Siendo sincero, no esperaba que tuviese que acabar citando a ATLUS y/o Stranger Things en el análisis de un videojuego completamente ajeno a ambos universos, pero creo que hay pocas maneras más atractivas de citar a Bloomtown: A Different Story de buenas a primeras. Desarrollado por Lazy Bear Games (los también creadores de Bandle Tale: A League of Legends Story y Graveyard Keeper) y Different Sense Games, se presenta como un RPG narrativo independiente que no pasa —ni mucho menos— desapercibido.
Bien acompañado de un apartado audiovisual simplemente genial, es un trabajo indie que destaca tanto por su personalidad como por los diversos homenajes y referencias que ofrece en casi todo momento. Destacan, sin duda alguna, Persona y Shin Megami Tensei, dos sagas de las que encontramos muy numerosas referencias en casi todo momento. Bien acompañado de un pixel-art de esos que llaman la atención desde el primer momento, no esconde sus orígenes.
Las reminiscencias a la ficción de Netflix sí que podrían pasar algo desapercibidas, aunque opino que son bastante obvias. A fin de cuentas, hablamos de un grupo de niños que se acaban involucrando —de buenas a primeras— en un misterio de origen sobrenatural; una niña del pueblo ha desaparecido y nadie sabe nada. Por supuesto, la policía no ha encontrado ninguna pista debido a que se encuentra en un plano alternativo llamado Ladoscuro. No obstante, esto es solo el principio, pues la trama se va complicando poco a poco hasta involucrar al pueblo entero.
Análisis de Bloomtown: A Different Story
La historia arranca con dos hermanos cualesquiera llamados Emily y Chester. Por problemas familiares, acaban pasando el verano en el pueblo de su abuelo, por lo que las perspectivas no son demasiado buenas. Son los años 60 y un lugar así no parece especialmente divertido para dos niños de ciudad. Sin embargo, ninguno de los dos tiene demasiado tiempo para aburrirse, pues desde el primer día —prácticamente— terminan involucrados en un gran misterio.
Las cosas escalan muy rápidamente, y antes de darse cuenta (visita a Lucifer a través del mundo de los sueños en el proceso) acaban investigando la desaparición de una muchacha a la que no conocen de nada. No estarán solos, pues al equipo pronto se unen dos personajes tan o más raros que el propio juego. El primer es Hugo, un perro que puede hablar —pero solo con algunas personas— y que cambia de ‘forma’ cuando entra a Ladoscuro. Allí no es un corgi cualesquiera, sino que camina a dos patas, está mamadísimo y puede usar hasta un lanzamisiles.
La segunda compañera que se les une es Ramona, una joven un tanto hiperactiva y con el pelo de color rojo (seguro que no soy el único que piensa en Scott Pilgrim frente a tal tesitura) que no tarda en mostrar su deseo de ayudar en la búsqueda. Vaya, que en cuestión de un par de días se monta un grupo de exploradores de lo sobrenatural que comparten un rasgo: algunos los llamarían ‘bichos raros’. Cuando conjuntas todos estos elementos, te sale algo parecido a Stranger Things, pero en un mundo de características pixel-art.
Un mundo social y sobrenatural muy rolero
Por supuesto, esto es solo el comienzo, ya que la trama se enreda poco a poco hasta engendrar una historia que, si bien no termina de sorprender del todo y puede ser algo lenta en determinados momentos, deja con un buen sabor de boca. En gran medida, esto es gracias a su gameplay, el principal responsable de que considere a Bloomtown como uno de los grandes indies de 2024. A grandes rasgos, hablamos de un RPG narrativo con componentes sociales en el que debemos superar distintos desafíos.
Los primeros nos recuerdan mucho a una partida de rol cualesquiera, pues se miden por los cuatro parámetros que podemos mejorar en Emily, nuestra protagonista. Son valor, aptitud, carisma e inteligencia, y cuanto más altos sean, más fácil será superar determinados desafíos. La mayoría de ellos son conversacionales, y van desde convencer a alguien de que visite nuestra casa y nos ayude a cultivar, hasta robar una manzana del suelo, pasando por engañar al gestor de un museo para venderle el cuadro de un supuesto artista impresionista.
Estos desafíos funcionan con nuestros parámetros, pero es la suerte quien determina su éxito. A fin de cuentas, cuando aparezca uno de estos, tendremos que elegir una opción concreta con un porcentaje de éxito predeterminado. Al seleccionarlo, tiraremos dos dados, y obtendremos una respuesta positiva o negativa en función de lo que saquemos. Así pues, incorpora cierto factor RNG, queriendo emular parcialmente las mecánicas de juegos tales como Chtulhu o Dungeons and Dragons, por ejemplo. Eso sí, lo hace de manera muy simplificada para que el sistema no sea demasiado complejo.
Personai y Shin Megami Tensei, los grandes referentes de un buen RPG
Se agradece, la verdad, pues le agrega cierta complejidad al juego, pero sin romper su misma esencia. A esta fórmula debemos agregarle la exploración del pueblo, el cual no es demasiado grande, y la interacción social con el resto de miembros del equipo y otros personajes del lugar. Por ejemplo, si interactuamos con el perro Hugo y realizamos ciertas acciones, podremos desbloquear habilidades especiales de combate. No es lo único en lo que nos ayudará, pues será él (como Morgana, en Persona 5) quien nos explicará cómo fabricar ganzúas para abrir puertas cerradas en Ladoscuro.
