La última vez que vimos a Jennifer Walters, más conocida por su nombre de superheroína, She-Hulk; fue en «Civil War II» y no tenía buen aspecto. En el combate contra Thanos, que fue el detonante de los conflictos entre Carol Danvers y Tony Stark ya que James Rhodes acabó perdiendo la vida en él, resultó gravemente herida y por un momento llegamos a pensar que serían dos los superhéroes a los que perderíamos de vista en el universo Marvel, al menos, durante un tiempo. Ya sabemos que en este tipo de cómics los muertos suelen terminar por regresar a la vida, así que en realidad creo que no se sembró demasiada inquietud, mas resultaba sorprendente que nada más empezar el conflicto tuvieran lugar estas muertes. Sin embargo, no fue así.
Jennifer Walters consiguió sobrevivir, aunque a duras penas. Irónicamente, un superhéroe con el que contaba con gran amistad acabaría muriendo unos números después en «Civil War II». Así que, en conclusión, She-Hulk logró salir hacia delante. Mas ahora es una persona completamente diferente, debido a los dolores que ha debido afrontar y sobre todo a que ahora sus poderes están fuera de control. ¿Qué quiero decir con esto? Pues que ahora le pasa igual que a su primo Bruce Banner: si pierde el control de sus emociones, acabará convirtiéndose en She-Hulk. Antes era capaz de conservar la cordura, pero ahora…Sólo podemos esperar a leer su serie para saber lo que pasará. ¿Conseguirá volver a la normalidad? ¿O no podrá controlar sus transformaciones?
Pienso que esta nueva serie de She-Hulk va a resultar una interesante lectura. Ella siempre fue capaz de mantener el control, de hecho, se distinguió por ser una Hulk racional, capaz de establecer una conversación normal y conservar sus facultades mentales. Sin embargo, ahora tendrá que hacer frente a una situación similar por la que tuvo que pasar su primo Bruce Banner. ¿Será capaz de mantener al monstruo verde a raya?
