiva más subjetiva, lo tiene todo para conquistar los Nueve Reinos. Es superdivertido y destaca, ante todo, por su gran narrativa, sus excelentes diálogos, su gran guion, su ritmo y su combate.

  • La narrativa. God of War Ragnarök es un portento a la hora de contar historias.
  • El elenco. La plantilla de principales y secundarios es brillante.
  • Las misiones secundarias y la campaña principal tienen una sinergia absoluta.
  • El desarrollo de sus personajes es de diez.
  • La banda sonora y el apartado gráfico triunfan por sí solos.
  • El combate es tan o más divertido que siempre e incluye novedades muy interesantes.
  • El mapa no es especialmente funcional y es fácil perderse en algunos puntos.
  • El sistema de armaduras, accesorios y forja necesita un pequeño repaso.

Dejar una respuesta

Please enter your comment!
Please enter your name here