Aparte de todos estos desafíos, también tendremos otros muchos. Véase, por ejemplo, la recolección de determinados objetos para ir intercambiando unos por otros hasta obtener el que queramos, como la llave de una pista de béisbol que se cerró hace mucho tiempo por culpa de unas misteriosas desapariciones. En cierto modo, pues, podemos decir que Bloomtown también tiene algo de thriller, y la verdad es que le sienta bastante bien.
Todo sea dicho, ninguno de estos elementos es especialmente sobresaliente de manera independiente. La falta de recursos propia de un estudio indie marca de forma demasiado evidente el límite, por lo que a veces puede saber a poco. Pese a ello, funciona, y cuando lo combinas todo, el plato final es bastante apetitoso. Todo sea dicho, todavía nos queda un ingrediente: el combate. Si hay algo que me ha recordado a Persona, eso es el combate, y es que el sistema es muy, muy parecido.
Grandes referencias para un buen juego
Bien acompañado de una banda sonora puro ATLUS (voces femeninas entonando una canción relativamente animada en un entorno lúgubre), en Bloomtown lucharemos contra toda clase de demonios mediante combates por turnos en los que podremos realizar varias acciones. Además de usar pistolas de juguete como armas de fuego en Ladoscuro, dispondremos de un sistema de guardia, combates cuerpo a cuerpo y debilidades elementales. Además, dispondremos de la ayuda de unos demonios que nos podemos equipar.
Estos nos proporcionan tanto resistencias elementales como habilidades especiales dentro y fuera del combate. ¿Os suena? Seguramente lo hará todavía más si os digo que podemos capturar a estos mismos demonios cuando les golpeamos por su debilidad y son los últimos en el escenario, sumándolos a nuestras fuerzas para, o bien usarlos, o bien combinarlos con otros demonios para fortalecer a uno de ellos. La idea es puro Shin Megami Tensei, pero con un acabado visual con mucha personalidad y un entorno un tanto diferente. Sea como fuere, la esencia es la misma, y si has jugado a (por ejemplo) Persona 5 Royal, no dejarás de encontrar referencias al RPG.
Lejos de ser una copia, es un homenaje, aunque a veces es tan claro que hasta se desdibuja la personalidad del propio Bloomtown. Por momentos, piensas más en ATLUS que en Lazy Bear Games y Different Sense Games, cosa que no le sienta del todo bien. Pese a ello, el resultado final es bastante bueno. Si me preguntáis a mí, no me arrepiento lo más mínimo de haberlo probado, pues considero que es un gran juego. Eso sí, su sistema de guardado no me gusta demasiado, y es que no podemos elegir cuándo hacerlo en ranuras predeterminadas. Funciona solo por autoguardado, lo cual me parece un error.
Análisis de Bloomtown: A Different Story: conclusiones
Sobre todo porque, más allá de los homenajes, sabe encontrar su propio hueco. Al apostar por una estética pixel-art, todas esas reminiscencias se convierten en guiños con carisma propio. Eligiendo un estilo artístico tan, tan, tan diferente, logra separarse de aquellos juegos y series a las que homenajea. Sin duda, este ha sido su mayor acierto, pues no solo les asegura mantener su propia personalidad, sino que es precioso. Así es, Bloomtown es un juego que enamora por su apartado audiovisual.
Es muy, muy, muy bonito, y está repleto de detalles. Hay bastantes cosas por hacer (sin olvidarnos de que sigue siendo un indie y que, como tal, tiene sus límites) y da mucho juego. Inclusive, creo que sienta las bases de una posible franquicia. Salvando ciertos detalles, hasta opino que podría ampliarse de manera muy grata el juego mediante alguna expansión o DLC. Considero que su mundo es lo suficientemente rico como para hacer que nos apetezca regresar mediante nuevas aventuras. Personalmente, estoy muy contento con el juego, y considero que es una experiencia de calidad y con potencial para enamorar a un buen número de jugadores.
Teniendo en cuenta que cuesta 24,99 euros, entiendo que tiene un precio bastante atractivo. En ese sentido, opino que se merece una oportunidad. No obstante, antes de lanzarlos a la tienda de Steam, os informo de que hay una demo disponible, por lo que podéis echarle un ojo incluso antes de pasar por caja. Es un detallazo y, siendo sincero, creo que no hay mejor forma de entenderlo que probándolo uno mismo. Si no os apetece, os dejo con mi conclusión final: Bloomtown: A Different Story es un RPG muy entretenido y un videojuego muy capaz.
- La banda sonora, el apartado gráfico y la dirección artística son una maravilla.
- Coge lo mejor de Persona 5 y lo hace suyo.
- La historia es interesante a su manera.
- El gameplay es entretenido.
- El mundo que diseña tiene mucha personalidad.
- El sistema de guardado.
- A veces recuerda demasiado a los RPG de Atlus.
- Se notan los límites propios de un indie y en ciertas ocasiones se atasca un poco.